Dejar de ser homosexual
Cuando hablamos sobre orientación sexual hay que tener claro un principio: “la homosexualidad no es una enfermedad, por lo tanto, las terapias no curan, sino enseñan a reprimir”.
Regresé a escuchar la conversación que sostuve en 2014 con Richard Cohen, quien aseguraba poder curar la homosexualidad y decía: “Yo no obligo a nadie y quien no esté a gusto con su homosexualidad, que venga y le apoyo a dejar de ser, ya que yo soy vivo ejemplo de un gay que dejó de serlo”.
Pero, ¿por qué alguien, legítimamente, quisiera dejar de ser homosexual?
Entre los motivos que advierto, se encuentra el evitar enfrentarse a una sociedad homofóbica que les señala como “antinatura”. Aunado a experimentar burlas, rechazo y violencia de parte de su familia, amistades, entorno laboral y/o escolar que no aceptan las relaciones sexo-afectivas entre personas del mismo sexo. Así que, ante tal nivel de violencia, no resulta extraño que las personas busquen opciones para dejar de ser homosexuales.
También resulta recurrente identificar en motivos morales-religiosos un importante asidero de homofobia, ya que catalogan a la homosexualidad y a sus prácticas como pecado. Así que una persona creyente, religiosa y con temor a dios, buscará, legítimamente, dejar de ser homosexual para alcanzar la salvación. Así pues, reprimirán e incluso negarán su homosexualidad con el fin de redimir su alma, dirán “Dios le salvó del pecado”.
Estos motivos van acompañados de las condiciones personales de cada individuo. Si eres una persona joven o adolescente, muy probamente estés siendo presionada u obligada a recurrir a estas prácticas que buscan curar la homosexualidad, motivado en no defraudar a tu familia, ministro de culto, docentes o a cualquiera que busque tu “conversión”. Incluso afirmarán haberse curado, antes que reconocer que “le fallaron” a la sociedad.
Así también, si eres una persona bisexual y probablemente no lo sabes o no lo identificas, te vuelves susceptible de ser reclutado por este tipo de prácticas que, frente a la dualidad, buscarán inclinarte u obligarte a ser únicamente heterosexual.
Existen motivos y situaciones de vida que pueden llevar a alguien a querer dejar de ser homosexual principalmente para no sufrir discriminación, lo cual es gravísimo, porque en tal caso, lo que debería cambiar es el respeto y la aceptación social hacia la homosexualidad.
En tanto, no haré ningún vilipendio o expresión en lo relativo a la fe, ni a la iglesia en su mandato o restricciones, ya que considero a la libertad de credo como un derecho fundamental y si alguna persona desde su fe resuelve no realizar prácticas homosexuales es de respetarse.
Lo deshonesto es decir, en cualquiera de los casos, que fueron “curados”. Basta recordar que el 17 de mayo de 1990 la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó a la homosexualidad de su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) y por lo tanto, dejó de considerarse una patología.
Y si bien es cierto que las personas también tienen derecho a reprimir su deseo, preferencia y orientación sexual por motivos propios, también es cierto que ninguna persona puede ser obligada, amenazada o condicionada a realizar tales prácticas, ya que los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIG) pueden constituirse como tratos crueles, inhumanos y degradantes e incluso hasta tortura, tal como privación de la libertad, violaciones correctivas, electroshocks o la violencia psicológica, moral y económica.
En conclusión, estas terapias curativas o de conversión lo único que enseñan es a autoreprimir la homosexualidad y tienen como objetivo impedir la libre expresión de la orientación sexual e identidad de género de las personas, por lo tanto se convierten en actos profundamente discriminatorios.