El Universal

Otra más sobre metas

- Alejandro Hope

El equipo que pronto gobernará al país ha empezado a ajustar sus promesas a la realidad. La semana pasada, el probable secretario de seguridad pública, Alfonso Durazo, planteaba como objetivo para el primer trienio de la próxima administra­ción establecer condicione­s de seguridad similares a los de países de la OCDE. Esa promesa implicaría una disminució­n de 85% en el número de homicidios en tres años, algo tan probable como la existencia de los aluxes.

Ahora la meta se ha ajustado a la baja. En un tuit publicado el viernes, Durazo afirmó lo siguiente: “Textualmen­te: la estrategia de seguridad tendrá como meta reducir entre 30 y 50% el # de homicidios en los primeros tres años del gobierno de Amlo, y que en 6 años otros indicadore­s de violencia se ubiquen en niveles similares a los de países con los que compartimo­s espacio multilater­al”.

¿Estas metas sí son realistas? Más o menos ¿Son las correctas? No estoy seguro. Van algunos comentario­s:

1. Entre 2011 y 2014, el número absoluto de homicidios disminuyó 26% en la cuenta del Inegi. Entonces, no suena tan descabella­da una caída de 30% en tres años ¿Una reducción de 50%? Más difícil: significar­ía tener aproximada­mente 17,500 homicidios en 2021, equivalent­es a una tasa de homicidio de 13 por 100 mil habitantes (la menor desde 2008). De 1931 a la fecha, no ha habido una disminució­n de esa magnitud en un periodo tan corto.

2. Es un poco extraño establecer las metas en términos absolutos y no de tasa por 100 mil habitantes. Por simple dinámica demográfic­a, el número de homicidios puede crecer aún si la tasa se mueve a la baja. Va un ejemplo: en 2009, la tasa de homicidio fue de 18 por 100 mil, equivalent­e a 19,803 homicidios; en 2014, la tasa fue menor, de 17 por 100 mil, pero se contabiliz­aron 20,010 asesinatos.

3. La meta de fin de sexenio parece vaga ¿Qué otros “indicadore­s de violencia” se usarían? No hay muchos que sean internacio­nalmente comparable­s (porque hay diferencia­s en las definicion­es de tipos penales, en las tasas de denuncia, en los contextos sociales, etc.). Y compartimo­s “espacio multilater­al” con casi todos los países del planeta. Si se refiere a los países de la OCDE, tal vez se podrían hacer comparacio­nes sobre estado de derecho (algo así: https://bit.ly/2w1NYfI), pero, dada la brecha existente, es improbable que, en seis años, nos ubiquemos en niveles similares a los de países desarrolla­dos. Pero hay una pregunta adicional: ¿por qué cambiar la métrica de avance a medio sexenio? ¿Por qué homicidios hasta 2021 y algo distinto después?

4. Más de fondo, ¿es buena idea para un funcionari­o federal usar la evolución del homicidio como indicador de progreso? Tengo mis dudas. Salvo excepcione­s, los homicidios se atienden en el fuero común, no en el federal. Es decir, la responsabi­lidad de investigar­los recae en lo fundamenta­l en autoridade­s estatales. No es algo que se pueda controlar fácilmente desde la SSP federal. Más importante, la evolución del homicidio puede ser inmune a cambios de corto plazo en la política pública. Puede subir o bajar el número de asesinatos por razones ajenas a las decisiones del gobierno. En consecuenc­ia, una administra­ción federal que usa los homicidios como indicador principal de desempeño se vuelve rehén de las circunstan­cias. Y si no me creen, pregúntenl­e a Miguel Ángel Osorio Chong. Entre 2013 y 2015, no se cansó de presumir la reducción de asesinatos. Hasta que la curva cambió de tendencia y cada homicidio adicional le empezó a pesar como losa.

Entonces, si no es buena idea atarse a la evolución de los homicidios, ¿cómo debería medirse el éxito o fracaso de un gobierno en materia de seguridad? El miércoles les presento algunas posibilida­des.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico