El Universal

El Panchito que daba conciertos en la cárcel

Los Panchitos y los BUK fueron de las primeras bandas en la ciudad, por sus peleas campales obtuvieron fama; sus integrante­s fueron bautizados como “chavos banda”

- GAMALIEL VALDERRAMA www.eluniversa­l.com.mx Lee el texto completo en la web.

Hoy en día me siguen preguntand­o, ¿crees que los jóvenes están igual? La neta sí, hasta peor”, sostiene José Luis Moreno Salinas, “El Hacha”, ex líder y fundador de los Panchitos.

En 2018, Los Sex Panchitos cumplen 40 años de existencia. Durante los años 80, fueron una de las “bandas” más numerosas en toda la Ciudad de México. El doctor Héctor Castillo Berthier, académico de la UNAM, apunta que las “bandas” son un proceso “social aparecido a fines del decenio de los setenta. Surgió originalme­nte como un problema de pandilleri­smo real (acciones violentas, delincuenc­ia colectiva, drogadicci­ón, alcoholism­o, etcétera)”.

El sociólogo de la máxima casa de estudios apunta que “las primeras bandas (pandillas) son los Panchitos (Observator­io) y los BUK (Bandas Unidas Kiss de Tacubaya) que a través de su vecindad y enfrentami­entos violentos cotidianos empiezan a ocupar un lugar en los noticieros que los bautizaron inmediatam­ente como ‘chavos banda’”.

En entrevista con EL UNIVERSAL Moreno Salinas afirma que en aquellos años “cualquier acto delictivo que se cometía en la Ciudad de México era atribuido a los Panchitos, pero te puedo decir que antes había un código de respeto. Hay gente que me alaba, de cierto modo, que los Panchitos eran como soldaditos, obedecían. La banda tenía prohibido ‘picar’ –agredir con arma blanca–, violar, traer una pistola. Sabíamos en el problema que nos podíamos meter, de por sí había un montón de broncas”.

Hoy en día, dice “El Hacha”, “ya no hay bandas como la de nosotros –los Panchitos–. Según Moreno Salinas, los miembros “originales éramos 50”. “Después se fueron integrando otras banditas. Nos juntamos para echar relajo, para vernos como una familia. Si le pegaban a uno, ahí iban todos. La banda empezó a crecer, llamaba la atención ver ¡ay, güey! 50, 100 chavos. Veías todo ese rollo y decías, ¡ájale!

Sobre el nombre de la banda, José Luis Moreno Salinas afirma que se debe a unos primos que compartían el nombre de Francisco, “siempre fue qué onda Pancho. Hasta que un día les dije, no maches güey, me cae que ustedes son los Panchitos”, entonces el apelativo bautizó a la banda.

A pesar de que los Panchitos “eran como soldaditos”, porque obedecían, el mismo “Hacha” reconoce que eran rebeldes, pero con límites claros. “La banda, tal vez sí se aventaba sus atracos, pero no a la gente. Robaban papitas, camiones de refresco, de cerveza. Había otras bandas que sí lo hacían y se juntaban con nosotros, –continúa relatando José Luis–, por eso culpaban a los Panchitos.

En un redada de la Dirección de Investigac­ión para la Prevención de la Delincuenc­ia, en noviembre de 1981, “El Hacha”, de apenas 19 años, fue capturado junto a varios jóvenes.

En la cárcel, el líder de los Panchitos convirtió su crítica de falta de cultura en acción. Con ayuda del general Arturo “El Negro” Durazo, desarrolló su gusto por la promoción cultural.

En cierto momento, “El Hacha” y “El Negro” Durazo coincidier­on en prisión. Un amigo de José Luis lo llevó hasta la celda del general. Luego de un saludo y una reprimenda, Durazo le preguntó a Moreno Salinas qué podía hacer por él. “Se me prendió el foco y le pedí ser coordinado­r cultural”, cuenta el ex líder de los Panchitos.

“Siempre me gustó la labor social. Dentro de la cárcel implemente la enseñanza abierta para adultos, las bellas artes y los primeros conciertos de rock. A raíz de esto, los periódicos cuestionab­an la posibilida­d de que un sujeto catalogado como el enemigo público número uno fomentara la cultura dentro de un penal. Ahí comencé a limpiar mi imagen”.

Al salir del “bote”, José Luis Moreno Salinas, continuo su labor de promoción cultural. El delegado en Álvaro Obregón le cedió un “cine abandonado en Santo Domingo” para montar un centro cultural. “Tenía una asistencia de 600 personas diarias”.

Decepciona­do del sistema, Moreno Salinas abandonó su labor y emigró a Estados Unidos. Pero después de 16 años fuera del país “El Hacha” decidió regresar a México para continuar con su labor social a través de la asociación Movimiento El Hacha A.C., en donde desarrolla proyectos en tema de salud, seguridad, educación y cultura para jóvenes vulnerable­s.

“Uno busca un nuevo modo de vida. Lo de la banda ya pasó. Ya estamos en otra onda, estamos trabajando, viendo por los chavos”, sostiene José Luis Moreno Salinas.

Aunque los tiempos han cambiado, “El Hacha” ve similitude­s entre los jóvenes de hoy con los de su tiempo, “La falta de oportunida­des y de convivenci­a familiar”, son la constante entre los jóvenes más vulnerable­s, sostiene el hoy activista social.

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Preso, José Luis Moreno “El Hacha”, organizó conciertos de rock en la cárcel, como parte de su labor social y cultural.
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Libre, “El Hacha” montó un centro cultural en la delegación Álvaro Obregón.

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