Extracción, refinación y déficit comercial petrolero
En el periodo de enero a mayo del año en curso la balanza comercial petrolera registra un déficit de 8 mil 94 millones de dólares. En los primeros cinco meses de 2018 las importaciones petroleras casi duplican a las exportaciones en esa materia.
En la prensa se difunden diversas noticias que dan cuenta de la acumulación de problemas en esa actividad productiva, destacando el componente importado para el funcionamiento de la economía en el país.
Disminuye la extracción de hidrocarburos, aumenta la importación de gasolinas y diésel, se reduce la producción y crecen las importaciones de petroquímicos en tal magnitud que afectan los precios. Esos problemas se manifiestan en la situación que presenta la balanza comercial en 2018, semejante a la del año anterior.
En 2017 se alcanzó un superávit en la balanza comercial no petrolera que se esfumó con el déficit con el exterior en las cuentas de la industria de los hidrocarburos.
A mayo de 2018 el déficit en materia de petróleo duplica el superávit en lo que resta de las cuentas con el exterior, ello no obstante que hace tres años y medio se inició la ejecución de la reforma energética.
A nivel macroeconómico es un dato que implica dificultades superiores para financiar al aparato productivo del país e implica contar con mayores recursos financieros del exterior para cerrar las cuentas financieras del país.
Según información de Pemex en mayo el petróleo crudo extraído fue un millón 867 mil barriles diarios, continuando con la tendencia decreciente que se observa desde hace varios años.
El 57.8% es petróleo pesado y tan sólo 11.2% es súper ligero, lo que complica su uso en refinación en México, considerando las características de las refinerías que hay en el país. La cantidad de hidrocarburos que se exporta es de un millón 222 mil barriles diarios, lo que equivale a 65.4% de lo extraído.
En 2015 se exportó una cantidad semejante de petróleo crudo, pero equivalía a 51.7% de lo extraído. En 2013 la cifra es aún menor, exportando lo mismo, representa 47.1% del crudo que se extrajo. La mayor parte, más de 50%, se exporta a Estados Unidos.
Por otro lado, las ventas de gasolinas en el país no se han incrementado demasiado en años recientes. En 2015 son 792 mil barriles diarios; en 2017, 797 mil y en mayo de 2018, 800 mil, la mayor parte de gasolina magna (85% del total). Sin embargo, si desde hace años se producía en México tan sólo una parte del consumo nacional de gasolinas, en años recientes se ha reducido aún más la producción.
En mayo de 2018 se elaboraron en el país 245 mil barriles diarios de gasolinas, es decir 30.6% de las ventas de gasolinas en el mismo mes. Son cifras que se mantienen desde hace algunos meses e incluso hay algunos con menor refinación.
En diésel es una situación semejante; por ejemplo, en mayo de 2018 se reporta una cifra diaria que equivale a 53% de los barriles diarios elaborados en 2015.
En conjunto estos hechos son los que principalmente explican el déficit en la balanza comercial petrolera. A ello se agrega la sistemática reducción en la producción de petroquímicos desde 2013 a la fecha.
Pemex reporta que desde 2015 los recursos financieros producto de las exportaciones de petróleo crudo son menores que los utilizados para las importaciones de petrolíferos, incrementándose cada vez más la diferencia. México es desde hace años el país que más gasolina compra a Estados Unidos, alrededor de 49% desde 2012 a 2015.
Sin embargo, en 2017 la cifra aumentó y Estados Unidos vendió a México 56.3% de sus exportaciones totales de gasolina. Ningún otro país le compra una cantidad semejante. Después de México se sitúa Guatemala con una cifra que es menor a 10% de lo que importa México, es decir de lo que importa Pemex. Es necesario aumentar en un plazo breve la extracción de petróleo crudo para destinarlo a la refinación en México.
También es imprescindible reconfigurar las refinerías con las que cuenta el país para lograr incrementar la producción de petrolíferos. En este escenario también es importante recuperar una mayor capacidad en la producción de petroquímicos, principalmente de aquellos de amplio uso en el país. Además del impulso a la actividad económica que este conjunto de acciones tiene, también mejora la balanza comercial y con ello genera condiciones para un crecimiento mayor de la economía.