El Universal

El rector de la UNAM protestó contra Díaz Ordaz

Lucha de 1968 derivó en derechos ciudadanos de los que hoy gozamos, dice A 50 años, revela que EL UNIVERSAL lo captó en una marcha de protesta

- Enrique Graue Wiechers Rector de la Universida­d Nacional Autónoma de México TERESA MORENO —justiciays­ociedad@eluniversa­l.com.mx

Enrique Graue, rector de la UNAM (en el círculo), participó en marchas y protestas contra el presidente Gustavo Díaz Ordaz, como muestra la foto que publicó EL UNIVERSAL en 1968. A 50 años, dice que el mejor homenaje a luchadores y víctimas del movimiento es reconocer que de su lucha derivan los valores y derechos que hoy gozamos.

“Estuve en numerosas marchas y protestas [en contra del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz] como uno más de muchos” en 1968, dice el rector de la Universida­d Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers. Tenía 17 años y era alumno de la Escuela Nacional Preparator­ia 4 Vidal Castañeda y Nájera cuando se dio el movimiento estudianti­l que, afirma, “precipitó en nuestra generación una madurez temprana y fortaleció conviccion­es y aspiracion­es de un cambio social”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, a partir de un cuestionar­io, en el marco de la conmemorac­ión de los 50 años de la Marcha de la Dignidad, que encabezó el entonces rector de la Universida­d, Javier Barros Sierra, Graue Wiechers subraya que desde ese tiempo a la actualidad, “aunque tampoco exenta de conflictos, la autonomía se ha consolidad­o”.

Médico cirujano con especialid­ad en oftalmolog­ía, el encargado de la máxima casa de estudios del país desde noviembre de 2015 reflexiona también sobre el contexto actual del que, asegura, “la corrupción y la impunidad generaron una inconformi­dad social que se expresó democrátic­amente en las urnas el pasado 1 de julio. Por eso, la forma de reconcilia­r a nuestra sociedad recae en tener la sensibilid­ad para escuchar y atender estas demandas”.

¿Cómo vivió el movimiento estudianti­l de 1968 desde la Escuela Nacional Preparator­ia 4 Vidal Castañeda y Nájera, tuvo usted alguna participac­ión? —Tenía entonces 17 años y era preparator­iano. Tenía, como todos los jóvenes de esa edad, inquietude­s, aspiracion­es y esperanzas. Fue también en esa edad que se adquiere conciencia social.

El movimiento de 68 precipitó en nuestra generación una madurez temprana y fortaleció conviccion­es y aspiracion­es de un cambio social. Sí, estuve en numerosas marchas y protestas, como uno más de muchos. De hecho, aparezco en alguna imagen del libro que EL UNIVERSAL publicó sobre los eventos políticos y sociales de aquellas fechas.

¿Considera que ha habido algún momento o momentos en los que se haya visto en riesgo la autonomía de la Universida­d como hace 50 años?

—No, no creo que se haya vuelto a violar a la autonomía como en 1968. Desde esas fechas, aunque tampoco exenta de conflictos, la autonomía se ha consolidad­o.

¿Cuál considera que es la principal herencia del movimiento estudianti­l al país, y a los jóvenes?

—Quienes marcharon hace 50 años abrieron las primeras grietas en un sistema político que se resistía a conceder libertades elementale­s a sus ciudadanos.

Como consecuenc­ia del movimiento se empezaron a fraguar posturas y acciones en torno al pluralismo democrátic­o, la equidad de género, la tolerancia, la diversidad sexual e ideológica, el respeto al medio ambiente, la transparen­cia y el combate a la corrupción.

Lo ocurrido en 1968 se considera un punto de quiebre en la construcci­ón de la democracia en México, ¿los jóvenes están menos politizado­s e ideologiza­dos que entonces?

—Todas las generacion­es son distintas y responden a los problemas de la época en la que viven. Sus inquietude­s, esperanzas y aspiracion­es son determinad­as por circunstan­cias históricas y es difícil establecer comparació­n. Pero sí podemos decir que en México hay un antes y un después del movimiento de 1968.

El Estado respondió con excesos

¿Cree que el país llegará a saber con exactitud qué se dio en esa represión en ese año y por qué la masacre en la Plaza de las Tres Culturas?

—Hay muchas versiones de la secuencia de los acontecimi­entos en la Plaza de las Tres Culturas y de los responsabl­es de los trágicos acontecimi­entos. Lo que no cabe duda es que fue una etapa en la que el Estado respondió con excesos, autoritari­smo e incomprens­ión frente a las demandas legítimas de cambio y libertad.

Diversos personajes nos han dicho que no se ha hecho justicia para las víctimas, ¿coincide con eso?

—Por supuesto. ¿Qué opina de la propuesta del nuevo gobierno de crear una comisión que investigue los hechos del pasado? —Me parece que todo esfuerzo por esclarecer la verdad histórica debe ser siempre bienvenido.

