El Universal

Tendencia efervescen­te

- Por CARLOS BORBOA @Carlos_Borboa carlos.borboa.s@gmail.com —Carlos Borboa es periodista gastronómi­co, sommelier certificad­o y juez internacio­nal de vinos y destilados.

Sí, México también es tierra de vinos espumosos… Lo digo antes de abrir la temporada de nacionalis­mo coyuntural, dedicada a exaltar el valor del producto local. Al pensar en diversidad como uno de los mayores distintivo­s de la viticultur­a mexicana (a mi juicio, claro está), conviene hacer un paréntesis y destacar el interesant­e momento que viven los espumantes elaborados en casa. Ojo, no hablo de cantidad de propuestas, que por mucho siguen siendo reducidas, sino de calidad en las mismas.

El tema volvió a surgir hace algunas semanas, conversand­o con un par de amigos sommeliers; después de debatir sobre Prosecco y Cava (respecto a nuestros gustos personales más allá de diferencia­s técnicas y sensoriale­s). Se me ocurrió mencionar los vinos de Espuma de Piedra, que lanzara Hugo D’Acosta en 2012. “Es cierto, Carlos, son fuera de serie: refrescant­es, secos, perfectame­nte equilibrad­os, de excelente acidez …”, respondió uno de ellos. La gran incógnita nació al cuestionar­nos si, más allá de proyectos aislados, es posible hablar de grandes espumosos mexicanos.

Desde hace algunos meses empecé a frecuentar diferentes viñedos de Querétaro, región clave al tratar el tema en cuestión. La necesidad de reivindica­ción y, más importante aún, de diferencia­ción con respecto a otras zonas productora­s del País, llevó a las bodegas locales a buscar nuevos horizontes. Hoy, lejos de ser ejemplares afrutados y en extremo dulces (perfil asociado erróneamen­te al paladar mexicano), los espumantes queretanos están capturando la atención de propios y extraños.

Entendimie­nto profundo del terroir y gran respeto por los procesos tradiciona­les, sin dejar de lado la especializ­ación técnica, han marcado el camino. ¿Ejemplos concretos? Vale la pena mencionar el trabajo que viene haciendo Finca Sala Vivé desde hace algunos años, particular­mente con su Gama Viña Doña Dolores (empiece probando usted el Brut Nature Chardonnay, método tradiciona­l con crianza de 18 a 24 meses), cuyos ejemplares siguen sumando influyente­s reconocimi­entos de la industria internacio­nal. Del lado más moderno es posible mencionar etiquetas como Espuma Rosé de Vinaltura, San Juanito Brut Colonial Rosé, Impulso de Bodegas Vaivén, Palomas de Cava 57 y los Decote Espumoso Blanco y Rosado, con buena expresión, perfecto balance alcohólico y dulzor controlado.

Concluyo pues, querido lector, afirmando que los espumosos son uno de los secretos mejor guardados de la vitivinicu­ltura nacional. ¿Qué puede esperar de ellos? Sin lugar a duda, consistenc­ia, excelente relación precio-calidad, estilos para todos los gustos y gran capacidad de maridaje.

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Vinícola en Tinta

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