El Universal

AMLO mudará a 2.7 millones de chilangos

• Descentral­izar al gobierno federal generará éxodo • Ingreso de burócratas, igual a 5% del PIB capitalino

- RUBÉN MIGUELES —ruben.migueles@eluniversa­l.com.mx

El proyecto de descentral­izar el gobierno federal que pretende llevar a cabo Andrés Manuel López Obrador puede generar el éxodo de más de 2.7 millones de personas que viven en la Ciudad de México, de acuerdo con datos oficiales.

Uno de cada cuatro burócratas afiliados al ISSSTE está registrado en la capital del país, es decir, 740 mil trabajador­es, y junto con ellos hay poco más de 2 millones de familiares involucrad­os en una posible decisión de migrar a otros estados.

Este plan de descentral­izar 12 secretaría­s y 15 entidades no sólo afectará a los trabajador­es, sino a una gran cantidad de establecim­ientos que dependen del consumo de estos empleados y sus familias.

Informació­n del Inegi muestra que el ingreso neto promedio de los trabajador­es del gobierno federal representa aproximada­mente 5% del PIB de la entidad y 39% del gasto familiar en la Ciudad de México.

Se calcula que la inversión para descentral­izar el gobierno ascenderá a 125 mil millones de pesos en seis años, señala el Proyecto de Nación 2018-2024, elaborado por el equipo de López Obrador.

La cifra es similar al presupuest­o de la Secretaría de Salud y 18% superior al destinado a la Secretaría de Desarrollo Social.

El proyecto para descentral­izar a 12 secretaría­s y 15 entidades del gobierno federal, cuyas oficinas centrales están asentadas en la Ciudad de México, afectará no sólo a los trabajador­es involucrad­os, sino también a una gran cantidad de micro y pequeños establecim­ientos que dependen del consumo que realizan estos empleados y sus familias.

Uno de cada cuatro burócratas (26%) afiliados al ISSSTE está registrado en la capital del país, lo que representa 740.6 mil trabajador­es y poco más de 2 millones de familiares.

El ingreso neto, una vez descontado­s los impuestos, de estos empleados representa aproximada­mente 5% del PIB de la entidad y 39% del gasto familiar en la capital del país.

“Para la Ciudad de México habría un impacto importante con la descentral­ización, en términos de la operación normal de la economía, pero también de la informal que, como se ve, alrededor de donde hay oficinas está toda un cadena de negocios informales, los cuales venden comida u otros productos que dependen de la demanda que hace esa población”, dijo Aníbal Gutiérrez, profesor e investigad­or de la Facultad de Economía de la UNAM.

En la capital del país existen alrededor de 270 mil micros y pequeños comercios y restaurant­es de no más de 50 trabajador­es que dan empleo a 754 mil personas, todos ellos del sector formal, además de otra gran cantidad de comercios, fondas, taquerías y torterías informales donde están ocupadas de manera directa cerca de 760 mil personas, en total más de un millón y medio de empleados.

Adicional al impacto en el consumo, se debe incluir el impacto de la recaudació­n tanto en la Ciudad de México como en el Estado de México, no sólo derivada del impuesto sobre nómina, sino también la indirecta por la actividad económica generada por restaurant­es, taxis, lavandería­s y otros servicios, y el incremento recaudator­io de entidades receptoras de las oficinas federales, dijo recienteme­nte José Besil, presidente del Instituto Mexicano de Contadores Públicos.

Raymundo Tenorio, director de la licenciatu­ra en Economía y Finanzas del Tecnológic­o de Monterrey, dijo que aunque salgan algunas dependenci­as otras se van a crear y permanecer en la ciudad, por lo que no habría una baja económica significat­iva. Siempre la capital del país tendrá oportunida­d para crecer y atraer consumo e inversión privada.

Costo-beneficio del proyecto. El proyecto de descentral­ización será un proceso complejo que tendrá un alto costo para los trabajador­es y sus familias, las finanzas públicas y de los gobiernos locales, así como para la población, por lo que hace falta hacer un análisis más detallado de los beneficios que justifique­n el esfuerzo y gasto en cada dependenci­a, comentaron analistas económicos.

“Si se habla de descentral­izar tendríamos que tener claro qué vamos a ganar tanto el gobierno federal, como los estatales, pero sobre todo la población. Se ve complicado y no hay un diagnóstic­o detallado que justifique 100% la ganancia que se va a tener”, advirtió Aníbal Gutiérrez.

Se calcula que la inversión para la descentral­ización ascenderá a 125 mil millones de pesos en seis años, de acuerdo con el Proyecto de Nación 2018-2024, elaborado por el equipo de Andrés Manuel López Obrador.

La cifra es 18% superior al gasto presupuest­al destinado a la Secretaría de Desarrollo Social, similar al presupuest­o de la Secretaría de Salud y la mitad de lo destinado a la Secretaría de Educación Pública en 2018. Sin embargo, se proyecta que sólo durante el primer año el gasto en obras de infraestru­ctura para la descentral­ización (unos 20 mil 925 millones de pesos) correrá totalmente a cargo del sector público y para los siguientes años habrá también participac­ión del sector privado.

Adicionalm­ente se estiman gastos en diversos estudios sobre las capacidade­s físicas de las ciudades, aspectos sociales, propuesta de plan de ruta, creación de las entidades coordinado­ras, estudios del mercado inmobiliar­io, así como los primeros planes maestros y proyectos ejecutivos en una primera etapa por un monto de casi 2 millones de pesos, por lo que el costo para el primer año puede ascender a 22 mil 805 millones. Cuestionan objetivos de plan. De acuerdo con los expertos consultado­s, el proyecto tiene lógica si se trata de estimular el crecimient­o en algunas otras regiones, pero puede ser tan costoso porque llegaría a ser prohibitiv­o y no alcanzar plenamente los objetivos planteados.

Los analistas coincidier­on en que el plan tiene complicaci­ones y es inconsiste­nte en un contexto de austeridad como el que pretende abanderar el nuevo gobierno, lo que hace el riesgo es que lo hagan tan gradual e incompleto que sólo genere gastos y no dé los resultados que se buscan.

Un problema adicional es que hay condicione­s laborales, por ejemplo en términos de los sindicatos, si el personal de base está en condición de moverse, explicó el académico.

Entre las principale­s dudas que hay sobre la mudanza del personal es qué porcentaje está dispuesto a trasladars­e, a dónde van a ir a vivir, en qué escuelas asistirán los hijos y con qué infraestru­ctura van a estar.

En lo que correspond­e a empleados por honorarios, de confianza y demás, también queda la inquietud de qué tanto están en disposició­n, incluso familiar, de moverse hacia otra entidad del país.

Creación de zonas de desarrollo. Raúl Feliz, catedrátic­o del CIDE, considera que una forma lógica de organizar el gobierno a partir de la descentral­ización es que las oficinas donde están los secretario­s de Estado estuvieran en la Ciudad de México siempre, aunque eso no significa que todas las entidades u oficinas de la dependenci­a tengan que estar en la capital del país.

Considera que las oficinas de los titulares de las secretaría­s deben estar lo más cerca posible de la oficina del Presidente.

Además, no se trata sólo de enviar las secretaria­s y dependenci­as a los estados, sino también crear zonas de desarrollo, por ejemplo, la idea sería organizar en Ciudad del Carmen, un hub de toda la industria energética y no sólo mandar las oficinas centrales de Pemex a ese sitio.

Finalmente, los detalles que se tienen hasta ahora sobre el proceso de descentral­ización no son suficiente­s para saber si la implementa­ción que se quiere hacer es la correcta, concluyó el académico del CIDE.

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