Un oasis en el mar de Cortés
Conoce Santa Rosalía, un pequeño pueblo con una iglesia diseñada por Gustave Eiffel y un volcán dormido para escalar
Epidemias y una inundación que arrasó con las tierras de cultivo provocaron que Santa Rosalía, en Mulegé, se convirtiera en un pueblo fantasma. La única sobreviviente de aquel fatídico 1828, fue una misión jesuita, construida en el siglo XVIII. Ahora forma parte de la Ruta de las Misiones de la Baja y Alta California, que va desde Cabo San Lucas hasta San Francisco (Estados Unidos).
Este oasis del mar de Cortés recobró su esplendor cuando Porfirio Díaz permitió la fundación y explotación de la mina de cobre El Boleo. El pueblo se convirtió en una ciudad arquitectónicamente similar a París, con construcciones de hierro forjado e incluso con una obra del mismísimo Gustave Eiffel, la iglesia de Santa Bárbara, en el corazón de Santa Rosalía.
Bondades de la Madre Tierra
La riqueza del pueblo va más allá de los restos de su antigua mina: a tan solo 65 kilómetros se localiza la cueva San Borjita, enclavada en la Sierra de San Francisco. A este escenario donde se mezcla el desierto y el mar, se llega en mula o a caballo para admirar las pinturas rupestres más antiguas de América, con siete mil 500 años de antigüedad, superando las localizadas en el río Pecas, en Texas.
Hacia el norte, en un viaje de 33 kilómetros por la Carretera Transpeninsular, se puede escalar una de las paredes del volcán Tres Vírgenes, que forma parte de la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno. En la zona nacieron pequeñas pozas de aguas termales y se construyó un puñado de cabañas rústicas para pasar la noche.
La majestuosidad del mar de Cortés se admira mejor en el sur de Santa Rosalía, donde se encuentra Bahía Concepción. Este paraíso está conformado por playas semivírgenes, como El Requesón, El Coyote y El Burro, donde es posible esnorquelear con mantarrayas y comer almejas chocolatas recién sacadas del mar.
También en el sur, en la localidad de San Bruno, se organizan paseos en pequeñas lanchas para llegar a Isla San Marcos, rodeada por antiguas minas de yeso. Aquí se ofrecen recorridos en kayak o esnórquel para admirar una barrera coralina habitada por caballitos de mar.
De Santa Rosalía no te puedes ir sin visitar la panadería El Boleo, fundada en 1901. Utiliza recetas de panaderías tradicionales de Francia y hornea en cavidades de barro.
Al pie del volcán Tres Vírgenes crecen los famosos “cirios”, cactus que pueden tardar hasta 27 años para alcanzar un metro de altura. En la zona hay ejemplares de 18 metros.