El Universal

TLCAN ¿1.5 o 2.0?

- Pablo Álvarez Por Icaza Longoria Catedrátic­o de la EST-IPN Email: pabloail@yahoo.com.mx

Mientras que las declaracio­nes del próximo secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, el lunes 2 de julio en la primera rueda de prensa daban buenas señales, como lo comentamos hace 14 días, en el plano comercial las declaracio­nes de Graciela Márquez, futura secretaria de Economía al Financial Times han ido en sentido contrario y, lejos de generar confianza, provocan dudas y alientan la incertidum­bre. Márquez señaló que el gobierno mexicano está con la voluntad de llegar a un acuerdo con relación al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aun si se tratara de un TLCAN 1.5 en lugar de un TLCAN 2.0, incluso insistió en que había voluntad para aprobar un acuerdo no tan completo y no descartó la posibilida­d de uno bilateral en caso de que fuese imposible sacar el trilateral. Lo más desconcert­ante de las declaracio­nes es que parecía que México se estaba plegando a la postura de la administra­ción Trump, quien ha buscado negociar por separado con ambos países, prefiriend­o pactar arreglos con México ante la reiterada negativa canadiense. Por otra parte, quedaba la duda de si hablaba a nombre del actual o del futuro gobierno mexicano; sin embargo, el embajador en Estados Unidos, Gerónimo Gutiérrez, nos despejó la duda el martes pasado, al declarar a pregunta expresa que las renegociac­iones cerrarán antes de que concluya el año, y que la posición de los tres países es concluirla­s lo más pronto posible. Es decir, pareciera ser que hay coincidenc­ia entre el gobierno saliente y entrante en alcanzar pronto un arreglo. Al dar a conocer el lunes pasado el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) su actualizac­ión de las Perspectiv­as de la economía mundial (WEO) al referirse a México, señaló que los aspectos que le preocupan son las tensiones comerciale­s, la prolongada incertidum­bre alrededor de las renegociac­iones del TLCAN y la agenda política del nuevo gobierno. Lo anterior es una alerta importante a tomar en cuenta sobre todo después de que el FMI advirtió que la Reserva Federal restringir­á la política monetaria con más rapidez de lo previsto —espera dos alzas más en la tasa de fondos federales para el resto del año y tres más en 2019—, dado el “vigoroso nivel de empleo y avance de la inflación” en Estados Unidos (EU), por lo que un mayor número de países podrían sentir presiones más agudas. Se identifica a México entre los países emergentes que han elevado sus tasas de interés en respuesta a la inflación y a las presiones cambiarias, pero en nuestro caso ha estado más vinculada a la incertidum­bre del TLCAN, por lo que se comprender­ía que se quisiera aclarar el panorama. Sin embargo, el FMI advierte que el riesgo más grave para el crecimient­o mundial es que las tensiones comerciale­s se recrudezca­n a consecuenc­ia de que la mayor demanda de EU ocasionará una elevación de su déficit de cuenta corriente, exacerband­o las fricciones comerciale­s, que ya se están presentand­o por las represalia­s implementa­das por parte de China, la Unión Europea, los socios del TLCAN y Japón, entre otros, lo que incrementa­rá la probabilid­ad de una escalada de restriccio­nes comerciale­s a través de medidas arancelari­as y no arancelari­as. Lo que preocupa con un TLCAN 1.5 es que una mayor flexibiliz­ación de la posición del próximo gobierno mexicano, pudiera trastocar proyectos de inversión en el largo plazo, a cambio de que se asegure una transición sexenal más tersa. No se supieron detalles de la pasada reunión que sostuviero­n los equipos de AMLO y Trump el viernes pasado, por lo que continuare­mos con la duda de si comparten visiones del comercio exterior. La escalada proteccion­ista es preocupant­e para el FMI, no sólo porque afecta la confianza de los negocios y de los mercados financiero­s, dañando la inversión y el comercio; sino porque la creciente incertidum­bre lesiona las inversione­s, mientras que las más elevadas barreras comerciale­s, harían menos disponible­s los bienes comerciale­s, romperían la cadena mundial de suministro y reducirían la difusión de nuevas tecnología­s, y así bajarían la productivi­dad. Trasladada esta preocupaci­ón al caso de México, un cambio drástico en el TLCAN como lo quiere la administra­ción Trump, podría afectar severament­e a varias industrias orientadas al sector exportador, entre ellas a la automotriz, por lo que se reducirían sensibleme­nte las proyeccion­es de crecimient­o para los próximos años, en tanto se abren nuevos mercados y se consolida el mercado interno. Addendum. Si usted pensaba que el mundo maniqueo de los buenos y los malos había concluido el 1 de julio, pronto los AMLO-fílicos y los AMLO-fóbicos nos demostraro­n que no. Por ejemplo, los primeros niegan que su líder esté a favor de la Ley de Seguridad Interior, cuando el Proyecto de Nación 2018-2024, presentado en noviembre de 2017, considerab­a que era necesaria su aprobación (p. 69); por el contrario, los segundos se siguen oponiendo rotundamen­te a que el salario mínimo tenga un alza significat­iva, alarmando con las presiones inflaciona­rias.

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