Se fue una musa
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En la industria de la moda, una musa suele ser una mujer que encarna el ideal de un diseñador tanto por su figura como por su personalidad. Algunas de ellas, sin embargo, trascienden ese papel y se convierten en creadoras por derecho propio. Hace unos días, el intelecto de una de esas musas, Annabelle Neilson, se apagó para siempre luego de su muerte por un ataque cardíaco.
Neilson, de 49 años, fue encontrada sin vida por paramédicos en su departamento en Chelsea, Londres, tan solo unos días de volver de unas vacaciones. A pesar de que se había mantenido relativamente alejada de la industria de la moda en sus últimos años, la socialité mantenía amistades con algunas de las figuras más importantes del modelaje británico, como Kate Moss, además de diseñadores como John Galliano y el fallecido Alexander McQueen.
La vida de Neilson estuvo llena de altibajos, los cuales navegó con una fuerza de carácter que impresionaba a sus conocidos: cuando tenía apenas 16 años, un desconocido la secuestró y golpeó repetidamente, y aunque logró escapar tuvo que recurrir a cirugía reconstructiva. Este suceso la dejó con un fuerte trauma psicológico y emocional del que intentó escapar a través de la adicción a la heroína.
Luego de rehabilitarse e iniciar en el modelaje, Neilson comenzó una nueva vida con Alexander McQueen, a quien conoció gracias a la legendaria editora de moda Isabella Blow y quien contribuyó monetariamente y con inspiración para que su firma triunfara. “Alexander había pasado por un dolor similar. Él me entendió; nosotros nos entendimos. La verdad es que era más feliz con Lee que con cualquier otro. Me pidió que me casara con él unos días antes de morir y le dije que no. Desearía haber dicho que sí”, comentó en 2015.
Además de McQueen, Neilson era muy cercana a John Galliano, quien la consideraba como parte de su grupo de colaboradores, junto con otras figuras de la escena británica, como el artista visual Damien Hirst y la actriz Sadie Frost. Descanse en paz.