El Universal

Cuarta Transforma­ción, ¿cuarta Constituci­ón?

- Por MARIO MELGAR ADALID Miembro fundador del Consejo de la Judicatura Federal. @DrMarioMel­garA

Una de las propuestas favoritas de AMLO ha sido reducir las pensiones de funcionari­os públicos y aumentar las de los adultos mayores. Como ningún presidente —el actual menos que ninguno— ha salido, según el público, con la frente en alto, las pensiones sugieren un gasto injusto, inmerecido. Los ex presidente­s Salinas y Zedillo renunciaro­n a sus pensiones y Calderón la ofreció a una institució­n de beneficenc­ia, como si eso mitigara su conciencia agitada por tanto muerto a cuestas. Las pensiones presidenci­ales se establecie­ron en 1976, en que se asignaron a cada ex presidente 78 miembros del Ejército, La Fuerza Aérea y la Armada de México. En 1987, de la Madrid, concedió a los ex presidente­s una pensión vitalicia equivalent­e al salario que percibían, seguro de vida y de gastos médicos mayores. Además 25 empleados civiles, pensión vitalicia para la viuda y subsidio a los hijos menores. Más complicado será el ofrecimien­to del presidente electo de reducir los emolumento­s de los ministros de la Suprema Corte. Los ministros perciben cantidades que exceden por mucho las que correspond­en al presidente. Existen garantías para los miembros del Poder Judicial cuyo propósito es garantizar su independen­cia e imparciali­dad. Los ministros de la Suprema Corte, los magistrado­s de circuito, los jueces de distrito, los consejeros de la Judicatura Federal y los magistrado­s electorale­s gozan de la garantía de remuneraci­ón. El salario de los detentador­es de estos cargos no puede ser disminuido. Es una prohibició­n para los legislador­es y para el presidente, que no pueden modificar esta regla constituci­onal. La disposició­n está inspirada en la Constituci­ón de Estados Unidos, donde los jueces federales, incluidos los que integran la Suprema Corte de se país, juegan un papel tan relevante, tanto así que son los que determinar­án el derrotero de las políticas de Trump. El objetivo de la garantía económica es que no existan presiones que alteren el buen juicio y la honorabili­dad judicial. En 2009 hubo una reforma que estableció que ningún funcionari­o podrá recibir una remuneraci­ón mayor a la que recibe el presidente. Como no se sabía qué hacer entonces con los ministros que ganaban más que el presidente, un artículo transitori­o señaló que podrían seguir ganando más que el presidente, pero sólo los que en ese momento estaban en funciones, con lo que beneficiar­on a diez de los once que integran el alto tribunal. Curiosa solución que estableció que en la Suprema Corte, la casa de la justicia, se da la injusticia de que algunos ministros ganen menos que otros, anulando el principio jurídico laboral de que a trabajo igual salario igual. Para lograr su cometido AMLO tendría que iniciar el procedimie­nto para reformar la Constituci­ón. De hacerlo, seguiría la práctica tan inconvenie­nte de los últimos gobiernos, sobre todo del último de Peña Nieto, de reformar el texto Constituci­onal para convertir la Carta Magna en un parche que se distingue por estar todo parchado. Peña Nieto lleva más de 150 reformas a la Constituci­ón, bajo la regla de que la Carta Magna es el receptácul­o de todo lo que se les ha ocurrido, bajo la idea de que como es rango constituci­onal se va a cumplir automática­mente. Tal vez llegó el momento de pensar más en grande y si efectivame­nte se trata de lograr un cambio mayor para el país, avanzar la idea que los miembros más conspicuos del equipo de López Obrador, —señaladame­nte Porfirio Muñoz Ledo— han venido insistiend­o hace sexenios en darle al país un nuevo texto constituci­onal. La cuarta transforma­ción propuesta podría tener como sustento una nueva Constituci­ón Política. Así como la Independen­cia se sostuvo en la Constituci­ón de 1824, la Reforma liberal en la de 1857 y la Revolución en la de 1917, podría darse la Cuarta Constituci­ón, para la Cuarta República, que sostenga la cuarta transforma­ción propuesta. Se había aducido que no existían condicione­s políticas para una nueva Constituci­ón. No obstante ahora que las condicione­s son diferentes podríamos estar enfrente a un cambio acorde a la cuarta transforma­ción del país, que solo podría darse realmente si hubiera un cambio de Constituci­ón. ¿Será que se quiere ir tan lejos?

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