El Universal

La revolución croata en la maravillos­a Rusia 2018

- GERARDO VELÁZQUEZ DE LEÓN @gvlo2008 gerardo.velazquez@eluniversa­lbgwire.com.mx

Existen dos maneras de ver la Copa del Mundo de Rusia 2018. La primera, la gran organizaci­ón de un país del que se tenían muchas dudas para albergar un acontecimi­ento como éste, y aunque la barrera del idioma y las grandes distancias han complicado a los visitantes por momentos, la disposició­n de los rusos por ayudar a las personas ha ayudado a enriquecer todo lo sucedido en este último mes. Ha sido una Copa del Mundo estupenda, llena de calor.

Los seguidores de todo el mundo que vinieron por primera vez a Rusia se llevarán una imagen totalmente diferente a la que se tiene de esta nación, que aunque hay que decirlo, tiene un gobierno que busca controlar cada detalle en seguridad, servicios y vida social, no tiene nada que ver con los conceptos relacionad­os con la dureza y resaca del comunismo que se vivió aquí el siglo pasado.

Cuando la mayoría de nosotros pensaba que la opulencia y el estilo de vida acomodado, con lujos y lleno de grandes marcas solamente se vivían en las grandes ciudades de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania o Francia, resulta que Moscú es una urbe en la que se manejan enormes cantidades de dinero.

La segunda forma de cómo vivimos este Mundial es lo futbolísti­co y la decadencia de muchas de las seleccione­s que se considerab­an favoritas para pelear por el campeonato, así como de diferentes estrellas del balompié internacio­nal, quienes se suponía, llevarían a sus equipos hasta los más altos lugares, pero fracasaron en el intento y ahora tienen que ver a otros jugadores, con mayor calidad y sacrificio, por la televisión.

Después que seleccione­s como Alemania, España, Argentina y Brasil no sirvieron para maldita la cosa, se hizo un nuevo torneo con otras figuras, con otros futbolista­s que aunque ya tenían un lugar a nivel internacio­nal, se confirmaro­n como grandes alternativ­as de calidad sobre la cancha, ante la ausencia de otros como Cristiano Ronaldo o Lionel Messi, quienes volvieron a demostrar que son elementos de club y no de selección, con lo que vivirán el resto de su existencia.

Hoy hablamos de Antoine Griezmann, Kylian Mbappé, Luka Modric o Ivan Rakitic. A todos ya los conocíamos y sabíamos de su capacidad, pero en Rusia han demostrado la capacidad que los otros monstruos del balompié no han podido consolidar: la de ser verdaderos líderes de sus respectivo equipos.

Hoy son la envidia de muchos que tendrán que ver ese partido desde su sala o que de plano lo ignorarán para no sentirse poca cosa, debido a su incapacida­d para hacer algo más que toparse con una pared que los marcará por el resto de su existencia. Se termina la Copa del Mundo Rusia 2018, pero estoy seguro de que la final entre Francia y Croacia responderá a las expectativ­as que equipos como Brasil, Alemania, España y Argentina se encargaron de disminuir por la arrogancia y torpeza de sus jugadores y técnico. Será, sin duda, una gran final, con buen futbol y entrega, lo que el resto de esas estrellas no mostraron.

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