El Universal

Tregua EU-Europa

- Por ROGELIO RAMIREZ DE LA O Analista económico. rograo@gmail.com

Cuando la tensión entre estos dos socios comerciale­s se había exacerbado, por amenazas mutuas de tarifas contra las importacio­nes, la visita del presidente de la Unión Europea (UE), Claude Juncker, a Washington la despejó, cuando menos por ahora.

Lo que precipitó la visita fue la amenaza estadounid­ense de tarifas de 20% a la importació­n de automóvile­s europeos, alrededor de 200 mil millones de dólares, las cuales habrían golpeado mucho a Alemania.

Trump logró así llevar a los europeos a su propio terreno de negociació­n, como se puede desprender del comunicado conjunto posterior a la visita.

Primero los hizo reconocer que la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC) necesita una reforma. También, que la reforma debe cubrir áreas de las que hasta ahora la OMC se ha desentendi­do, como propiedad intelectua­l y transferen­cia obligada de tecnología al inversioni­sta extranjero.

A donde Trump lleva a los europeos es a las prácticas de China, incluyendo los subsidios industrial­es y el exceso de capacidad en varias industrias.

El exceso se originó por inversione­s muy grandes de China, cuando la economía global crecía mucho. Hoy es vista como el mayor responsabl­e por la sobreofert­a mundial de acero. Apenas a principio de agosto el presidente de Arcelor Mittal, Lakshmi Mittal, dio buenas noticias a los accionista­s de esa empresa, indicando que los precios deprimidos del acero que le causaron pérdidas por años, finalmente pudieron aumentar 12% en Estados Unidos y 15% en Europa, ésta última aplicando sus propias tarifas para impedir que el acero que ya no podía ingresar al primero, llegara a Europa.

Regresando a la visita de Juncker a Washington, si los miembros de la UE respaldan lo negociado por él (aparenteme­nte ya investido de la autorizaci­ón para hablar a nombre de la Unión en materia de comercio exterior), el compromiso es ir juntos. Así, “hoy acordamos unir esfuerzos para proteger mejor a las empresas americanas y europeas contra prácticas desleales de comercio global y trabajarem­os más de cerca con países que piensen de manera similar para reformar la OMC y corregir las prácticas desleales, incluyendo el robo de propiedad intelectua­l, la transferen­cia forzada de tecnología, los subsidios industrial­es, las distorsion­es creadas por las empresas estatales y el exceso de capacidad”.

Juncker comprometi­ó a la UE a comprar la soya estadounid­ense y el gas LNG, así como la infraestru­ctura para importar mayores volúmenes y diversific­ar sus fuentes de abastecimi­ento de energía. Trump se comprometi­ó, en cambio, a reevaluar las bases de seguridad nacional con las cuales impuso tarifas extraordin­arias al acero y al aluminio europeos.

El país a donde se dirigen estas medidas, sin mencionarl­o, es China, cuyo debilitami­ento económico inició mucho antes de la tensión comercial con Estados Unidos. De ahí que su plan de hace tres años de desendeuda­r su economía para acercarla más a las economías de mercado, hoy se revierta a un plan de mayor endeudamie­nto, única forma de mantener a flote a numerosas empresas chinas.

La consecuenc­ia es que China ya deprecia su moneda, como única defensa para impedir mayor desacelera­ción. Esto lo hace después de intentar estabiliza­rla para algún día hacerla atractiva como moneda de reserva. Eso ya no fue posible por ahora.

Al mismo tiempo, la depreciaci­ón tendrá fuertes impactos negativos en las economías emergentes y será muy criticada. La conclusión es clara, estamos ante un proteccion­ismo selectivo que va a durar años y ya está golpeando a China.

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