El arte de lavarse el pelo
Podría parecer lo más sencillo del mundo, pues lo hacemos todo el tiempo, pero va más allá de solo aplicar un shampoo
El lavado del pelo también forma parte de nuestra rutina de belleza. Sin embargo, algunas omisiones podrían afectar la apariencia y salud tanto del pelo como del cuero cabelludo. Con esta sencilla guía podrás ver si estás siguiendo una rutina adecuada o debes corregir errores:
Composición de tu shampoo.
Es importante leer la etiqueta. Algunos productos contienen ingredientes que pueden ocasionar resequedad en el pelo y propiciar el quiebre, como alcohol, sulfatos y parabenos.
Checa tu cuero cabelludo.
Si tienes alguna afección como caspa, irritación o caída abun- dante, lo ideal sería iniciar un tratamiento indicado por un dermatólogo y alternarlo con el shampoo regular.
Tipo de pelo.
Saber si tienes pelo fino, normal o grueso, te ayuda a encontrar el shampoo y acondicionador adecuados. El pelo fino se enreda con facilidad y suele ser graso. El pelo normal, generalmente, tiene ligeras ondas y es más manejable; mientras que el grueso si es rizado tiene mucho volumen, pero si es liso se aplasta por el peso.
Necesidades específicas.
Hay que estar conscientes de qué se quiere potenciar, si se desea dar volumen, controlar el frizz, aumentar el brillo, nutrir y reparar o evitar que se enrede, entre otros.
Frecuencia del lavado.
Para un cabello seco o normal se recomienda lavar cada tres días. Para el pelo muy graso o, cuando las condiciones climáticas así lo requieran, se puede lavar a diario, pero aplicando una vez el shampoo.
Peinarse.
Antes de lavarlo, desenreda el pelo. Pues una vez mojado los nudos son más difíciles de quitar y es más fácil que se partan las hebras.
Aplicación de productos.
No uses demasiada cantidad de shampoo, acondicionador o mascarilla, pues lejos de ayudar al pelo, puedes ahogar el folículo piloso. Asimismo, nunca lo apliques directamente, mejor ponlo en las manos y allí distribuye de manera homogénea.
Énfasis a las raíces.
Dedícale al menos dos minutos a masajear el cuero cabelludo para activar la circulación y eliminar re- siduos de grasa y suciedad.
Paso final.
Deja correr sobre tu cabeza agua templada o fría, para tener más brillo y hacer que el lavado dure más.