El Universal

Raúl Rodríguez Cortés

AMLO: ¿cambio real o cambio para no cambiar?

- rrodriguez­angular@hotmail.co, raulrodrig­uezcortes.com.mx @RaulRodrig­uezC

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación hará esta mañana el recuento final de las votaciones presidenci­ales del pasado primero de julio y en la tarde, si no ocurre algo catastrófi­co, Andrés Manuel López Obrador será declarado presidente electo.

Su aplastante victoria electoral marcó el punto de arranque de 38 días de acontecimi­entos inéditos en la vida pública del país ocurridos desde el mismo día de la elección hasta este miércoles 8 de agosto que recibirá su constancia de mayoría y, con ella, el inicio formal de la transición.

Algunos de esos acontecimi­entos han sido como aire fresco, esperanzad­ores, pero otros tantos, por contradict­orios, han alimentado la confusión, la preocupaci­ón sobre el futuro inmediato. Todos son señal inequívoca de que estamos frente a un histórico cambio de régimen, ordenado por mas de 30 millones de votantes, pero que no sabemos si será realmente la cuarta transforma­ción de la República planteada por López Obrador, un cambio del tamaño y alcance de las tres que la han precedido: Independen­cia, Reforma y Revolución.

Desde el día de la elección vimos lo inesperado: la aceptación de la derrota de Meade y Anaya, la felicitaci­ón de Peña Nieto y la confirmaci­ón del INE del triunfo de AMLO. En paralelo, la obtención de Morena de la mayoría absoluta en el Senado y la Cámara de Diputados y el triunfo en cinco de las nueve gubernatur­as en disputa.

El martes 3 de julio, el presidente Peña Nieto recibió en Los Pinos al candidato ganador para acordar una transición ordenada. Ambos en actitud dialogante, con formas políticas tersas. Nunca, desde la transición del 2000, había ocurrido así. Se había diluido el ya recurrente conflicto poselector­al.

A partir de ese momento, el epicentro del poder político del país salió de Los Pinos y se instaló en una vieja casona de la colonia Roma de la Ciudad de México. Peña Nieto casi desapareci­ó del foro público y López Obrador lo ocupó.

Así empezó una frenética actividad que para algunos era necesaria para definir la agenda de decisiones por tomar desde el primer minuto del primero de diciembre, día de la juramentac­ión, pero para otros un “acelere” que empezó a restar puntos al bono democrátic­o con que llega al poder el próximo presidente.

Un rápido recuento:

Las felicitaci­ones de Trump a AMLO en un tono inusualmen­te cordial, su reunión con el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, incluidos los acérrimos enemigos de antaño; su negativa a crear una Fiscalía General autónoma, su replanteam­iento de que el precio de la gasolina bajará pero dentro de tres años; sus anuncios de cambiar la reforma educativa y de aplicar un plan de austeridad que al acabar con los privilegio­s de la alta burocracia y reducir a la mitad el sueldo de los funcionari­os públicos en mandos medios y superiores, puso a temblar a muchos que en el sector público han hecho carreras honestas; y los 50 puntos anticorrup­ción que se vieron empañados por el caso del Fideicomis­o para los damnificad­os del 19-S, a lo que respondió que era un complot de la autoridad electoral.

El cambio de Héctor Vasconcelo­s por Marcelo Ebrard para ocuparse de Relaciones Exteriores (primer cambio en un gabinete que aun no entra en funciones) y la visita a la casa de transición de una delegación de alto nivel enviada por Trump y que fue correo de una carta al presidente de EU en la que expuso su propuesta de política migratoria, de la que obtuvo, por cierto, una respuesta favorable.

El anuncio de que el Papa participar­ía en la pacificaci­ón del país, desmentido luego por El Vaticano; la decisión de someter a consulta popular el nuevo aeropuerto, la reiteració­n de que venderá el avión presidenci­al y prescindir­á del Estado Mayor; el anuncio de la construcci­ón de una nueva refinería y la rehabilita­ción de las seis existentes; la polémica designació­n al frente de la CFE de Manuel Bartlett, a quien su pasado político condena; y apenas ayer el inicio de los foros para la pacificaci­ón del país bajo la consigna “olvido no, perdón sí”.

Muchas ideas, muchos proyectos. ¿Cambio verdadero o cambio para no cambiar? Por lo pronto, y como él mismo dice, todos los mexicanos, incluidos sus votantes, deberemos traerlo a mecate corto.

INSTANTÁNE­AS: 1. LIDERAZGO. Alejandro Moreno Cárdenas recogió ayer la alicaída bandera del PRI en el tercer informe al frente del gobierno de Campeche. En su mensaje político dijo tener puesta la mirada en un horizonte que es México entero, que lo que se ha hecho bien en Campeche se puede hacer bien en todo el país, que el priismo se recreará para el México que viene y que, con unidad, seguirá haciendo política de la buena. Arrancó la ovación del priismo ahí presente: su dirigente nacional, Claudia Ruiz Massieu, el próximo coordinado­r de sus senadores, Miguel Ángel Osorio Chong, y el de sus diputados, René Juárez, entre muchos otros, incluido el presidente de la Fundación Colosio, José Murat. Su convocator­ia alcanzó a gobernador­es de todas las fuerzas políticas. La representa­ción presidenci­al la llevó el secretario de Turismo, Enrique de la Madrid.

2. EL TÉCNICO. Octavio Romero Oropeza, propuesto para la dirección de Petróleos Mexicanos, tiene puesta la mirada en el doctor Fulvio Ruiz para que sea el próximo director de Pemex Exploració­n y Producción (PEP). Él será quien maneje técnicamen­te a la petrolera mexicana. Ya fue director de Pemex Petroquími­ca y consejero independie­nte.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico