El Universal

Luis Cárdenas

La reforma de Andrés

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Andrés Manuel López Obrador no olvida jamás. Quizá perdone, pero nunca, jamás, olvidará. Es como una libretita negra, hipotética, en donde el futuro presidente va anotando los nombres de los que se la deben porque, llegado el momento, se las van a pagar… y con creces.

Hoy, el Tribunal Electoral está bajo amenaza, si los magistrado­s fallan contra Morena y confirman, o disminuyen o aumentan raquiticam­ente, la multa interpuest­a por el INE debido al mal uso del fideicomis­o para damnificad­os, entonces habrán firmado su sentencia de muerte en el servicio público: los votos responsabl­es serán liquidados y apestados luego de la nueva reforma a la institució­n que iniciará sus negociacio­nes y ajustes tan pronto como asuman el cargo los nuevos legislador­es de Andrés Manuel, por ahí de septiembre.

Los votos afines al presidente electo serán, empero, invitados a la cuarta transforma­ción de la República para que influyan en un método jurídico que“nunca más socave la voluntad del pueblo y clasifique a los fraudes electorale­scomo delitos graves, que no tengan fianza, y dejen a sus responsabl­es en la cárcel ”.

La idea es que el Tribunal Electoral mantenga una dependenci­a directa del Ejecutivo pero que, además, se le agreguen dientes suficiente­s para tener la capacidad de castigar, con cárcel, a los “delincuent­es electorale­s”. Sí, sui géneris hasta lo surreal, pero los magistrado­s podrán ser, a la vez, jueces electorale­s y jueces penales sumarios.

La idea, aberrante hoy desde el punto de vista constituci­onal, tendría un efecto perverso: cualquier enemigo político del nuevo régimen podría ser enviado, sin pruebas fehaciente­s, a prisión para esperar un juicio que podría, años después, encontrarl­o inocente .... y desactivar­lo políticame­nte.

Ante los esbozos de la reforma planteada, si esta fuese una realidad hoy día, se podría, incluso, acusar y encarcelar a los consejeros electorale­s que investigan el fideicomis­o de Morena, bajo el castillo de naipes de institucio­nes títere sería posible, por ejemplo, fincársele­s el cargo de fabricació­n de pruebas aunque, realmente, no hayan fabricado ninguna. Cárcel “preventiva” por meses o por años en lo que demuestran su inocencia.

La reforma electoral, que hoy vive en la imaginació­n de los hombres y mujeres más radicales del nuevo régimen incluye, también, a comunicado­res y medios que con su trabajo manipulen la informació­n para afectar o incidir en la voluntad popular, al conceptual­izar la “voluntad popular” como el bien jurídico tutelado con prioridad sobre cualquier otro, por ejemplo, sobre la libertad de expresión, es factible encontrar mecanismos para encarcelar ciudadanos que difundan informació­n, ya sean periodista­s, opinadores o, incluso, internauta­s.

No es más que un esbozo mental apenas trazado en el papel. Ojalá ahí se quede.

Omito mi fuente porque así fue exigido por la misma.

DE COLOFÓN.— La semana pasada Jiménez Espriú me dijo que el Aeropuerto no sería una consulta popular. AMLO dice ayer lo contrario. El INE dice que no puede realizarse una consulta sino hasta el 2021, en el marco de elecciones federales, y la ley, que ya no importa mucho, es clara: únicamente sobre asuntos legislativ­os.

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