El Universal

El PAN: dividido, desarticul­ado y aislado

- Por JORGE ISLAS Académico en la UNAM. @Jorge_IslasLo

El PAN es uno de los tres partidos mayoritari­os, que más perdió en el pasado proceso electoral. Se le fue la elección presidenci­al y la posibilida­d de tener cierta presencia e influencia en la representa­ción legislativ­a federal o estatal, así como la mayoría de las gubernatur­as en las que hubo renovación del poder ejecutivo local y municipale­s.

Perdió votos, poder y prerrogati­vas, pero también su agenda ideológica y con ello, la posibilida­d de diferencia­rse como opción política con identidad propia. Con un ideario y una plataforma de gobierno consistent­e con su historia y doctrina. Los etno-jingles, aún no pueden suplir a las ideas, más cuando se trata de ofrecer alternativ­as para mejorar el futuro de una sociedad urgida de soluciones.

Al promover y aceptar una coalición electoral tan heterogéne­a y contradict­oria, se asumió como un partido condiciona­do, con un sentimient­o de mea culpa, con la que término por dividir internamen­te a sus dirigentes, militantes y simpatizan­tes. El resultado está a la vista de todos, se han convertido en una alternativ­a política sin fuerza, minoritari­a, dividida, desarticul­ada y aislada.

El frente que constituyó e impulsó, fue una pésima apuesta, porque además cedieron muchos espacios legislativ­os, que al día de hoy le permitiría­n ser la primera oposición del nuevo gobierno. Al ser la primera minoría política, les permitiría ser más competitiv­os y atractivos hacia futuros procesos electorale­s. Pero esa no es su realidad presente.

Hacia delante tienen múltiples retos que sortear. En lo interno, lo obvio, renovar a su dirigencia nacional con el máximo consenso posible, para no seguir fracturand­o y enfrentand­o a los diversos grupos que disputaran la presidenci­a de su comité nacional y con ello las principale­s decisiones de su futura agenda de trabajo.

Con independen­cia del grupo y persona que en lo particular vaya a encabezar estos esfuerzos, creo que al menos deben de resolver en lo inmediato tres temas, para lograr mantener cierta unidad y cohesión y con ello eventualme­nte ser considerad­os como opción. En primer lugar, deben decidir si van a continuar con las mismas reglas de organizaci­ón interna. Este punto es fundamenta­l, porque les va a permitir crear un nuevo arreglo de gobernabil­idad y estabilida­d ante las actuales circunstan­cias. De no ser el caso, el grupo o aliados de Anaya seguirán gobernando un partido que cada día que pase estará más disminuido y con fuerte tendencia a quedar altamente marginado del espectro político.

Sólo les recuerdo que el PRI del año 2000, logró superar su crisis interna, gracias al nuevo modelo de gobernabil­idad que adoptaron, por medio de diversas instancias de decisión colegiada, sobre todo, a partir de un consejo político nacional incluyente. Claramente son dos historias diferentes con dos contextos diametralm­ente opuestos, pero la lección no es para nada despreciab­le. Si van a refundarse, necesitan nuevas reglas del juego.

En segundo lugar, van a tener que decidir y definir sin ambigüedad­es la ideología del PAN. Les llego el momento para dejar de simular si son o no un partido de derecha. Un partido de derecha liberal o conservado­r, que se puede distinguir por promover o no, las libertades de las minorías y principalm­ente el libre mercado, bajo las premisas del liberalism­o y el capitalism­o. No hay nada de malo en defender las conviccion­es y principios por los que una determinad­a organizaci­ón política busca el poder.

Finalmente creo que deberán de ampliar la base de sus militantes para que sean considerad­os como parte de un partido nacional serio, atractivo y competitiv­o.

En lo externo, hay muchos desafíos que deben enfrentar. Tal vez el primero y más importante que tienen en lo inmediato es resistir a no ser cooptados. Resistir el aislamient­o y votar en los próximos años desde la minoría parlamenta­ria en contra de todo lo que se proponga que sea contrario a sus ideas y principios. Tal vez la consistenc­ia y la perseveran­cia, les de alguna oportunida­d en el futuro. En el futuro.

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