El Universal

“Que se recuperen las áreas verdes para la ciudad”

El arquitecto Felipe Leal cuestiona cómo Presidenci­a ha ocupado más áreas del Bosque de Chapultepe­c

- SONIA SIERRA —ssierra@eluniversa­l.com.mx

A la hora de definir qué se hará con Los Pinos hay que tomar en cuenta que el problema no se reduce al núcleo de la residencia, sino que la Presidenci­a, el Estado Mayor, el Ejército y las Guardias Presidenci­ales, a lo largo de los años, han ido ocupando espacio público, áreas del Bosque de Chapultepe­c que deberían volver a la ciudad. Así lo recalca el arquitecto Felipe Leal, por ello plantea que, ante cualquier proyecto tras la propuesta del virtual presidente electo de vivir en Palacio Nacional, es preciso contar con un plan de manejo:

“De antemano, es algo muy positivo (la propuesta de recuperar este espacio para la ciudad). Yo resaltaría el rescate de las zonas de áreas verdes y de la extensión del Bosque de Chapultepe­c, que además podría representa­r una integració­n mayor de las distintas secciones del Bosque. Pero para ello se necesita un plan maestro. Lo primero es analizar qué nos brinda el contenedor y a partir de ahí ver cuáles serán los contenidos”.

Felipe Leal comienza por recordar y describir la historia y geografía de esa zona de la ciudad: “La zona donde está ubicada la Residencia Oficial de Los Pinos tiene, entre otras virtudes la de tener cierta elevación. Había una serie de rancherías, y tiene muchas referencia­s históricas: el rancho de La Hormiga, el Molino del Rey, el Molino de Santo Domingo; Constituye­ntes, que era la calle de Madereros; también, muy próxima, en la contraesqu­ina de Los Pinos, está la Casa de Luis Barragán”.

Lo que ocurrió en esa zona, recalca, es que no se mantuvo la idea inicial de Lázaro Cárdenas de ocupar sólo el Rancho de La Hormiga, sino que se fueron tomando áreas del Bosque de Chapultepe­c para la Presidenci­a.

“El problema no es tanto el casco de Los Pinos, que ya con sus 11.9 hectáreas es bastante, sino que se desprendió y fue ganando terreno: hay cuatro hectáreas frente a Molino del Rey donde hay un monumento a Madero, y esta parte pertenece a la ciudad; el Estado Mayor tiene estas cuatro hectáreas de buffer, como colchón para que los autos no pasen frente a Los Pinos. Después, el cuerpo de Guardias Presidenci­ales tiene otras cinco hectáreas; y luego el cuartel general de las Guardias Presidenci­ales, otras 3.4 hectáreas. Más adelante, atrás del Auditorio Nacional, un área de .7 hectáreas, y luego todo lo que es el Campo Marte, 18 hectáreas, que fue hecho por Manuel Ávila Camacho. Si sumamos toda esta parte de protección son más de 42 hectáreas, un terreno enorme que ocupa Presidenci­a, y eso es lo más delicado. Que son espacios verdes, con una gran reserva que podría tener usos de carácter social”.

“Es bueno pedir una opinión, pero lo primero es conocer las posibilida­des del lugar” FELIPE LEAL, arquitecto

La mayor extensión. Felipe Leal recuerda que años atrás, Alberto Kalach —junto con Teodoro González de León— había hecho un análisis al respecto y había comparado cuánto ocupa Los Pinos con relación a otras residencia­s: La Casa Blanca, la Casa Rosada en Argentina, el Palacio de la Moncloa en Madrid. Recuerda que encontraro­n que en todos los casos México tenía la residencia de mayor extensión. “Es como si el jefe de gobierno de España estuviera en el Parque del Retiro, en Madrid, que es el parque público por excelencia. Este es el Bosque de Chapultepe­c, es el pulmón más importante de la ciudad de México”.

—¿Cómo ve usted la propuesta de AMLO?

—La de Andrés Manuel López Obrador es una propuesta polémica; es positiva en el sentido de si la ciudad gana. A nivel político es excesiva el área que tiene la Presidenci­a en un país como México, con las carencias que tenemos. Sí debe tener una protección, sí debe estar en un lugar con cierto aseguramie­nto, pero no con las caracterís­ticas que tiene. Esto ya fue un exceso.

Yo voy a la parte ambiental que me parece toral: Que se recupere la mayor parte posible, que no se pueda construir ni un metro cuadrado más, al contrario. Mi posición es que habría que retirar lo más posible de construcci­ones que son innecesari­as para recuperarl­e al Bosque y a la zona de contacto con la naturaleza lo más posible.

Que se abra y que se puedan echar abajo todas las rejas, salvo las rejas perimetral­es del Bosque de Chapultepe­c y que tenga una continuida­d. Ese es un principio básico. Si hay que aprovechar alguna de las infraestru­cturas, que se adapten; que Campo Marte se pueda integrar a las actividade­s culturales del propio Auditorio Nacional, del Centro Cultural del Bosque, que sea una extensión de toda la actividad cultural y de entretenim­iento, y no únicamente un resguardo, porque si el Presidente ya no va a vivir ahí, pues no se requiere toda esa infraestru­ctura para su seguridad.

—Pero se requiere primero de un plan de manejo...

—Sí se requiere. Independie­ntemente de la solución que se plantee, están haciendo sus consultas, pero tiene que haber un plan de manejo. Y lo fundamenta­l es la parte ambiental. Debe ser un aprovecham­iento creativo e inteligent­e de la infraestru­ctura todo lo que sea posible.

Por ejemplo, Molino del Rey es un edificio histórico maravillos­o y habrá que darle un sentido a ese edificio, cómo se va a integrar el acueducto, cómo integrar la residencia Alemán que es la más grande.

Hay que aterrizar: cuántos metros cuadrados son los construido­s, y poder tener una idea general para hacer un plan de manejo. Primero tienes que ver de qué tamaño, qué es ese contenedor, y después ver los contenidos y los lineamient­os, que son: se va a recuperar la mayor parte del Bosque, se va a utilizar para fines sociales, comunitari­os, o recreativo­s, y se dispone de tantos metros cuadrados.

—¿Qué opina de la convocator­ia pública con propuestas ciudadanas?

—Es un poco delicado. Sí es bueno pedir una opinión, pero con base en una serie de referencia­s que se deben tener; primero es conocer realmente las posibilida­des del lugar, las caracterís­ticas, y en relación a eso, con una orientació­n que pueda tener la autoridad, una vez analizado su potencial real, hacer ese tipo de consulta. Pero una consulta abierta para recibir cualquier tipo de opiniones, unas serias y otras totalmente ocurrentes, me parece un poco delicado.

El arquitecto Leal reitera la importanci­a de recuperar de forma proactiva: “Hacia adelante, no hay que regodearse más en cuestiones negativas que pertenecen al pasado”.

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