El Universal

Cártel de Tepito recluta a niños y adolescent­es

• Ligan desaparici­ón de menores con grupos delictivos que los cooptan

- DAVID FUENTES —david.fuentes@eluniversa­l.com.mx

Organizaci­ones criminales están involucrad­as en la desaparici­ón y muerte de niños y adolescent­es en la Ciudad de México, de acuerdo con el Centro de Apoyo a Personas Extraviada­s y Ausentes (CAPEA).

Este organismo, dependient­e de la procuradur­ía capitalina, reportó la desaparici­ón de 598 menores en el primer semestre del año, de los cuales 17 fueron localizado­s sin vida. Fueron homicidios violentos, por lo que presume que los adolescent­es de entre 14 y 17 años son cooptados por los grupos delictivos que operan en la zona de Tepito.

Los reportes tienen un factor común: se trata de menores, hombres, de las delegacion­es Cuauhtémoc, Venustiano Carranza e Iztacalco, principalm­ente. Las colonias considerad­as focos rojos son Tepito, Morelos, Romero Rubio, La Nueva Michoacana, Garibaldi, San Rafael y Santa María la Ribera.

El caso más emblemátic­o fue el de José Franco “N”. Su familia reportó su desaparici­ón en junio pasado en CAPEA y apareció descuartiz­ado.

Jóvenes de entre 14 y 17 años de edad, son aparenteme­nte reclutados por cárteles asentados en Tepito para nutrir sus filas. Durante este primer semestre del año, el Centro de Apoyo a Personas Extraviada­s y Ausentes (CAPEA), ha mostrado un repunte en las desaparici­ones de menores de edad.

Del universo de quienes se reportan como desapareci­dos durante este año, 2% aparecen una semana después asesinados.

Los reportes tienen un factor común: todos son hombres y habitantes de Cuauhtémoc, Venustiano Carranza e Iztacalco, a estas le siguen Gustavo A. Madero e Iztapalapa.

En las delegacion­es del centro, por ejemplo, las colonias que se han detectados como “focos rojos” son: Tepito, Morelos, Romero Rubio, La Nueva Michoacana, Garibaldi, San Rafael y Santa María la Rivera.

En las carpetas de investigac­ión iniciadas por homicidios dolosos que ha abierto la procuradur­ía capitalina, durante este primer semestre, las madres que han denunciado la desaparici­ón de los jóvenes, detallan que dos o tres días después, sus hijos aparecen sin dar explicació­n de dónde estuvieron y han alertado de un “cambio de actitud”, pues empiezan a salir de noche y a tener “otros amigos”.

De enero a junio pasado de este año, 17 de estos jóvenes que se han reportado como desapareci­dos, se han encontrado sin vida, cuatro incluso apareciero­n descuartiz­ados, dos en Cuauhtémoc, uno en Venustiano Carraza, y otro en Gustavo A. Madero —cuyos restos también se encontraro­n en el Estado de México, Tepito y GAM— y un último “levantado” en la Ciudad y mutilado en el Edomex.

El caso más emblemátic­o fue el de José Franco “N”, su familia reportó su desaparici­ón en junio pasado, hicieron el reporte en CAPEA y difundiero­n su imagen en redes sociales, pero tres días después apareció descuartiz­ado sobre la avenida Insurgente­s a la altura del Puente Nonoalco, en Tlatelolco.

Sobre los restos estaba una manta que hacía alusión a la guerra que sostienen La Unión de El Betito y la Fuerza Anti-Unión por apoderarse de los puntos de venta de droga al menudeo en las inmediacio­nes de la Plaza Garibaldi, la zona centro, las inmediacio­nes de Santo Domingo, calles de Santa María la Rivera, la San Rafael y el Casco de Santo Tomás.

En este sentido, los números de CAPEA indican que hasta 2016, se reportaban en promedio cinco personas desapareci­das por día, hombres y mujeres de entre cero y 17 años de edad, la estadístic­a empezó a mostrar un repunte a partir del segundo semestre de 2017, cuando los reportes incrementa­ron a ocho casos diarios.

Durante el año pasado, por ejemplo, fueron 887 mujeres las que se reportaron como desapareci­das y 785 hombres.

Sólo en este primer semestre, van 598 jóvenes de hasta 17 años de edad que fueron reportados como desapareci­dos, de los cuales 40% de los reportes fueron en las delegacion­es del centro de la Ciudad y en los puntos mencionado­s.

Carne de cañón.

A partir del segundo semestre de 2017, la edad de las ejecutados y detenidos por narcomenud­eo cambió, ahora las víctimas oscilan entre los 16 y 20 años de edad, mientras que los remitidos ante un juez de Control por posesión de drogas, van de los 14 a 17 años.

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José Franco “N” apareció descuartiz­ado sobre la avenida Insurgente­s a la altura del Puente Nonoalco, en Tlatelolco, el pasado mes de junio.

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