CULTURA CONTRA LA VIOLENCIA
Una orquesta, un centro cultural, una escuela de iniciación artística son parte de las acciones en municipios de Michoacán
Niños, padres y maestros, en Michoacán y Guerrero, hablan de logros y pendientes de Cultura en Armonía.
Nacida en 2012, en Guerrero, la Orquesta y Coro Infantil y Juvenil Renacimiento fue una iniciativa a partir de la cual se impulsó el programa federal Cultura en Armonía, cuyas acciones iniciaron formalmente en 2013 en Michoacán. En el desarrollo de esas actividades participó Alejandra Frausto, quien será secretaria de Cultura del nuevo gobierno. Niños, jóvenes, maestros y familias hablan desde sus comunidades del alcance de estos proyectos
Acapulco.— José Ángel López Hernández tiene 10 años, toca el clarinete en la Orquesta y Coro Infantil y Juvenil Renacimiento, en Acapulco, Guerrero. Vive en El 30, pequeño poblado a la orilla de la carretera federal Acapulco-México, donde la violencia y delincuencia organizada han marcado su historia.
Su madre, Ana Iris López Hernández, hace un esfuerzo increíble para que José Ángel no deje sus clases de música en la colonia Renacimiento por una razón que le es preponderante: la prevención. “Me amarro las tripas para que me alcance traerlo todos los días a sus clases. Ya ve la fama que tiene El 30, así que prefiero que tenga en las manos un instrumento que un arma”, dice.
Ella está consiente del contexto en que está creciendo José Ángel y trata de evitárselo. Busca que su hijo tenga otra alternativa: De lunes a viernes lo lleva a los ensayos a esa colonia, a media hora de su pueblo. Diario paga 68 pesos en el taxi colectivo. Al mes gasta mil 360 pesos, lo que hace un boquete a su quincena como trabajadora administrativa en una primaria en la comunidad Nuevo Ejido, en la zona rural del puerto. Para cubrir ese hueco en su gasto hace manualidades: piñatas, letreros, rotula folders.
La resistencia de Ana Iris está ligada a los buenos frutos que le ha traído la orquesta a José Ángel. Ahora el niño tiene un comportamiento distinto: es disciplinado, ordenado y, en la escuela, su rendimiento aumentó.
Por eso, mientras José Ángel no pierda el interés en el clarinete, afirma Ana, hará lo que esté en sus manos para que siga en la orquesta.
Una semilla en el desierto. La Orquesta Infantil y Juvenil Renacimiento se fundó en 2012, uno de los años más violentos del país, desde que el gobierno federal comenzó la “guerra” contra el narco.
Ese año, en Guerrero asesinaron a 2 mil 310 personas, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Públic; en Acapulco ocurrieron más de la mitad: mil 170 homicidios dolosos. Desde entonces, el puerto se convirtió en uno de los lugares más violentos: en una década no ha dejado de ocupar uno de los tres primeros lugares en homicidios en el país.
La orquesta llegó en el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, y Alejandra Frausto era la titular de Cultura en el estado —ahora es la propuesta del Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, para dirigir esa cartera a nivel nacional—.
El proyecto de la orquesta llegó a Acapulco con el mismo propósito con el que fue concebido en Venezuela: generar espacios de armonía en medio de una problemática social, como la violencia.
La colonia Renacimiento es el mejor escenario, ya que es la más insegura del municipio más violento de Guerrero. El año pasado, la Comisión Nacional de Seguridad presentó un informe de las 20 colonias más inseguras de Acapulco. Renacimiento encabezó la lista.
“La orquesta tiene un objetivo primario y ese no es generar buenos músicos sino buenas personas a través de la música”, dice Olimpo Pineda Casas, director de la Orquesta Infantil y Juvenil de esa colonia.
Explica que la orquesta no busca crear músicos profesionales, sino que los chicos tengan herramientas y técnicas suficientes para seguir estudiando música en otros sitios. “El objetivo es tenerlos ocupados, que no anden en las calles, luego se piensa en desarrollar una habilidad o descubrir sus talentos”.
Cuenta que la orquesta ha dado resultados: hay varios muchachos estudiando e Toluca, Morelia, en la Ciudad de México en los conservatorios; otros han formado sus grupos musicales y de eso viven.
También, añade, los resultados se expandieron a los padres: “Unos no dejan de apoyar a sus hijos, cuando al principio era asépticos, ahora nos dicen que están orgullosos y eso es importante, porque no sólo tenemos a un niño ocupado sino también a un padre entusiasmado”.
Las enseñanzas. José Ángel no sabe aún si quiere ser músico profesional o científico. Por ahora quiere continuar en la orquesta.
Dice que sus profesores le han enseñado la disciplina y la persistencia. “Cuando llegué, otros estaban más avanzados, yo no podía tocar rápido, pero mi profesor me ayudó hasta que pude y eso me gusta”, cuenta José Ángel.
Es un niño aplicado, que ha tomado la disciplina de la orquesta, pero que en su día a día hay violencia, hombres armados y balaceras. Asegura que no tiene miedo y que ya se acostumbró a ver hombres con rifles sin que nadie les diga nada.
