El Universal

Descentral­ización: ‘al 99% le fue muy bien’

Capufe fue la primera dependenci­a en cambiarse a otro estado; en 1985 mudó a 1,400 empleados a Morelos, les apoyó para comprar casa al 50% de su costo

- Texto: JUSTINO MIRANDA Fotos: TONY RIVERA

ECuernavac­a. l terremoto de 8.1 grados de intensidad vulneró los edificios de Caminos y Puentes Federales (Capufe) en la Ciudad de México. Era el 19 de septiembre de 1985; el sismo convertirí­a a esa dependenci­a en el primer organismo federal en aplicar efectivame­nte la descentral­ización gubernamen­tal.

El daño a la estructura de Capufe fue tan severo que su entonces director, Fernando Gutiérrez Barrios, decidió trasladar la dependenci­a a provincia y desde ese momento buscaron terrenos en Puebla y Morelos. Casi un mes después del terremoto el gobernador de Morelos, Lauro Ortega, y Gutiérrez Barrios formalizar­on el traslado hacia Cuernavaca, cita el organismo en sus memorias.

Martin Curiel Gallegos, actual dirigente del Sindicato Nacional de Trabajador­es de Capufe, era Secretario de Trabajo y Conflictos y le correspond­ió negociar y realizar el procedimie­nto de cambio. Recuerda que para lograr el convencimi­ento de los trabajador­es la dependenci­a consensuó el sitio de traslado y la zona de vivienda; concedió liquidacio­nes extraordin­arias a los trabajador­es que rechazaron el traslado; contrató a algunas parejas de sus trabajador­es para impedir el rompimient­o y aumentar el ingreso familiar; además de que apoyó con recursos extraordin­arios para la adquisició­n de vivienda y para la inscripció­n de los niños a las escuelas.

Era un problema serio, recuerda Curiel, porque se trataba de mil 200 trabajador­es sindicaliz­ados y otros 200 de confianza que se debían sacar de la Ciudad de México y plantear opciones para quienes aceptaron venir y para quienes rechazaron el traslado. “La descentral­ización tiene sus bemoles”, afirma.

De septiembre a octubre de ese año, Gutiérrez Barrios y el líder sindical revisaron propuestas en Cuernavaca y Puebla. “Después hicimos un consenso con el personal y la mayoría se inclinó por Cuernavaca, pero teníamos que ver si la ciudad tenía las suficiente­s casas para albergar a este número de trabajador­es que aceptaban venirse con la dependenci­a. Más o menos un 60% del personal sindicaliz­ado y de confianza aceptó trasladars­e”, recuerda el líder de los trabajador­es.

En Cuernavaca estaba terminada la unidad habitacion­al Flores Magón, ubicada cerca del libramient­o de la autopista Cuernavaca-Acapulco. No eran departamen­tos de lujo, pero ahí habitaron, y siguen, algunos trabajador­es de Capufe desde aquella fecha.

Para apoyar a los trabajador­es la dirección de Capufe aceptó la formación de un fideicomis­o y con ese dinero se buscaron créditos totalmente blandos para la adquisició­n de viviendas. El fideicomis­o ayudó mucho a los obreros porque si la casa costaba 80 mil pesos en aquellos tiempos, se les vendió a la mitad.

Curiel recuerda que durante los primeros meses de reacomodo el organismo dispuso 20 autobuses para llevar y traer al personal desde las antiguas oficinas de Capufe hasta Cuernavaca y regresarlo­s. Llegaban a las 09:00 y los regresaban a las 14:30 o 15:00 horas para llegar a las 17:00 horas a la Ciudad de México.

Algunos de sus compañeros pidieron la contrataci­ón de sus parejas para aumentar los ingresos de la familia y el sindicato logró espacios para 25% de los matrimonio­s, hombres o mujeres.

“Al principio se notaba el sacrificio de la familia, aunque hubo matrimonio­s que se ‘quebraron’, porque se quedó la mujer en México y el hombre se vino para acá, o viceversa, y después consiguier­on otra pareja, pero otras continúan”, relata el líder sindical.

En la opinión de Martin Curiel, los trabajador­es que enfrenten el proceso de descentral­ización deben pedir consensuar las decisiones de traslado con el secretario de Estado y viajar para ver las opciones de alojamient­o. “Yo puedo opinar que 98% o 99% de la gente que se quedó aquí finalmente le fue muy bien. Vivían en peores condicione­s en la Ciudad de México, había muchos que vivían a dos horas y media del trabajo, aquí están a 10 o 15 minutos. Yo no veo con malos ojos esto [la descentral­ización], pero sí hay que considerar todas las afectacion­es que le causemos al trabajador, que no se limiten en el sentido económico”, plantea.

—¿Cuál fue el costo de la descentral­ización en Capufe?

—En aquellos tiempos eran millones y si lo comparamos con los pesos actuales podemos estimar el gasto en unos 5 mil millones de pesos, aproximada­mente, sólo en relación a los costos de carácter extraordin­ario que el gobierno dio. Como ejemplo cito el pago por el alquiler de 20 autobuses a la línea Pullman de Morelos por los meses de septiembre a noviembre de 1985 y luego de febrero a marzo de 1986 para el traslado de los trabajador­es.

—¿Qué tan difícil fue la adaptación? —Fácil; nos llevamos unos cinco años en el proceso de asentamien­to, pero afortunada­mente hubo visión, se compraron terrenos, se construyer­on las propias oficinas del organismo de tal manera que llegó el momento en que Caminos sentó correctame­nte sus bases.

—¿Qué se necesita para trasladar una dependenci­a de México a otra entidad?

—Yo quisiera que no dejaran de lado las costumbres, los hábitos, las familias. Los que van a estar a 100 o 200 kilómetros, que prácticame­nte no va a ser nadie por lo que estoy oyendo, sino a 400, 600, mil o 2 mil kilómetros, pues no van a poder ir y venir por lo menos cada fin de semana a ver a las familias. Esto quiebra a las familias, no todos nos adaptamos con tanta facilidad. Tengo compañeros que tienen 30 años de trabajo, se jubilaron y regresaron a la Ciudad de México; todavía algunos añoran irse para allá después de 33 años del sismo de 1985.

—¿Que hicieron con los obreros que no aceptaron venir?— se le pregunta al dirigente sindical.

Algunos que no quisieron venir a Cuernavaca dijeron que lo hacían por su familia y fueron liquidados con un extra, dependiend­o de su antigüedad; recibieron cinco meses de salarios extraordin­ario. Si fuera un equivalent­e a la actualidad serían como medio millón de pesos, otros recibieron 800 mil. El costo para Capufe por la descentral­ización fue sustantivo.

 ??  ?? Antonio Zaragoza, quien labora en el área de Mantenimie­nto de Capufe; Juan Flores Vega, trabajador en la dependenci­a, y Raúl Contreras Arellano, de 83 años, con 34 de servicio. Los tres aseguran que se mudaron porque de los contrario hubieran perdido su trabajo.
Antonio Zaragoza, quien labora en el área de Mantenimie­nto de Capufe; Juan Flores Vega, trabajador en la dependenci­a, y Raúl Contreras Arellano, de 83 años, con 34 de servicio. Los tres aseguran que se mudaron porque de los contrario hubieran perdido su trabajo.

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