Las dos torres de Babel de Naucalpan
En Naucalpan existe un conjunto arquitectónico del siglo XVII que recuerda a la Torre de Babel. Estas estructuras fueron reconocidas por el INAH y hoy están en el olvido.
Al noreste de la Ciudad de México, en el estado de México, se encuentra una estructura arquitectónica cuyo origen data entre los siglos XVII y XVIII. Se trata del Acueducto de los Remedios, dentro del municipio de Naucalpan.
Tanto el acueducto como las torres que lo flanquean fueron construidos para abastecer de agua al pueblo de Los Remedios, que era conocido en la época virreinal por el templo religioso -hoy Basílica de Nuestra Señora de Los Remedios- y por sus terrenos irregulares; por lo cual fue sumamente difícil dotarlo del servicio de agua.
Por ello, las autoridades del siglo XVII construyeron un primer sistema hidráulico en la zona, cuyos respiraderos - o sifones- de 23 metros de altura funcionarían a partir de una tubería subterránea, que con la presión necesaria, llevarían el líquido de extremo a extremo.
Las condiciones del terreno hicieron necesario que las estructuras se encontraran a desnivel y se les empezó a llamar “torres” o “caracoles”, motes que han sobrevivido hasta la fecha. La razón del apodo es su forma: son torres escalonadas cuyas “plantas” van disminuyendo de diámetro conforme la altura.
Sin embargo, la topografía del sitio y los cálculos erróneos con la que se construyó este sistema lo hicieron inservible y nunca dotó de agua al pueblo de Los Remedios.
Años más tarde, el gobierno del virreinato retomó la idea del sistema hidráulico, descartó la idea de los sifones y mandó construir una arquería por la que viajaría el agua desde el pueblo vecino de San Francisco Chimalpa hasta Los Remedios. El acueducto contaba con 50 arcos de medio punto hechos con cantera del mismo sitio y que sumaban una longitud de más de 500 metros.
Una vez más, el sistema no funcionó y por el acueducto nunca corrió agua. Tanto los “caracoles” como la arquería, perduraron por la calidad de su hechura y lograron ser reconocidos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como patrimonio cultural.
En las décadas de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, el Acueducto de Los Remedios y los “caracoles” eran un sitio turístico donde familias enteras se subían a caminar o simplemente acudían a contemplar la vista desde 20, 30 o 40 metros de altura, ya que los arcos estaban desnivelados.
En aquella época, Los Remedios lucía casi despoblado, por lo que no es difícil imaginar la calma que traía a sus visitantes el paisaje lleno de cerros, nopaleras, árboles, un acueducto y el templo.
Como en muchas partes del país, la mancha urbana no cedió y, poco a poco, el paisaje casi desértico de la zona empezó a cambiar y a contar con decenas de casas y comercios. Los arcos y los “caracoles”, pasaron a ser parte de rutas viales sin ningún tipo de cuidado o arreglo como el que luce el Acueducto de Querétaro, a pesar de estar registrado en el INAH como conjunto artístico del siglo XVII.
Hace una década, en febrero de 2008, nuestra compañera Rebeca Jiménez Jacinto informaba que la construcción de “una obra hidráulica” -irónicamente- estaba por afectar a uno de los sifones: “los caracoles del Acueducto de los Remedios, obra arquitectónica del siglo XVII, fueron afectados por el Organismo de Agua Potable Alcantarillado y Saneamiento (OAPAS) que perforó un pozo y construyó una barda de seis metros de altura junto a este monumento histórico”, le leía en su nota.
Jiménez recogió testimonios de vecinos, quienes rechazaban que un organismo del gobierno pusiera una barda alrededor de uno de los íconos de su municipio: “cuando vimos que la barda tapó el caracol, exigimos a los trabajadores que la derribaran y pararan la obra que afecta el conjunto escultórico”. Sin embargo, sus exigencias no fueron escuchadas y hasta hoy, el caracol al norte del municipio luce bardeado, teniendo como vecino un respiradero de la OAPAS.
El otro caracol, está al otro extremo del acueducto, centrado en una plaza - también escalonada- que luce descuidada; con un par de juegos infantiles en una planta y canchas de futbol o basquetbol en la otra.
En lo que respecta al Acueducto, su arquería es utilizada para dirigir el tránsito, algunos arcos tienen graffitis sobre la cantera, sin mencionar la basura tirada en las áreas verdes de su alrededor. Hoy, muy pocos se atreven a caminar sobre esta estructura.