Más ejemplos. Tras su primer año, la orquesta se convirtió en el Sistema Estatal de Orquestas Infantiles y Juveniles Renacimiento. Seis años después, ya son casi 10 las orquestas y coros en todo Guerrero.
A la orquesta Renacimiento le siguió la de la colonia Bonfil. El plan era que ésta se estableciera en el centro de Acapulco, pero el asesinato de dos españolas reorientó el proyecto hacía allá para intentar minimizar el impacto en la imagen del puerto.
También hay en Puerto Márquez, en la Colosio, Casitas, todas en Acapulco, y también en Iguala, Chilpancingo, en Zihuatanejo y la Costa Chica: Ometepec y Xochistlahuaca.
El sistema ha crecido, pero no lo suficiente ni al ritmo que debería. Hoy hace falta un coordinador y no cuenta con el financiamiento del gobierno federal.
Pineda explica que hubo problemas y que la dirección de Fomento Cultural del gobierno federal se deslindó del proyecto. Por años, el estatal lo ha mantenido, pero con muchas dificultades. En estos días, dice, se está gestionando el regreso de la dirección de Fomento Cultural a la coordinación del proyecto.
Esas dificultades fueron, cuenta Pineda, por ejemplo que en febrero pasado se tuvo que haber inaugurado el edificio de la orquesta Renacimiento, pero eso no ha ocurrido, la obra está en 80%. A un así, los chicos ya toman clases ahí.
Pero un problema permanente es el de los salarios de los profesores. En temporadas han tenido que dejar de cobrar por hasta seis meses.
“Al final si te pagan, así tarden tres, cuatro o hasta seis meses, te pagan”, dice Olimpo y advierte que a todos los profesores desde que los contratan, les avisan de los posibles retrasos. “Ni el gobierno federal ni el estatal tienen presupuestados los pagos; van tomando de aquí, de otro lado, para pagar”.
—Esa incertidumbre ¿no pone en riesgo el proyecto?
—No, para algunos profesores esta orquesta es su único sustento.
El Sistema de Orquesta y Coros Infantiles y Juveniles Renacimiento está pensado para que siga creciendo; hay un proyecto para que se funden otras más en la región de la Tierra Caliente, una de las más violentas de Guerrero, y la Montaña, una de las más pobres.
Por ahora tienen dos trabas. Una: los profesores están escasos y dos: no hay dinero, algunas de las orquestan han tenido que modificar el modelo y sólo aceptar a 40 chicos por la falta de recursos.
Olimpo Pineda, sin embargo, tiene una esperanza: que la futura secretaria de Cultura del gobierno federal, Alejandra Frausto, voltee los ojos hacia Guerrero, hacia el proyecto que ella misma comenzó.
Michoacán.— El 20 de agosto de 2014 arrancó en los municipios de Apatzingán y Uruapan el programa Cultura en Armonía. Entonces, en estas poblaciones la violencia era cada vez mayor, tras la dilución de las autodefensas y el surgimiento de nuevas células criminales.
Aunque hoy la ciudadanía poco identifica las actividades culturales del proyecto con aquel nombre original, el programa aún está vivo, con continuidad y, para muchos miembros de las comunidades, con resultados tangibles.
Si bien se implementó en estos municipios a partir de agosto de 2014, el gobierno de la República puso en marcha el programa desde 2013. Al anunciar su arranque, Alejandra Frausto, entonces directora general de Culturas Populares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dijo que el objetivo era lograr un impacto comunitario, que los artistas de Michoacán estuvieran en los escenarios, tuvieran trabajo y estuvieran cerca de su gente. “También queremos impactar recuperando el espacio público, que la gente recupere la confianza a través del arte, porque las familias se reúnen alrededor de estas actividades”, sostuvo.
A cuatro años de la puesta en marcha del programa, EL UNIVERSAL recorrió puntos de ambos municipios donde se realizan las actividades que heredó este proyecto.
Uno de los primeros resultados que arrojó Cultura para la Armonía fue reunir a cerca de 50 alumnos de Apatzingán que formaron parte de la primera Orquesta por la paz en los municipios de mayor violencia.
Los niños y jóvenes decidieron imponer los acordes de un instrumento musical sobre los estruendos de armas de fuego de grueso calibre que cotidianamente se escuchaban en sus lugares de origen.
La Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Apatzingán cumplirá en noviembre cuatro años. Nació como apoyo a la sociedad de ese municipio de la Tierra Caliente de Michoacán, ante una situación incontrolable de violencia.
“Sólo deja que la música suene más alto que tus problemas”, una frase en una pared de la vieja vecindad donde ensayan los alumnos de esta orquesta confirma la convicción de los estudiantes y profesores.
El fundador y director de la Orquesta, Emilio Medina González, dice que fue una buena decisión que se escogiera este municipio para iniciar con este modelo de paz a través de la música: “Es importante que haya sido escogido Apatzingán para esto, porque Apatzingán estaba viviendo una situación de desconsuelo con tanta violencia y esta orquesta vino de alguna forma a aliviar esos sentimientos de la sociedad”.
