El Universal

Había mejores opciones que Bartlett: Tatiana Clouthier.

- Salvador García Soto

Con el nombramien­to de Manuel Bartlett como futuro director de la Comisión Federal de Electricid­ad, Andrés Manuel López Obrador hizo un cálculo mucho más político y pragmático que ideológico. Al sumar a su gabinete al convertido ex priista, convertido a la izquierda en los últimos años, el virtual presidente no ignoraba las reacciones, críticas y rechazo que desataría, aún en simpatizan­tes suyos, en llamar al autor de tan cuestionad­a actuación en la elección de 1988; pero ese costo tal vez le pareció menor a cambio de lo que busca hacer en la CFE y de paso en Pemex: el retorno a una política nacionalis­ta y de autosufici­encia en materia energética, con el rescate de esas antiguas empresas y del papel del Estado en la producción de los energético­s que consume el país.

Porque con la designació­n de Bartlett, por incongruen­te y cuestionad­a que sea en lo político y aún socialment­e, se completa con Octavio Romero Oropeza en Pemex y Rocío Nahle como secretaria de Energía, el primer mensaje de fuerza que el próximo presidente quiere mandar a las poderosas empresas del sector energético, tanto a las nacionales pero sobre todo a las extranjera­s que se beneficiar­on con contratos millonario­s con la apertura y la privatizac­ión energética iniciada en los últimos sexenios de Zedillo, Fox y Calderón, y culminada con la Reforma Energética de Peña Nieto: “La política energética se va a definir en Palacio Nacional, no en Nueva York, ni en Washington y mucho menos en Texas”.

No se entiende de otro modo que el tabasqueño salga en defensa del que ha sido hasta ahora su nombramien­to más cuestionad­o y que el mismo Bartlett se engalle para llamar “estúpidas” a las críticas en su contra que si bien provienen en su mayoría de lo que el ex gobernador poblano llama “la reacción de la derecha”, también ha habido críticas de personajes de izquierda e incluso seguidores cercanos del lopezobrad­orismo.

Y es que políticame­nte no puede esconderse la incongruen­cia. Apenas el 28 de junio, en su cierre de campaña del estadio Azteca, Andrés Manuel se declaró “heredero” de todas las luchas históricas de la izquierda, incluida la de Cárdenas, a quien mencionó en su discurso junto con otros luchadores sociales. Y ahora tendrá en su gabinete a quien, según la versión del fraude del 88, le robó la elección a Cuauhtémoc con la “caída del sistema”; pero al mismo tiempo, vale la pena recordar que fue el ingeniero quien dio públicamen­te su apoyo a López Obrador y se reunió con él una vez que había ganado la elección, bajo el argumento de que lo apoyaba por su compromiso “de revertir la reforma energética”. Sería interesant­e saber que opina hoy Cárdenas de este Bartlett de izquierda y si lo cree distinto al que manchó y robó la elección que el ingeniero afirma haber ganado.

Cuando se trata del pasado de Bartlett, está claro que al futuro presidente le interesa solo una parte de él: la que tiene que ver con su a pego a la antigua ideología del PRI, el nacionalis­mo revolucion­ario, cuya defensa le costó a Bartlett enfrentars­e incluso al presidente en los primeros intentos de privatizac­ión de la petroquími­ca secundaria y de la misma Comisión Federal de Electricid­ad con Zedillo y sus Pidiregas y Contratos de Servicios Múltiples, que abrieron la puerta a las primeras inversione­s privadas en el sector; luego seguir en su crítica a las reformas energética­s de Fox y Felipe Calderón en 2007, que ampliaron esos esquemas privados, para que finalmente el poblano se convirtier­a en el ariete y el operador de confianza del lopezobrad­orismo, ya como senador del PT. Eso es lo que en el fondo unió a dos personajes tan disímbolos: su apego y comunión con la antigua doctrina del priismo, hoy eliminada por Peña Nieto de los estatutos y la ideología de ese partido: el nacionalis­mo energético.

Por eso no debe sorprender la confianza que AMLO le tiene a Bartlett, que fue su operador en el Senado. Lo que sí es sorpresa, para los muchos intereses empresaria­les nacionales, pero también estadounid­enses, españoles y de otras nacionalid­ades, que han hecho inversione­s millonaria­s tanto en generación de energía eléctrica como en los contratos de Pemex para explotar yacimiento­s, es que el primer round del nuevo gobierno y de su presidente sea desde ahora con un mensaje tan contundent­e: que a partir del 1 de diciembre volverá a fortalecer­se la rectoría del Estado en materia energética. Para muchos eso será retroceso; para López Obrador será uno de los ejes fundamenta­les de su proclamada “transforma­ción”.

NOTAS INDISCRETA­S…Qué tan fuerte llegó el mensaje de fuerza de AMLO y sus nombramien­tos en Energía, Pemex y CFE, que ya desde Madrid pidieron una reunión del virtual presidente mexicano con el presidente del gobierno español, el socialista Pedro Sánchez. El encuentro podría llevarse a cabo a finales de agosto y con el mandatario ibérico vendrían varios de los dueños de empresas de su país que serían afectadas por un cambio en la política energética de México, como Iberdrola y otras más. Así que la sacudida apenas comienza…Los dados vuelven recargados y mandan una Serpiente.

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