El Universal

Alejandro Hope

¿Cancún es el nuevo Acapulco?

- alejandroh­ope@outlook.com @ahope71

El sábado pasado Cancún se pintó de rojo. En menos de 24 horas, ocho personas fueron asesinadas a balazos. Tres más recibieron heridas por arma de fuego. Entre las víctimas mortales estaba un adolescent­e de 15 años, así como una mujer encontrada amarrada y con señas de tortura.

Este no fue un día inusual en esa ciudad turística. El fin de semana previo, once personas fueron víctimas de homicidio. Entre ellas, había cinco que fueron ejecutadas al estilo mafioso mientras comían en un restaurant­e ubicado en Puerto Juárez. Tres personas más resultaron heridas en el ataque, incluyendo a dos policías ministeria­les.

El deterioro de Quintana Roo no es nuevo, pero se ha acentuado en los dos últimos años. En 2017, según cifras del Inegi, el número de homicidios creció 129% con respecto al año previo. La tasa de homicidio pasó de 12 a 27 por 100 mil habitantes, ubicándose por encima de la tasa nacional.

En Cancún mismo, los asesinatos casi se triplicaro­n en 2017 y se han casi sextuplica­do desde 2014. La tasa de homicidio se ubica ya en 41 por 100 mil habitantes. Para poner las cosas en perspectiv­a, esa tasa es dos veces y media mayor que la registrada en la Ciudad de México.

La escalada ha continuado en 2018. Entre enero y junio, 392 personas fueron víctimas de homicidio doloso en Quintana Roo, de acuerdo a datos del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Eso equivale a un incremento de 193% con respecto al primer semestre de 2017.

La explosión de violencia e insegurida­d ya ha empezado a afectar a la principal industria del estado: el turismo. Según Darío Flota Ocampo, director del Consejo de Promoción Turística de Quintana Roo (CPTQ), 300 mil turistas estadounid­enses dejaron de visitar Cancún y la Riviera Maya durante 2017 y la caída se ha extendido al presente año. Los datos de ocupación hotelera generados por la Secretaría de Turismo parecen confirmar esa percepción: entre enero y julio de 2018, el promedio ha sido de 83.9% contra 86.2% en 2017.

¿Qué explica la oleada de violencia? No está enterament­e claro. En los medios locales, se manejan historias sobre presuntos conflictos entre bandas de la delincuenc­ia organizada.

Algunos medios hablan de la “presencia” de al menos tres grupos: el Cártel de Jalisco Nueva Generación, La Barredora (un

presunto brazo armado del Cártel de Sinaloa )y Los Rojos, la banda de Guerrero vuelta famosa a consecuenc­ia de la tragedia de Iguala. Existirían asimismo algunas bandas locales: Los Combos, un grupo heterogéne­o de supuestos Zetas y presuntos miembros del Cártel del Golfo, y una banda llamada en los medios como el Cártel de Cancún.

A esto hay que añadirle los muchos factores de disfuncion­alidad social: crecimient­o demográfic­o explosivo generado por oleadas sucesivas de migrantes jóvenes, desarrollo urbano desordenad­o y excluyente, dependenci­a casi absoluta de un solo sector económico, dotación insuficien­te de servicios de educación y salud.

Y, por supuesto, debilidad institucio­nal. En 2016, la policía estatal contaba con mil 229 policías preventivo­s, de los cuales mil 202 tenían ingresos inferiores a 5 mil pesos. De acuerdo a datos de la organizaci­ón Impunidad Cero, la tasa de impunidad en el delito de homicidio en Quintana Roo es de 87.4%, la quinta más alta del país.

En resumen, Cancún no es aún Acapulco, pero se le empieza a parecer peligrosam­ente.

Entre enero y junio de este año, 392 personas fueron víctimas de homicidio doloso en Quintana Roo. Eso equivale a un incremento de 193% con respecto al primer semestre de 2017

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