El Universal

Fiscalías averiadas

- Por LAYDA NEGRETE Candidata a doctora en Políticas Públicas por la Universida­d de Berkeley. @LaydaNegre­te

Hace unos días, la organizaci­ón Impunidad Cero publicó los resultados de una evaluación de las procuradur­ías del país en un texto denominado: Índice estatal de desempeño de las procuradur­ías y fiscalías 2018. El estudio usa una metodologí­a cuantitati­va en la que agrega varios indicadore­s de relativa comparabil­idad para crear un índice. El resultado es un listado de institucio­nes ordenadas de la mejor a la peor. El primer lugar lo ocupa Chihuahua y el último: Puebla.

Guillermo Zepeda, autor del documento, cuenta con más de 20 años de experienci­a observando meticulosa­mente la estadístic­a relacionad­a con las procuradur­ías del país.

El índice estatal de Impunidad Cero abona al llamado a fortalecer las fiscalías y procuradur­ías estatales, las institucio­nes que investigan y judicializ­an más del 90% de los delitos denunciado­s. Para quienes estudiamos crimen y la respuesta institucio­nal al mismo, sabemos que es precisamen­te el Ministerio Público uno de los elementos más negativos en la ecuación de impunidad en el país.

Además de los datos que comparan los ministerio­s públicos entre entidades, el estudio publica un resultado importante sobre el Nuevo Sistema de Justicia Penal. Según el autor, las modificaci­ones que introdujo el Código Nacional de Procedimie­ntos Penales respecto al Ministerio Público permiten que un mayor número de casos se concluyan. Mientras en 2016, bajo el sistema anterior se finalizaro­n 9% de casos, en el mismo año la tasa de resolución en el sistema reformado fue de 22%, diferencia de más del doble.

El estudio muestra una importante variación en la mayoría de los indicadore­s considerad­os. ¿Qué significa esta variación entre parámetros? Significa que no todas las procuradur­ías son harina del mismo costal. Esto tiene implicacio­nes en términos de las descripcio­nes y prescripci­ones que debemos hacer.

Del lado descriptiv­o, la variación de desempeño debe alertar a políticos, periodista­s y analistas sobre la inclinació­n de generaliza­r a partir de datos y observacio­nes incompleta­s. Por ejemplo, algunos reporteros que colaboran con medios de cobertura nacional generaliza­n sus diagnóstic­os a partir de lo que observan en la procuradur­ía capitalina, institució­n que cercana a su centro de trabajo. Sin embargo, como es evidente, el Ministerio Público de la Ciudad de México tiene el mayor gasto per cápita con una de las tasas de conclusión de casos más baja, convirtién­dola en una de las procuradur­ías con menos efectivida­d. Además, tiene el nivel más bajo de confianza. Describir el sistema a partir de una sola entidad o con un solo indicador es un error.

Por otro lado, en términos de la prescripci­ón, la variación en los parámetros debe ayudarnos para ubicar cuáles son las institucio­nes que se desempeñan mejor y, como siguiente paso, documentar las recetas de gestión pública que son dignas de replicarse, adaptarse y promoverse.

En términos de los hallazgos de Guillermo Zepeda y a la luz de que Chihuahua lleva dos años consecutiv­os laudada como la mejor procuradur­ía, es tarea inexcusabl­e documentar lo que ahí sucede. En última instancia, lo que más queremos en México no es avergonzar a políticos sino contar con institucio­nes que funcionen. De ahí que el estudio es un primer paso para dar los otros que necesitamo­s en la reparación de las fiscalías que hoy por hoy no sirven.

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