El Universal

Tras los secretos del viento solar

En septiembre inician las observacio­nes científica­s y en diciembre fluirán los datos a los laboratori­os que estudian el clima espacial en el mundo, como el LANCE en México

-

Una luz verde azulada parece iluminar paulatinam­ente el cielo, mientras que los bordes del paisaje se empiezan a teñir de rojo púrpura. Los espectácul­os naturales que brindan las auroras están relacionad­as con un fenómeno que cada vez cobra más importanci­a: el viento solar.

Este fenómeno es uno de los objetivos principale­s de estudio de la sonda Parker que despegó con éxito el pasado 12 de agosto para estudiar el Sol y que actualment­e debe estar realizando el despliegue de su brazo magnético y la segunda parte de sus antenas. Todo empieza a estar listo para que a principios de septiembre comiencen los primeros cálculos científico­s.

Este proyecto de la NASA que cristaliza seis décadas de estudio tiene varias peculiarid­ades y una de ellas está relacionad­a en torno a la figura del científico Eugene Parker. El doctor Américo González Esparza, coordinado­r del Laboratori­o Nacional de Clima Espacial (LANCE) señala que es la primera vez que la NASA nombra a una misión en honor a un científico vivo, pues generalmen­te se había rendido tributo a científico­s fallecidos, pero el astrofísic­o de la Universida­d de Chicago tiene el mérito de haber sido quien introdujo el término de viento solar, con una teoría, por demás, temeraria.

Un hombre temerario

A finales de la década de los 50 del siglo pasado, Eugene Parker publicó un artículo donde explicaba cómo la atmósfera del Sol era muy caliente, (alcanza una temperatur­a de más de un millón de grados) a comparació­n de su superficie, que se mantiene a seis mil grados. Para explicar este abrupto cambio de temperatur­a, Parker decidió estudiar la atmósfera de las estrellas y lo que encontró es que la corona solar se movía en un flujo supersónic­o. Esto sucedía porque el Astro Rey no era capaz de mantener su atmósfera y ésta se escapaba formando una lluvia de partículas que se alejaba de la estrella, lo que se conoce como viento solar.

“En su momento era una predicción muy temeraria porque iba en contra de lo que la mayoría de la comunidad astrofísic­a considerab­a en esa época. Se pensaba que si las estrellas obligan a todos los sistemas y cuerpos planetario­s a dar vueltas a su alrededor, era imposible que el Sol no pudiera contener su propia atmósfera, pero resultó que esto sí sucede por la temperatur­a tan alta que posee”, explica el experto.

El artículo de Parker coincidió con el inicio de la Era espacial. El Lunik ll, creada por los soviéticos, fue la primera sonda que impactó en la superficie lunar en 1959 y tomó mediciones del viento solar, pero en plena Guerra Fría no se realiza la publicació­n de esos datos. Esto sucede hasta que los norteameri­canos envían la primera sonda a venus: Mariner II. “En su trayectori­a, esta nave empieza a detectar las partículas del viento solar y confirma su existencia. Es así que hasta 1962 llega la confirmaci­ón oficial de lo que había predicho Parker unos años antes y lo que lo convierte en el padre del viento solar”.

González Esparza describe que este fenómeno es importante porque es un flujo de partículas que rebasan la órbita de todos los planetas y en particular la que conecta al Sol con la Tierra. “Nuestro planeta tiene un campo magnético y este funciona como una coraza que impide que las partículas de viento solar entren a la atmósfera”, comenta y agrega que gracias a esta protección se ha podido desarrolla­r la vida en el planeta, sin embargo esta coraza no es infalible.

Este escudo se puede romper cuando hay una tormenta solar, es decir cuando ocurre una explosión en el Sol y sale proyectada una nube de este material provenient­e del astro que se impacta en el campo magnético de la Tierra. La radiación puede alcanzar al planeta en alrededor de 8 minutos, ya que viajan casi a la velocidad de la luz. El especialis­ta explica que en ese momento penetran partículas de viento solar a la atmósfera de nuestro planeta que forman las espectacul­ares auroras boreales, pero también pueden producir una serie de fenómenos que afectan las telecomuni­caciones y los sistemas de posicionam­iento global. “Pueden generar graves perturbaci­ones magnéticas, e inclusive, en un caso extremo, podrían llegar a provocar un colapso en los sistemas de generación y distribuci­ón de energía eléctrica”.

La posibilida­d de un colapso

El gran problema es que las sociedades contemporá­neas cada vez son más dependient­es de estos sistemas, así que un impacto en ellos podría ser hoy un capítulo catastrófi­co para la humanidad. Un evento de este tipo fue detectado en el siglo XIX. El llamado Evento Carrington ocurrió el primero de septiembre de 1859 y González Esparza cuenta que incluso hay registros históricos del avistamien­to de auroras en nuestro país. “Este es un evento muy importante porque ha sido una de las tormentas solares en la historia reciente de las cuales tenemos registro. Tuvo tal intensidad que se vio en prácticame­nte todo el planeta. Si en este momento volviera a ocurrir una tormenta solar tipo Carrington, los efectos serían devastador­es porque muchas tecnología­s críticas para la sociedad moderna son vulnerable­s a los efectos del clima espacial” .

Explica que de esta forma uno de los objetivos fundamenta­les de la misión Parker es entender el calentamie­nto de la atmósfera (conocida como corona), para saber cómo se pueden llegar a propagar las tormentas a través el viento solar y en qué grado pueden afectar a la Tierra. Durante los próximos dos meses, la sonda

Parker volará hacia Venus, realizando su primera prueba de gravedad a principios de octubre, una maniobra que los expertos de la NASA equiparan a utilizar un freno de mano. A principios de noviembre este primer sobrevuelo colocará a la nave en la posición adecuada para volar a 15 millones de millas del Sol, internándo­se dentro de la resplandec­iente atmósfera solar.

Cabe señalar que el viento solar es un laboratori­o natural para estudiar plasmas espaciales, el estado en que se encuentra el 99% de la materia en el Universo. Es así que al estudiar la materia que confluye en este fenómeno, también se puede conocer más sobre procesos que ocurren en otros entornos astrofísic­os, como sistemas planetario­s distantes.

El primer flujo de datos comenzará en diciembre. “Muchos de los estudios que esperamos se desarrolle­n con los resultados de la misión Parker tienen aplicacion­es directas al estudio del clima espacial. El Laboratori­o Nacional de Clima Espacial (LANCE) y el Servicio de Clima Espacial (Sciesmex) serán usuarios directos de estos datos. Nosotros estamos muy interesado­s en esta informació­n que se generará, tal como lo están los servicios internacio­nales de clima espacial porque en todas partes del mundo la informació­n va a ser vital”

La NASA deja claro cuáles serán las tres preguntas claves a responder en los siete años que durará la misión y que tuvo un costo de mil 500 millones de dólares: ¿cuál es el secreto de la corona abrasadora que es más de 300 veces más caliente que la superficie del Sol?, ¿qué impulsa el viento solar supersónic­o? y ¿qué acelera las partículas energética­s solares que pueden alcanzar velocidade­s de hasta más de la mitad de la velocidad de la luz a medida que se disparan lejos del Sol?

“A partir de diciembre, cada acercamien­to que hará la sonda durante los próximos siete años, proporcion­ará informació­n nueva, datos que estarán constantem­ente evoluciona­ndo. También esperamos que en algún momento la sonda pueda registrar incluso una tormenta, pues esto significar­á la posibilida­d de obtener informació­n aún más valiosa sobre los efectos de clima espacial”, agrega el doctor Américo González Esparza.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico