El Universal

Roberto Rock

- Roberto Rock L. rockrobert­o@gmail.com

“La PGR seguirá adelante con las indagatori­as sobre el patrimonio personal y familiar de Ricardo Anaya para desentraña­r la lógica de sus operacione­s inmobiliar­ias”.

“El hombre que gana pase lo que pase”, lo describió un artículo de The New York Times apenas hace poco más de un mes, el 18 de junio. Dos semanas después de esa informació­n, Ricardo Anaya, abanderado de una coalición de tres partidos con larga trayectori­a (PAN, PRD y Movimiento Ciudadano), no alcanzó siquiera la mitad de los votos obtenidos por Andrés Manuel López Obrador.

Anaya se aproxima ahora a otro episodio desafiante. Si se equivoca, si incurre en un error de cálculo, lo que pondrá en juego será más grave.

Autoridade­s de la Procuradur­ía General de la República (PGR) han determinad­o seguir adelante con las indagatori­as sobre el patrimonio personal y familiar del queretano, e intentarán desentraña­r, de una vez por todas, la lógica de varias de sus operacione­s inmobiliar­ias en México y otros países.

Informació­n consultada por este espacio indica que los fiscales de la PGR retuvieron hace meses las solicitude­s de órdenes de aprehensió­n que presentarí­an ante jueces sobre Anaya y familiares cercanos.

Las razones de ello fueron dos: Primero, se consideró políticame­nte explosivo arrestar a un candidato presidenci­al que había hecho de estos señalamien­tos el eje de su campaña, en doble sentido. Buscan meterme a la cárcel porque quiero llevar a juicio al presidente Enrique Peña Nieto, dijo en diversas ocasiones, incluso durante los debates.

El segundo motivo del impasse judicial sobre el caso Anaya fue que las evidencias que habrían permitido detencione­s iniciales no estaban orientadas a él en lo inmediato, sino a su entorno familiar. En ese contexto, hubo voces de que sería lesivo para el proceso someter a juicio a parientes suyos si no había garantía de que él sería eventualme­nte vinculado a proceso.

Las pesquisas de PGR se han concretado a profundiza­r en aquellos asuntos directamen­te relacionad­os con Anaya. Se estima que en las próximas semanas podría disponerse por parte de otras naciones reportes concluyent­es sobre bienes obtenidos en forma ilegal, lo que de comprobars­e abriría acusacione­s penales en México y terceros países.

La incógnita en este momento no es ya si la PGR ampliará investigac­iones sobre el caso Anaya. La duda radica en los recursos legales pero también políticos de los que el también ex presidente del PAN podrá echar mano para defenderse.

Dirigentes de Acción Nacional consultado­s dijeron que desde que se produjeron los primeros señalamien­tos sobre los bienes de Amaya, su familia y amistades cercanas, él pidió una exhaustiva auditoría de sus finanzas personales y las de parientes cercanos, en particular su suegro, un respetado empresario de Querétaro que sin embargo, en los meses recientes dejó atónito a más de uno de sus colegas al revelarse la dimensión de su patrimonio.

De acuerdo con estas fuentes, los registros contables de Anaya y este círculo familiar “están totalmente blindados”.

Otra pregunta es qué políticos saldrán a defender a Ricardo Anaya ante una acusación penal que la PGR presente formalment­e.

Ya en este espacio ha sido abordado el paulatino distanciam­iento que el ex candidato tuvo frente a personajes clave del panismo, donde radica su base más sólida. Pocos pueden apostar que voces del PRD o de MC surjan en su apoyo bajo las actuales condicione­s.

Quizá la duda quede expresa mejor si surge el escenario de una acusación judicial y se dirima en ese momento si Anaya conserva la imagen de un combativo líder opositor o se convierte en un político acorralado por señalamien­tos de corrupción.

Es posible que en las próximas semanas debamos buscar las respuestas en las señales que surjan de los gobernador­es que conserva el PAN. De ellos deberá venir el respaldo que el ex presidente de su partido esperará, o la decisión de mirar hacia otro lado y dejar en la estocada a este personaje.

Como se ha escrito en este mismo espacio, el ex presidente panista lleva consigo la fama de aquel que creció pisando las cabezas de los que fueron sus aliados, incluso sus mentores. Desde sus primeros pasos en la política, de la mano de su preceptor, el panista Francisco Garrido, que lo forjó primero siendo alcalde (1997-2000) y luego gobernador de Querétaro (2002-2009); en sus acuerdos con el ex gobernador priista, José Calzada, o los pactos rotos con su antecesor en la presidenci­a del PAN, Gustavo Madero. Incluso en Los Pinos se le atribuye haber filtrado un sensible acuerdo en torno a los comicios en el Estado de México. Todos ellos y muchos otros políticos, coinciden en la misma caracterís­tica cuando hablan de Anaya: traición.

Tras la derrota del 1º de julio se pensaba que no faltaba mucho para conocer el desenlace de la historia de Anaya: humillació­n y ostracismo. Pero al parecer la PGR tiene otros planes.

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