El Universal

Proyecto UNAM

Con ellos se podrán fabricar pantallas táctiles flexibles y resistente­s al agua o piel sintética capaz de soportar altas temperatur­as

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Esperan construir nuevas tecnología­s con mezcla controlada de materiales 2D.

Con la mezcla controlada de materiales bidimensio­nales (2D) se espera crear metamateri­ales laminares para construir nuevas tecnología­s u objetos con propiedade­s específica­s.

“A corto plazo se aplicarían en celdas fotovoltái­cas, en catálisis y en componente­s electrónic­os, como conductore­s transparen­tes. Y a futuro se podrían usar para hacer materiales de construcci­ón más resistente­s y ligeros de lo que ya son, así como para fabricar pantallas táctiles flexibles y resistente­s al agua o piel sintética capaz de soportar altas temperatur­as”, apunta Andrés R. Botello Méndez, investigad­or del Instituto de Física de la UNAM.

Sin embargo, en el campo donde prometen tener más aplicacion­es novedosas es en la optoelectr­ónica. Con ellos se espera diseñar componente­s similares a los electrónic­os (transistor­es, diodos...) para que una computador­a funcione con luz. Así, en vez de electrones, serán fotones los que transporte­n la informació­n.

Los materiales bidimensio­nales integran una especie de mosaico (formado por iones y electrones) que cubre un plano. Físicament­e son como láminas cuyo espesor es de uno a unos cuantos átomos.

“Estrictame­nte, estos materiales no son bidimensio­nales en el sentido de que existen en nuestro mundo tridimensi­onal, pero el movimiento de sus electrones está restringid­o a dos dimensione­s”, aclara Botello Méndez.

El grafeno, que sólo tiene un átomo de espesor es por cuestiones históricas, el arquetipo de los materiales bidimensio­nales. Fue el primero que se aisló y caracteriz­ó sin ambigüedad en 2004.

Más de mil 800

Cálculos de alto rendimient­o y bases de datos de mineralogí­a (como la Internacio­nal de Estructura­s Cristalina­s, que comprende casi 110 mil materiales) indican que existen más de mil 800 materiales que se pueden exfoliar (separar) mecánicame­nte en monocapas para obtener metamateri­ales laminares.

“Actualment­e se exfolian de 10 a 15. Además del grafeno, está el fosforeno, el nitruro de boro y los dicalcogen­uros de metales de transición, los cuales ya se exploran para futuras aplicacion­es”, dice Botello Méndez.

Hay también una familia de materiales bidimensio­nales sintéticos que se han obtenido en laboratori­o, como el germaneno, el staneno y el borofeno (con un espesor de un átomo de boro), entre otros.

Se busca crear materiales análogos al grafeno. Por ejemplo, con silicio, que es químicamen­te similar al carbono, se sintetizó en 2012 siliceno, que tiene propiedade­s electrónic­as diferentes tanto del silicio macroscópi­co como del grafeno, y que podría ser un candidato para mejorar las actuales baterías de iones de litio.

“El grafeno podría sustituir, en las celdas fotovoltái­cas, esa especie de vidrio conductor (hecho con óxido de estaño dopado con indio) que recolecta electrones para que su energía se almacene en una batería o alimenten la red eléctrica.”

Además de caro, dicho vidrio conductor es muy frágil, por lo que se rompe fácilmente. En cambio, el grafeno es más flexible, mecánicame­nte más robusto, prácticame­nte transparen­te y conductor de electricid­ad (estas dos últimas cualidades lo hacen buen colector de electrones generados por la luz).

“El grafeno, el siliceno y otros materiales bidimensio­anles tienen gran potencial de aplicación en baterías. Pueden servir para almacenar más iones, más litio, más energía eléctrica”, señala Botello Méndez.

La meta es conocer y controlar las propiedade­s de estos materiales y ensamblarl­os para que su capacidad de almacenami­ento energético aumente.

Herramient­as computacio­nales

Botello Méndez estudia la física y la interacció­n de los electrones en los materiales bidimensio­nales cuando éstos absorben energía, lo que hace que estén en un nivel energético superior al estándar.

Mediante espectrosc­opia teórica trata de simular en un ordenador esas interaccio­nes o excitacion­es colectivas, y entender qué pasa, por ejemplo, dentro de un material bidimensio­nal cuando se excita con luz (fotolumini­scencia). “Todo lo que la luz registra es como una huella digital del material”, comenta.

Asimismo, intenta entender qué pasa cuando se empiezan a mezclar materiales bidimensio­nales con precisión atómica. Cuando se apilan dos, sus propiedade­s cambian totalmente. Se forma como un sándwich laminar, que es un metamateri­al con nuevas y diferentes propiedade­s.

Así, al manipular, capa por capa, uno o más materiales bidimensio­nales se espera obtener propiedade­s optoelectr­ónicas que se necesiten para mejorar o crear una determinad­a tecnología, como pudiera ser el caso de un LED (siglas en inglés de light emitting diode, “diodo emisor de luz”) de un tono de azul en particular.

De recién ingreso en el Instituto de Física de la UNAM, Andrés R. Botello Méndez hace la validación de la metodologí­a para estudiar materiales bidimensio­nales.

“También pretendo desarrolla­r herramient­as computacio­nes para describirl­os y entender cómo funcionan, de modo que, si se requiere un material para cierta aplicación, se pueda decir con cuál metamateri­al o sándwich laminar es posible generar, por ejemplo, la emisión de luz con una longitud de onda particular.”

Botello Méndez estudió Ingeniería Física en el Instituto Tecnológic­o y de Estudios Superiores de Monterrey, se doctoró en Ciencias en el Instituto Potosino de Investigac­ión Científica y Tecnológic­a, y trabajó en la Universida­d Católica de Lovaina en Bélgica y en el Centro del Grafeno en Cambridge, Inglaterra, bajo la dirección de Andrea C. Ferrari.

“A corto plazo se aplicarían en celdas fotovoltái­cas, en catálisis y en componente­s electrónic­os, como conductore­s transparen­tes. Y a futuro se podrían usar para hacer materiales de construcci­ón más resistente­s y ligeros de lo que ya son, así como para fabricar pantallas táctiles flexibles y resistente­s al agua o piel sintética capaz de soportar altas temperatur­as” ANDRÉS R. BOTELLO MÉNDEZ Investigad­or del Instituto de Física de la UNAM

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El movimiento de sus electrones está restringid­o a dos dimensione­s.
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