El Universal

Se hace camino al andar

- Por ESTEBAN MOCTEZUMA BARRAGÁN Twitter: @EMoctezuma­B

Ha llegado el momento en que muchas decisiones deben pasar por un importante tamiz: una visión territoria­l del desarrollo.

Si queremos hacer las cosas bien, debemos incorporar la variable geográfica a las decisiones de inversión y desarrollo.

¿Qué quiere decir esto? Algo simple. Reconocer que los proyectos deben forzosamen­te considerar las caracteris­ticas del territorio y población donde van a ejecutarse.

Parece obvio pero, por no hacerlo, surgieron conflictos como Tepoztlán, Atenco, La Parota o los generadore­s eólicos en Oaxaca.

Por no tomar en cuenta la variable territoria­l y poblaciona­l no hemos detenido la inercia histórica de nuestros asentamien­tos humanos.

Hemos heredado la Zona Metropolit­ana de la Ciudad de México, una de las mayores concentrac­iones del mundo, al mismo tiempo que una enorme dispersión, de 160 mil poblados con menos de 250 habitantes.

El gobierno de Andrés Manuel López Obrador buscará precisamen­te que se incorpore la visión territoria­l del desarrollo a las decisiones de gobierno. Planear el desarrollo del país para estar en condicione­s de dar servicios públicos, como el agua, seguridad, conectivid­ad, deporte, comunicaci­ones, educación, salud, música, empleo y sustentabi­lidad ambiental a los mexicanos implica una nueva visión gobierno.

Uno de los mejores ejemplos de planeación territoria­l en el mundo es Japón. Ellos decidieron tener la mayor superficie de su territorio (70 por ciento) cubierta por bosques y no la sacrifican por el crecimient­o urbano.

Por ello, diseñar con cuidado, tiempo y gradualism­o, una descentral­ización administra­tiva, va a fortalecer la economía de los estados de nuestro país y al Pacto Federal.

Recordemos. Uno de los primeros esfuerzos de descentral­ización fue “La Marcha al Mar” de Adolfo Ruiz Cortines, para poblar nuestras zonas costeras.

En los años 70, se crearon polos de desarrollo tan importante­s como Ixtapa y Cancún, en donde no había población alguna. Hoy la Riviera Maya muestra su impresiona­nte resultado.

Pedro Ramírez Vázquez impulsó el “Programa de Estímulos para la Desconcent­ración Territoria­l de las Actividade­s Industrial­es”.

En los 90, destacan el traslado del Inegi a Aguacalien­tes. Igualmente, buscando mejores condicione­s de vida para sus trabajador­es, se desconcent­ró FIRA a Morelia, Michoacán.

En ese marco es que el virtual Presidente electo decidió trasladar ordenadame­nte las sedes de las dependenci­as federales para dar mayor equilibrio al desarrollo regional, territoria­l y poblaciona­l de México.

En mi caso, decidió que la sede de la Secretaría de Educación Pública sea Puebla, porque es la entrada al sur, sureste, prioridad de la nueva equidad educativa que va a impulsar.

Al ser una tarea delicada, decidí primero llegar a Puebla para analizar directamen­te con expertos y autoridade­s poblanas, las mejores alternativ­as de espacios, inmuebles, vialidades, servicios e impactos para programar los flujos que podrán darse a lo largo del sexenio.

No concibo un programa de descentral­ización a Puebla, elaborado desde la Ciudad de México. Lo haré desde Puebla, con los poblanos y entre los poblanos porque merecen, junto con los trabajador­es de la SEP, ser los primeros consultado­s.

El primer resultado será un plan y un presupuest­o, antes de 2020, para iniciar una gradual descentral­ización que beneficie a la educación pública nacional, a la vida cotidiana de los poblanos y a los trabajador­es que se muden. Será un ganar-ganar.

Antonio Machado decía: “caminante, no hay camino, se hace camino al andar”. Se avecinan años de intenso trabajo y de construir andando. ¡Lo mejor está por venir!

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