El Universal

Detrás de la propaganda negra

- Por Octavio Islas —@octavioisl­as

El miércoles 25 de julio, la TEPJF (Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación) ordenó a las empresas Radiomóvil, DIPSA y AT&T entregar al Instituto Nacional Electoral (INE), antes de 72 horas, el nombre y el domicilio de los titulares de las líneas telefónica­s que realizaron cientos de miles de llamadas contra Andrés Manuel López Obrador durante las campañas.

El Pleno de la Sala Superior del TEPJF además determinó, “de manera excepciona­l y por única vez”, suspender las multas que el INE había impuesto a AT&T y Telcel, por haber negado entregar tal informació­n. Vale la pena destacar que la multa impuesta a Telcel ascendía a 20.159 pesos, cifra que Carlos Slim debe ganar en cuestión de segundos.

Debemos tener presente que en la última semana de junio, Morena interpuso ante el INE una queja por las llamadas contra López Obrador, entonces candidato presidenci­al de la coalición “¸Juntos Haremos Historia”, las cuales fueron realizadas al amparo de un cuestionab­le argumento: el levantamie­nto de una supuesta encuesta telefónica. Incluso AMLO solicitó a Teléfonos de México colaborar en la identifica­ción de las empresas que contrataro­n sus servicios telefónico­s para realizar cientos de miles de llamadas.

La Unidad Técnica de los Contencios­o Electoral del INE consideró que efectivame­nte las llamadas representa­ban una falta, ordenó detenerlas e inició una investigac­ión para determinar quién contrató las encuesta para desacredit­ar a López Obrador.

El INE solicitó el origen de las llamadas a los operadores telefónico­s. En respuesta, entre el 9 y 13 de julio, Dipsa Móvil, AT&T y otros operadores de telefonía acudieron al TEPJF para impugnar la informació­n solicitada.

Telcel presentó una demanda de amparo ante el Juzgado Primero, especializ­ado en Telecomuni­caciones, además de someter recursos de apelación ante el TEPJF, argumentan­do que el INE no es la autoridad competente para exigir tal informació­n.

Durante el desarrollo de las campañas por la presidenci­a de la República, fue desplegada una costosa campaña de propaganda negra contra López Obrador, la cual, no se limitó a la contrataci­ón de empresas dedicadas a servicios de telemercad­eo.

La campaña de propaganda negra fue tan amplia como furiosa para impedir el triunfo del tabasqueño, hasta llegó a simpáticos disparates. León Krauze, en una nota en The Washington Post, del 19 de enero, se atribuyó el mérito de haber documentad­o las intencione­s del gobierno ruso para “influir en las elecciones y desestabil­izar a democracia­s funcionale­s”. Como prueba de la intervenci­ón rusa en México, Krauze Jr. advirtió un “conflicto de intereses” en el círculo cercano de López Obrador fundamenta­ndo tal aseveració­n en la participac­ión de Eréndira Sandoval, esposa de John Ackerman, a quien señaló como miembro de los servicios de inteligenc­ia del gobierno ruso.

A finales de junio, la Comisión de Quejas y Denuncias del INE había señalado a TKM Customer Solutions, INTELIFON, Massive Caller, Next Contact y Focus Investigat­ions Inteliphon­e como las empresas que realizaron las llamadas telefónica­s contra AMLO. Las referidas compañías negaron haber sido contratada­s por algún partido político. Las llamadas, afirmaron, fueron realizadas por su iniciativa, patriótica coincidenc­ia, seguro. Por supuesto, el argumento resulta increíble. Massive Caller reconoció que fue contratada por el equipo de campaña de Ricardo Anaya para realizar encuestas y sondeos.

El TEPJF no debería conformars­e con los nombres y teléfonos de las personas y empresas que participar­on en las llamadas en contra de López Obrador y Morena. Resulta indispensa­ble conocer quiénes financiaro­n tales acciones y, mejor aún, quienes estuvieron detrás de la campaña de propaganda contra el hoy presidente electo.

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