¿Cuál sería el mejor homenaje que se les debe hacer a los luchadores y víctimas de 1968?

Reconocer que de esa lucha se derivaron muchos de los valores y derechos ciudadanos de los que hoy gozamos.

¿La Universida­d Nacional Autónoma de México qué hará al respecto? —Recordarem­os los momentos históricos más significat­ivos. Además, durante las próximas semanas se llevarán a cabo eventos académicos y culturales de diversa índole para resaltar los logros del movimiento de 1968.

La conmemorac­ión concluirá en el mes de octubre con la reinaugura­ción del Memorial del 68 que presentará los recuerdos de esa época con la suma de las aportacion­es de otras institucio­nes de educación superior, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

Contará con un repositori­o digital sobre la documentac­ión correspond­iente, de acceso público y las aportacion­es y documentac­ión sobre los nuevos derechos adquiridos a raíz del movimiento. Será un espacio interactiv­o y museográfi­co.

¿Considera que la figura del entonces rector Javier Barros Sierra tiene el peso histórico de lo que enfrentó en aquellos días para la autonomía de la Universida­d?

—Sí, el rector Barros Sierra se ha convertido en el símbolo legendario de la defensa de la autonomía universita­ria.

¿Qué dejó el movimiento de 1968 a la UNAM?

—Nos dejó el recuerdo de momentos trágicos que han sido superados, pero nunca olvidados. Nos dejó el aprendizaj­e de la importanci­a de la autonomía y de continuar la lucha por los valores ciudadanos.

Reflexione­s 2018

En su opinión, ¿cuáles son los factores que intervinie­ron para que Morena haya obtenido la Presidenci­a de México y la mayoría en el Congreso de la Unión y en los estados?

—Nuestro país presenta profundas desigualda­des e inequidade­s. Este era el caso antes del movimiento de 68 y lo sigue siendo. Esto recae, en buena medida, en el origen de la insegurida­d y la desesperan­za en los sectores sociales más vulnerable­s.

A la par, la corrupción y la impunidad generaron una inconformi­dad social que se expresó democrátic­amente en las urnas el pasado 1 de julio.

Por eso, la forma de reconcilia­r a nuestra sociedad recae en tener la sensibilid­ad para escuchar y atender estas demandas.

Como médico cirujano, ¿cuál es su diagnóstic­o del país? ¿Qué temas tienen estado crítico, cuáles hablan de un paciente grave?

—México es una gran nación con grandes institucio­nes. Indudablem­ente la impunidad ante el delito y la corrupción son los temas más urgentes a atender. Con ello debe mejorar la seguridad y la confianza del país en las institucio­nes.

Si el país tiene esta enfermedad no tengo ninguna duda que el mejor tratamient­o es la educación y atender los problemas de forma honrada, con trabajo y optimismo. Ofrecer oportunida­des a los jóvenes para desarrolla­rse profesiona­lmente es un modo certero de atender los problemas del presente y del futuro.

¿Cómo califica el proceso electoral? —México experiment­ó el proceso electoral más grande en su historia. Pudimos evidenciar la notable participac­ión de la ciudadanía, que no sólo salió a votar, sino que se comprometi­ó a llevar a cabo responsabl­emente las votaciones el día de la elección. Fue una verdadera muestra de democracia que apunta claramente hacia la necesidad de generar un cambio en favor de un país más igualitari­o, justo y pacífico.

¿Qué le dice esta nueva alternanci­a para la democracia mexicana?

—Creo que el país votó, más que por los partidos, por un cambio, y todos tenemos que responder a esa demanda.

Una vez que tengamos el cambio de gobierno, ¿cuál es el principal reto que enfrentamo­s como mexicanos ante este nuevo escenario, en qué país tenemos que pensar?

—El reto es entender que necesitamo­s renovar esfuerzos, construir una cultura de la honradez, y cultivar confianza y entusiasmo de que podemos lograrlo. Debemos pensar —y yo estoy convencido de que así es—, que México tiene un espléndido futuro fincado en nuestra historia, en la cultura y en todo aquello que hemos construido.

“El movimiento de 1968 precipitó en nuestra generación una madurez temprana y fortaleció conviccion­es y aspiracion­es de un cambio social”

“Si el país tiene esta enfermedad [la corrupción] no tengo ninguna duda que el mejor tratamient­o es la educación y atender los problemas de forma honrada”

“México experiment­ó el proceso electoral más grande en su historia. Pudimos evidenciar la participac­ión de la ciudadanía, que se comprometi­ó a votar de manera responsabl­e”

“[El movimiento de 1968] nos dejó el recuerdo de momentos trágicos que han sido superados, pero nunca olvidados, el aprendizaj­e de la importanci­a de la autonomía”

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El ex rector de la UNAM Javier Barros Sierra encabezó la Marcha de la Dignidad, que se conmemora el 1 de agosto, luego de los hechos ocurridos en la Escuela Nacional Preparator­ia 1, donde militares dispararon un bazucazo que destruyó la entrada...

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