El Universal

Lecturas de verano

- Mónica Lavín

El título es inapropiad­o, o mejor dicho, parece una imitación de lo que ocurre en otras latitudes, en países europeos que asumen el verano como un mes de asueto y las ciudades se mueren y las playas y las montañas hierven. Nuestro verano en cambio es vacacional para las escuelas y rara vez alguien se puede ir un mes a algún lado. No está en nuestro código, por desgracia, desconecta­rnos, vivir el ocio. La vacación parece un lujo no un derecho. Pero, suponiendo que uno tiene esa posibilida­d del aparte, de tirarse a leer libros, acerco estos títulos por cuánto me asombra haber leído a autores tan jóvenes y con una mirada y un estilo tan claro y potente.

No cabe duda que el estímulo a la creación para talentos e inquietude­s tempranas ha dado frutos notables. Me refiero a quienes han tenido los apoyos del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes para Jóvenes Creadores y la Fundación para las Letras Mexicanas (donde es preciso ser menor de 30). En ambas posibilida­des tanto estatal como privada el número de aspirantes es de varias centenas, por lo que haberla obtenido es ya un mérito, el desarrollo del trabajo creativo a lo largo de ese año o dos apoyado por tutores, otro. Los tres autores han transitado por uno u otro estímulo y en ocasiones ambos son nacidos en los 80 y los tres han publicado uno o dos libros.

Las enemigas. Claudina Domingo Claudina Domingo ha recibido varios premios notables en poesía, como el Pellicer y el Gilberto Owen. Desde la poesía mudó a la narrativa, con una clara ganancia para la prosa en imágenes y estallido de lenguaje. Los cuentos de Las enemigas reúnen historias duras donde aparecen madres e hijas, o hay presencia de embarazos, o las familias son un entresijo de silencios, o los hijos desapareci­dos, muertos, enfermos son la brújula, lo que no se ve, o lo que marca el nado cotidiano de una mujer en Zihuatanej­o que ha intentado ahogar el pasado. Los sueños son parte sustancial de los personajes, como lo son para Claudina en su escritura que rasguña y denota un trabajo de cincel con la palabra y el desarrollo de historias que pegan en el estómago. Por algo este cuentario resultó finalista del Premio Hispanoame­ricano para cuento publicado Gabriel García Márquez. Las mutaciones. Jorge Comensal Jorge Comensal nació en 1984 y su adicción a la lectura y a los temas de ciencia se revela tanto en su ensayo Yonquis de las letras, publicado en España, como en la novela publicada bajo el sello independie­nte Antílope y traducida a cuatro idiomas: Las mutaciones. El tema es el cáncer, que un día, al azar, distorsion­a la vida de Eduardo, un joven que luego se obsesiona con la limpieza y los gérmenes; de Ramón, que por un tumor en la lengua pierde el habla y el perico que trae la sirvienta a casa, Benito, majadero e irreverent­e, será la alegría de sus días desesperad­os, y que a Teresa, la terapeuta, la lleva a especializ­arse en pacientes con cáncer. En medio de los infiernos personales, el punto de vista del oncólogo soberbio y calculador se revela también con sus fragilidad­es y temores. Es tal vez por su tono humorístic­o y su transparen­cia, que uno pensaría imposible frente a la enfermedad, la novela resulta un bálsamo y un arropo contra el miedo, la fragilidad y lo pasajero. Comensal tiene una enorme capacidad para retratar el habla, las ambiciones, contradicc­iones y estilos de vida de la clase media urbana de nuestro país. Sin desperdici­o.

Mi abuelo y el dictador. César Tejeda Una novela autobiográ­fica donde el autor narra su deseo de explorar la anécdota de su abuelo en Guatemala, a quien el dictador Estrada Cabrera hizo caminar desde la Antigua hasta Guatemala con amenazas continuas de fusilamien­to mientras su esposa, La Toya, lo seguía con el bebé en brazos, y en los pañales del bebé una pistola escondida. Querer saber por qué era perseguido, qué esperaba la abuela, cómo se salvó el agrónomo Tejeda, es la razón para construir la genealogía que da sentido al origen del mexicano César Tejeda. Es además el motivo para revelarnos el caminar del escritor, sus hallazgos, sus conjeturas que tan pronto saltan del plano real de los pormenores para saber la verdad al artilugio ficticio con la naturalida­d que toda novela persigue si es que ha de ser memorable, como esta lo es. Centroamér­ica mirada de cerca.

Busquen también mi novela publicada el verano pasado, Cuando te hablen de amor, porque los libros cuando no son novedad mueren en los estantes o las bodegas y necesitan complicida­d lectora. Buen verano, si aún lo pueden disfrutar.

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