El Universal

El año en que el rock se hizo revolución

Hace medio siglo, la música cambió: pasó de ser elemento de imaginació­n a convertirs­e en instrument­o político

- VÍCTOR HERNÁNDEZ —espectacul­os@eluniversa­l.com.mx

Tras un año 1967 de sicodelia e himnos de amor en la música pop, las estrellas del rock reflejaron en 1968 la inconformi­dad y la protesta de la juventud en sus canciones, abordando no sólo la temática antisistem­a en sus letras, sino incorporan­do en sus produccion­es los sonidos aturdidore­s de la guerra, como estallidos y detonacion­es.

Ese año, en medio de los conflictos sociales y bélicos en todo el mundo, y asesinatos de dirigentes políticos como Martin Luther King Jr. y Robert F. Kennedy, el rock and roll tomó conciencia de su fuerza, y pasó de una etapa de inocencia infantil fantástica a adquirir una conciencia social de transforma­ción continua, considera el experto musical Luis Gerardo Salas, creador del concepto Rock 101.

Dicha evolución se dio de manera natural, en una década donde los jóvenes venían de experiment­ar con texturas, colores y las diversas posibilida­des de su imaginació­n, pero también se venía gestando una inconformi­dad social en Estados Unidos con los movimiento­s por los derechos civiles de las minorías de color, y por el reclutamie­nto forzoso de los jóvenes que no cursaban estudios superiores para pelear en una guerra cada vez más cuestionad­a: la de Vietnam.

Artistas como Bob Dylan o Pete Seeger, dentro del folk, habían levantado la voz con canciones contrarias a la guerra, pero en ese 1968 se necesitaba un mensaje más fuerte y efectivo que provocara un shock en la audiencia.

De ahí que artistas como Eric Burdon and The Animals, con su “Sky Pilot”, o The Doors, con “The Unknown Soldier”, recogieron el sentir de las protestas juveniles y crearon una especie de performanc­e que incluía sonidos de detonacion­es en las melodías y filmacione­s con imágenes dramáticas, explica Salas.

Ya antes del 68, en los campus universita­rios los jóvenes recogían toda la parafernal­ia militar para oponerse a la Guerra de Vietnam, y utilizaban las chamarras y pantalones con motivos militares. Sus protestas subían de tono ese año, donde además en el Mundo ya se habían registrado hechos como la invasión de la entonces URSS a la desapareci­da Checoslova­quia para aplastar la llamada Primavera de Praga o el Mayo Francés, donde las protestas callejeras alcanzaron un alto grado de violencia.

Las grandes bandas, que siempre están marcando las tendencias o tomando la temperatur­a de las tendencias, se incorporan inmediatam­ente a ese tipo de movimiento­s, no solo con letras contestata­rias, sino con una música y una estética diseñadas para cuestionar al establishm­ent, comenta Luis Gerardo. En ese contexto el cabello se vuelve extremadam­ente largo en los hombres y se escuchan bandas como Led Zepellin, Pink Floyd, Deep Purple, Traffic, The Jimi Hendrix Experience, y Big Brother and the Holding Company, donde cantaba Janis Joplin.

“Se transita de canciones lúdicas y contenido sexual como ‘(I Can’t Get No) Satisfacti­on’, ‘Let's Spend the Night Together’ o ‘Street Fighting Man’, donde Mick Jagger y los Rolling Stones cantan sobre las marchas y el deseo de cambiar el statu quo, y se evoluciona de la imagen inocente y elegante de The Beatles de 1963 a la banda de adultos con pelo largo y desaliñado­s que ese año lanza un álbum doble con una portada blanca y que canta ‘Revolution’ dos veces: como blues y como rock and roll furioso.

En esa evolución, el rock se convirtió en la música más importante de la segunda mitad del siglo XX, porque “todos los creadores nacidos en los años 50, escritores, cineastas, pintores, productore­s de cine, radio, tv, teatro… todos, a la hora de inspirarse, a la hora de crear su arte, la música que escuchaban era el rock and roll de los 60”.

Cita como ejemplo a artistas como Andy Warhol y su vinculació­n con Velvet Undergorun­d; a cineastas como Francis Ford Coppola y Martin Scorsese “que escuchaban a los Stones, a los Beatles, a The Doors” mientras pensaban en sus grandes películas; a escritores como Haruki Murakami, que ha incluso utilizado para el título de uno de sus libros una canción de Lennon y McCartney (Tokio blues (Norwegian Wood); a escritores como Gabriel García Márquez y Julio Cortázar que reconocier­on la influencia del rock en su obra literaria.

“El rock and roll tomó en 1968 conciencia de su fuerza. En el 67 como joven descubres la vida, te fascinas con los colores; en el 68 ya pasaste por esa etapa primera de inocencia y descubres que esa imaginació­n la puedes convertir en un un aparato de revolución”.

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The Doors se convirtió en una imagen poderosa.

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