El también profesor de música opina que este proyecto ha sido muy bien aceptado por la población; inició con cerca de 50 niños y jóvenes y actualmente la matrícula aumentó a casi el doble (95 estudiantes). Cuenta que en estos casi cuatro años se han formado cerca de unos 700 alumnos, algunos de los cuales decidieron estudiar música a nivel licenciatura.
Emilio Medina relata que ni los enfrentamientos a tiros que les ha tocado vivir de cerca mientras ensayan ni los narcobloqueos cuando se trasladan a tocar a alguna comunidad, los han detenido para cumplir con su objetivo de promover la cultura.
Música y lectura. Cultura en Armonía no solo entró musicalmente a Apatzingán —municipio ubicado a 185 kilómetros de la capital michoacana—, sino también a través de la lectura y talleres varios.
El Centro Cultural “La Estación“, CCLEA (del Fondo de Cultura Económica), fue una de las obras en infraestructura y programas que se crearon bajo el lema “Proyecto de Cultura de Paz, Palabra y Memoria”, que todavía permanece.
En sus inicios, el CCLEA fue impulsado como una gran biblioteca; sin embargo, los promotores de este proyecto y la demanda de la población llevaron a que este complejo ampliara sus servicios.
A cuatro años de que iniciara la primera etapa de construcción, el Centro Cultural, que era un galerón en sus inicios, ahora cuenta con 10 estaciones (salones) para el público en general, que van desde bebés hasta adultos mayores. Durante los primeros meses atendía un aproximado de 250 personas al mes; ahora, este complejo que una vez fue la estación del tren, atienden al mes cerca de 2 mil usuarios. La directora del Centro Cultural de Apatzingán, Dilea Zacil Torres Flores, enfatiza que tanta ha sido la aceptación y el respeto de la población hacia este complejo que ni una sola vez ha sido vandalizado o pintarrajeado a pesar de que se encuentra en una de las zonas más populares de la cabecera municipal.
Cuenta que ante la demanda de la ciudadanía tuvieron que empezar con talleres extramuros en las comunidades rurales: “Hay gente que no puede venir a las instalaciones y entonces nosotros vamos con ellos. El modelo se hizo para eso: para resarcir el tejido social; para contribuir de manera eficiente no nada más de manera centralizada; se puede replicar en cualquier comunidad”, asegura.
Artes en Uruapan. A casi 100 kilómetros de distancia de Apatzingán, rumbo a Morelia, en el municipio de Uruapan —que ya no es Tierra Caliente—, los resultados de Cultura en Armonía también siguen vivos.
Además de las actividades de asociaciones civiles promotoras de la cultura —que también incluyeron proyectos en Cultura en Armonía—, se encuentra la Escuela de Iniciación Artística asociada al Instituto Nacional de Bellas Artes. Aquí se equiparon las instalaciones, lo cual ha dado mayor acceso a todo tipo de personas a los talleres de teatro, escuela de música y artes plásticas.
Entrevistado durante un taller de teatro, el profesor Luis Antonio Ávila Martínez habla acerca de los alumnos que llegan: “El que se acerquen al arte es abrir el camino donde ser un mejor ciudadano es posible”.
La directora de la escuela, Fabiola Mejía Moreno, explica que al inicio tenían cerca de 60 alumno, que hasta ahora ha crecido a 112 estudiantes, y espera que aumente la demanda.
La regidora de Cultura del ayuntamiento de Uruapan, Norma Adriana Magaña Madrigal, confirma la contribución que ha tenido la cultura para resarcir el tejido social y la recuperación de espacios públicos: “El tema cultural, sin duda alguna, beneficia la paz y la armonía en el municipio; (ayuda) a reducir los índices de violencia que se generan, no tan a corto plazo porque es todo un proceso formativo y de concientización”.
Considera que a futuro estos procesos formativos y de concientización a través de la cultura van a arrojar resultados positivos. “Gracias a este proyecto de la Escuela de Iniciación Artística tenemos más alternativas para niños y jóvenes que puedan tener opciones distintas de poder atender ante una amenaza de los grupos que están quizá vinculados con el tema de violencia”, resalta.
Adriana Magaña insiste en que a través de la cultura se le facilitan a los niños y jóvenes las herramientas para abonar en una buena armonía entre la sociedad, y ser más conscientes de la realidad que se vive. “Es importante que como gobierno se respalden proyectos y se les dé continuidad, pero cuando se hacen esfuerzos dentro de una sociedad civil a través de asociaciones, se logra más sumando esfuerzos”, dice Norma Adriana Magaña Madrigal.
Se buscó a la Secretaría de Cultura del Estado de Michoacán para que explicara a nivel estatal cómo se le ha dado continuidad a este proyecto y dijo, a través de su área de Comunicación Social, desconocer del tema.
“Apatzingán estaba viviendo una situación de desconsuelo con tanta violencia y la orquesta vino a aliviar esos sentimientos” Emilio Medina González, Director