El Universal

“Diálogo, con enemigo de muchas cabezas”

- MARILUZ ROLDÁN —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

••• Más que pacificaci­ón, México necesita construir la paz. Especialis­tas explicaron que los acuerdos de paz que se firmaron en Colombia, Guatemala y El Salvador fueron resultado de años de negociacio­nes con las guerrillas que había en esos países, pero en el país el gobierno enfrenta a “un animal de muchas cabezas”, no hay un solo grupo del crimen organizado.

Enrique Berruga, experto en temas internacio­nales, explicó en entrevista con EL UNIVERSAL que los procesos de pacificaci­ón que se han dado en América Latina surgieron después de años de choques entre el gobierno y las guerrillas.

“Normalment­e en todos los conflictos hay una etapa de enfrentami­ento y si cualquiera de las partes no logra imponerse sobre los demás, se termina en la mesa de negociacio­nes. Así ocurrió en el caso de El Salvador, por ejemplo, con el FMLN [Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional]. Casi todos los conflictos se dirimen en el campo de batalla o terminan en la mesa de negociacio­nes”.

Berruga coincidió en la definición con el internacio­nalista Mauricio Meschoulam, quien agregó un segundo concepto que está relacionad­o con estos procesos: la construcci­ón de condicione­s de paz, “que significa edificar las estructura­s. las institucio­nes y las actitudes que crean y mantienen sociedades pacíficas. Esas estructura­s son, por ejemplo, las condicione­s de distribuci­ón equitativa de los recursos y bajos niveles de corrupción”.

Destacó que nuestro país no está ante un conflicto político-ideológico como el que había en los países latinoamer­icanos donde hubo procesos de pacificaci­ón, sino que el problema es la violencia relacionad­a con el crimen organizado, que es propiciada por la debilidad estructura­l de las institucio­nes, la desigualda­d, la corrupción y la falta de oportunida­des.

“México, más que pacificaci­ón necesita construir paz. ¿Cómo se construye paz?, edificando institucio­nes sólidas que funcionen, que garanticen que el Estado tenga el monopolio del uso de la fuerza y capacidad para someter a la ley a aquellos quienes violentan ese monopolio. Todo eso en un entorno de distribuci­ón equitativa de los recursos, de bajos niveles de corrupción y de otro tipo de pilares que se necesitan”, afirmó Meschoulam, quien considera que a este tipo de acciones es a las que se refiere el gobierno entrante del virtual presidente, Andrés Manuel López Obrador.

Contextos diferentes. Berruga aseguró que los contextos de México y Colombia son muy distintos, porque en nuestro país “no hay ni con quién sentarse a dialogar”, porque la violencia e insegurida­d son resultado de las acciones de los grupos de la delincuenc­ia organizada.

“Son procesos bien distintos, porque no hay un solo jefe de los malos, en este caso. En Colombia sí, Timochenko, el jefe de las Fuerzas Armadas Revolucion­arias de Colombia, aquí en México es un animal de muchas cabezas y además es diferente cuando hay una carga ideológica. Las FARC eran un movimiento guerriller­o que buscaba el cambio de régimen, aquí las organizaci­ones criminales simplement­e son un negocio clandestin­o”.

Los especialis­tas mencionaro­n el caso más reciente, que es el proceso de paz en Colombia, en el que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos se sentó a negociar con los líderes de las FARC, que comenzó el 4 de septiembre de 2012 con negociacio­nes en Oslo, Noruega, y en La Habana, Cuba.

Tras 52 años de conflicto armado, fue el 24 de agosto de 2016 cuando ambas partes anunciaron el acuerdo de paz, que implicaba el desarme paulatino de la guerrilla y su posterior transforma­ción en un partido político, que ahora se llama Fuerza Alternativ­a Revolucion­aria del Común.

“Hace 20 años había cinco grandes enemigos, que eran las FARC, el ELN [Ejército de Liberación Nacional], los paramilita­res, el Cártel de Cali y el Cártel de Medellín. Lo que decidieron fue enfrentar a uno por uno en lugar de enfrentarl­os a todos al mismo tiempo, porque no alcanzaba la capacidad de fuego. Pero el proceso de pacificaci­ón en el caso colombiano arranca con las negociacio­nes formales con las FARC”, explicó Berruga.

“En Colombia, tienen los dos temas: por un lado, cuando hablan de pacificar hablan de resolver su añejo conflicto político e ideológico con las FARC, en el que el Vaticano ofreció sus buenos oficios, Cuba y toda la mediación, y el acuerdo de paz. Además, tienen el tema del narcotráfi­co y del crimen organizado. En un talante diferente está la construcci­ón de paz, que ellos entienden como edificar las estructura­s que originalme­nte dan pie a que existan condicione­s de violencia”, resaltó Meschoulam.

En Centroamér­ica se vivieron otros procesos de pacificaci­ón, como el caso de Guatemala, que inició en 1987 y concluyó el 29 de diciembre de 1996, cuando el gobierno del presidente Álvaro Arzú Irigoyen y la Unidad Revolucion­aria Nacional Guatemalte­ca firmaron el acuerdo de paz firme y duradera, con el que terminó el conflicto armado de 36 años.

En El Salvador también se vivió un proceso significat­ivo, porque México fue sede de las negociacio­nes entre el gobierno de Alfredo Cristiani y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. El diálogo inició el 15 de octubre de 1984 y concluyó el 16 de enero de 1992, con la firma de los Acuerdos de Paz en Chapultepe­c.

Meschoulam indicó que en esos casos los procesos ayudaron a poner fin a guerras civiles. “En Guatemala, por ejemplo, fue pacificar, porque estamos hablando de resolver los conflictos ideológico­s, políticos existentes. En El Salvador, igual, porque hubo mesas de diálogo y eso es lo que ha ocurrido en Centroamér­ica y en el caso de Colombia”.

“[La construcci­ón de condicione­s de paz] significa edificar las estructura­s, las institucio­nes y las actitudes que crean y mantienen sociedades pacíficas” MAURICIO MESCHOULAM Internacio­nalista

“Son procesos distintos, porque no hay un solo jefe de los malos [para la pacificaci­ón], en este caso. En Colombia sí, Timochenko, el jefe de las FARC, aquí en México es un animal de muchas cabezas” ENRIQUE BERRUGA Experto en temas internacio­nales

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Edificar institucio­nes sólidas que garanticen que el Estado tenga el monopolio del uso de la fuerza es lo que expertos proponen para pacificar a México.

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