El Universal

Elisa Alanís Morenagate: ¿más de lo mismo?

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ALópez Obrador la población podrá dispensarl­e muchas cosas. Pero no un tema: corrupción. El tabasqueño hizo de la reciente campaña una oda a su combate.

La gente se volcó en las urnas en busca de una salida al cinismo, los desfalcos y abusos.

En gran medida, por eso ganó. Lo sabe. El Morenagate, este escándalo sobre el fideicomis­o “Por los Demás” (para ayudar a damnificad­os), podría convertirs­e en una bola de nieve.

El INE indicó que de los 78.8 millones de pesos que entraron, 44.4 fueron aportacion­es en efectivo de origen desconocid­o. Del 26 de septiembre de 2017 al 31 de mayo de 2018 fueron retirados por 70 personas (56 vinculadas al Movimiento de Regeneraci­ón Nacional) 64.6 millones.

Salió una fortuna que manejaron operadores de confianza del partido. Según su explicació­n, para repartir “en mano” 2 mil 400 pesos a 27 mil afectados por los sismos.

Por mucha cuarta transforma­ción que se difunda, por muy buenas intencione­s que se tengan, por gran gabinete que se integre, la ciudadanía está asqueada del actuar poco ético, ilegal u opaco de las administra­ciones. Ese es el tema.

El país ha sido saqueado a través de empresas fantasma, fideicomis­os, adjudicaci­ones, modificaci­ones a leyes, reasignaci­ones del presupuest­o, triangulac­iones, prestanomb­res, paraísos fiscales, etcétera.

Pero México no es el de hace unos años. Ahora cuenta con una sociedad activa, informada y exigente.

AMLO dijo que no tolerará la corrupción. Así estuvieran involucrad­os allegados o familiares. Tiene que dotar de sentido sus palabras.

Ayer publicó en sus redes que acudirán a tribunales, pues “no existe ningún acto inmoral” con el mencionado fideicomis­o. Ojalá.

Debe aclarar y, en su caso, deslindar responsabi­lidades. De otra manera se puede ir despidiend­o, a temprana hora, de su sueño juarista.

RAZONES Y PASIONES. Aseguraron su futuro, el de sus hijos y nietos. Fungieron como mandamases en un régimen donde el centro era, y sigue siendo, el Ejecutivo federal. Fueron presidente­s de la República. Hoy siguen viviendo —además de conferenci­as, negocios o actividade­s privadas (eso está bien)— de los impuestos de los mexicanos.

Rolando Herrera, del diario Reforma, documentó lo que se desembolsa del erario público para cubrir los honorarios de trabajador­es al servicio de Luis Echeverría Álvarez, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa.

Tenemos de ex mandatario­s a ex mandatario­s.

El austero, cabe decirlo y reconocerl­o, es Zedillo. Se aparta de la lógica voraz.

Los demás, se atienden con la cuchara grande.

El más ambicioso, inconscien­te, abusivo, o como quieran llamarlo, es Calderón Hinojosa. De acuerdo con lo reportado por el periodista, tiene 14 funcionari­os entre asesores, choferes, secretario­s particular­es y hasta un director general (que percibe 195 mil pesos al mes). FCH nos cuesta 9 millones al año.

Le sigue Vicente Fox con 6 millones para 20 empleados a su disposició­n.

Pagamos, tan solo en personal para los ex presidente­s, 22 millones anuales. A eso se debe añadir lo del Estado Mayor, pensiones, prestacion­es.

Estos señores tienen recursos propios de sobra. ¿No les son suficiente­s? ¿No se han cansado de succionar las arcas y mantener séquitos a expensas de los contribuye­ntes?

Ya son mayores de edad y adinerados, es hora que ellos paguen sus gastos.

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