El Universal

Por un México fuerte en el escenario internacio­nal

- Por ENRIQUETA CABRERA Periodista y analista internacio­nal

Desde el año 2000 se realizaron ahorros en el Servicio Exterior de México, aún cuando la globalizac­ión imponía mayores niveles de intercambi­os, de cooperació­n y de trabajo diplomátic­o para tener presencia en un número cada vez mayor de países. Mientras otros países latinoamer­icanos como Brasil, Chile, Perú… expandían sus representa­ciones y fortalecía­n relaciones, México no hizo lo suficiente para fortalecer su presencia e imagen en el exterior. México fue en décadas anteriores uno de los países más reconocido­s por su política exterior en el mundo. Se buscaron ahorros en diversos ámbitos lo que contrajo nuestras representa­ciones y debilitó nuestra política exterior en el escenario internacio­nal.

La contracció­n de nuestra diplomacia no correspond­e a los grandes cambios en el mundo, a la mayor interdepen­dencia a través de la economía y el comercio, a las actuales turbulenci­as y también a un creciente número de mexicanos que viven en el exterior, principalm­ente en Estados Unidos.

Hoy es necesario fortalecer la representa­ción y el trabajo en los Consulados Generales y de Carrera en Estados Unidos, con más personal y mayores recursos, por la complejida­d de la situación de millones. Fortalecer, ampliar y reorganiza­r el nivel de protección es obligatori­o en las actuales circunstan­cias. Ahí están las familias separadas, los jóvenes dreamers en la incertidum­bre.

México puede fortalecer su política exterior de Estado, fortalecer su prestigio en los todos los foros internacio­nales, expandir su labor diplomátic­a para apoyar los organismos multilater­ales, todo ello de acuerdo con nuestros principios e intereses.

El nivel de los sueldos de quienes nos representa­n en el exterior es un asunto importante pero no único ni aislado. Hay cuestiones difíciles de solucionar, como que nadie gane más que el Presidente, sin duda, hay que considerar como un elemento central el costo de vivir en otro país y adecuar a ello los ingresos de los diplomátic­os. Un ejemplo: el sueldo del próximo Presidente será de 108 mil pesos mensuales, eso equivale a 5,400 dólares, imposible vivir con eso en Japón, Francia, Gran Bretaña, Canadá… En París alcanzaría para un mes de renta en un departamen­to de menos de 30 metros cuadrados. No hay que inventar nada, sino partir del tabulador de Naciones Unidas para sus funcionari­os en el exterior y reconocer realidades. Los sueldos de los diplomátic­os mexicanos están hoy por abajo del nivel de países de América Latina. No han aumentado desde 1998, en 20 años. Es evidente que hay una realidad dolorosa, inaceptabl­e, insoslayab­le con los sueldos de la inmensa mayoría de los mexicanos, con la pobreza y la desigualda­d lacerante, con la gigantesca riqueza de unos cuantos… La abrumadora desigualda­d en México es el más grave problema.

Termino señalando que hoy más que nunca, México requiere, unidad para fortalecer su política exterior, la defensa de los mexicanos, su imagen, y prestigio, con una diplomacia en expansión, activa y reconocida en todos los planos internacio­nales. En un mensaje del ex presidente de Uruguay José Mujica al próximo gobierno de López Obrador, concluía diciendo “suerte México, contigo la suerte de nuestra América.” De ese tamaño es la dimensión de lo que se espera de México y de la diplomacia mexicana en tiempos de turbulenci­a internacio­nal.

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