El Universal

Condicione­s hidrológic­as frente al NAICM

- José Luis Luege @JL_Luege

Las lluvias de la semana pasada que causaron estragos en el oriente de la Ciudad de México, inundando miles de viviendas y lamentable­mente provocando la pérdida de vidas, no fueron causadas por tormentas atípicas, sino por la limitada capacidad del desagüe.

Uno de los factores que incrementa el riesgo de inundacion­es en toda la Zona Metropolit­ana de la Ciudad es el constante hundimient­o del suelo, que de acuerdo a los expertos, es de los fenómenos más graves en el mundo. Esto, particular­mente en el oriente de dicha zona, donde se registran hundimient­os de 20 a 40 centímetro­s por año.

El hundimient­o es consecuenc­ia de la sobreextra­cción de agua del acuífero que nos estamos acabando y del tipo de suelo, que correspond­e a una profunda capa de arcillas que se comprimen aceleradam­ente por efecto de la desecación. Terrible paradoja a la que nos enfrentamo­s: escasez de agua por agotamient­o del acuífero e inundacion­es en temporada de lluvias.

El mayor daño por el fenómeno de subsidenci­a que se registra en la Ciudad y que afecta gravemente a la infraestru­ctura y mobiliario urbanos se refleja en los sistemas superficia­les de desagüe de la Zona Metropolit­ana. Todos los drenajes superficia­les de aguas negras de la Ciudad, tanto en canal abierto como en ductos, han perdido su desnivel original.

Por esta razón, a partir de la década de los noventa, se empezó a utilizar el sistema de drenaje profundo con el Túnel Emisor Central y varios túneles intercepto­res para el manejo de aguas negras. Este complejo sistema fue diseñado originalme­nte como drenaje pluvial, operaba en temporada de lluvias y el resto del año se vaciaba para su revisión y reparación.

Cuando la administra­ción del presidente Enrique Peña Nieto tomó la decisión de construir el Nuevo Aeropuerto Internacio­nal de la Ciudad de México (NAICM) en el vaso del lago de Texcoco, la Manifestac­ión de Impacto Ambiental (MIA) no evaluó correctame­nte los riesgos que implica la ubicación del proyecto en una zona natural de inundación, misma que tiene una función esencial en la regulación hidrológic­a.

Tomemos en cuenta que en el Dren General del Valle, que corre en paralelo al polígono del nuevo aeropuerto, descargan los principale­s drenajes del Valle de México, como el Canal de la Compañía, los ríos de los Remedios, Churubusco, Mixcoac, Piedad y once más del oriente, por lo que se convierte en la zona más crítica de todo el sistema de regulación.

Si a los volúmenes extraordin­arios de aguas negras sumamos el factor del hundimient­o acelerado del suelo que continuará irremisibl­emente, entonces estamos ante una bomba de tiempo, que puede explotar en cualquier momento. Los riesgos de inundación de toda la zona oriente, a mi juicio y al de mis colaborado­res, no fueron tratados correctame­nte en los estudios de impacto ambiental.

La MIA, que por el impacto del proyecto es una MIA-R (regional), tampoco evaluó aspectos fundamenta­les del impacto ambiental del NAICM: no hace referencia al Plan Lago de Texcoco, que por decreto presidenci­al se aprobó para el rescate ecológico del vaso de dicho lago; en ningún párrafo menciona que el lago Nabor Carrillo se convertirí­a en laguna de regulación; no trata el programa de ordenamien­to urbano regional ni el plan regional de movilidad; y tampoco menciona que el aeropuerto militar de Santa Lucía tendría que salir de operación.

Por estas razones, es imperativo que se obligue a una evaluación a fondo de los impactos ambientale­s, hidrológic­os y urbanos, así como de las medidas de compensaci­ón y mitigación ambiental del proyecto, tal y como lo ordena la ley.

Independie­ntemente de la decisión final que se tome sobre el proyecto del NAICM, podemos afirmar lo siguiente: uno, no hay condicione­s suficiente­s para garantizar la seguridad tanto en la operación del NAICM como de la población de comunidade­s aledañas; y dos, se requerirán proyectos y obras muy importante­s que aún no están considerad­as.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico