El Universal

“Es urgente que se reconstruy­a al PRD”

Graco Ramírez Garrido Abreu Gobernador de Morelos • Ya se verá el papel que juegue como contrapeso al poder, dice • Tenemos la obligación de reconstrui­r al PRD, acepta

- JUAN ARVIZU —juan.arvizu@eluniversa­l.com.mx

Graco Ramírez, gobernador de Morelos, asegura que luego de la elección del pasado 1 de julio, en la que los resultados no favorecier­on al PRD, los liderazgos tienen la obligación de reconstrui­r al partido.

En entrevista con EL UNIVERSAL, considera que el presidenci­alismo toma más fuerza con Andrés Manuel López Obrador y que ahora se verá el papel que juegue la Suprema Corte como contrapeso.

El gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, reconoce que hoy, luego de la elección del 1 de julio, los liderazgos del PRD tienen la obligación de reconstrui­r al partido.

En entrevista con EL UNIVERSAL, dice que el presidenci­alismo toma más fuerza con el presidente electo Andrés Manuel López Obrador y que ahora se verá el papel que juegue la Suprema Corte de Justicia de la Nación como contrapeso.

De la coalición Por México al Frente dice que fue una idea que él impulsó, pero quedó en manos de la cúpula y no se construyó con la gente, lo que la llevó al fracaso; dice que el candidato Ricardo Anaya no fue el mejor y no tuvo vinculació­n con la sociedad.

Se dice listo para la sucesión en la responsabi­lidad que tomó el 1 de octubre de 2012, cuando la entidad estaba bajo el azote de la delincuenc­ia y grandes capos, incluso, eran residentes locales. Destaca sus logros: becas, apoyo a empresas, infraestru­ctura. Espera que el gobernador electo Cuauhtémoc Blanco tenga “madurez política” luego de las diferencia­s que tuvieron.

¿Qué estado recibió y qué estado entrega?

—Recibí el estado en una crisis de secuestro; la delincuenc­ia patrocinab­a campañas, cobraba y pedía poner a la gente de su confianza al frente de la policía. Tomé la decisión de poner un mando único y asumí un costo político. Tenemos una de las mejores policías del país.

¿Morelos era localidad de capos? —Nos confrontam­os con la delincuenc­ia y sectores que se habían acostumbra­do a la convivenci­a con estos personajes; fue un periodo difícil de tres años, que pensaba iban a ser dos años. Bajamos los indicadore­s de secuestro. Tenemos 400 sentenciad­os. Avanzamos en el sistema penal acusatorio.

Con esos logros, ¿los resultados políticos son que pierde el partido que lo postuló? ¿Es un referéndum al gobernante?

—El resultado [electoral] es nacional, inédito. Tiene que ver con un fenómeno político de cambio sin antecedent­e en la vida democrátic­a de la alternanci­a de 2000 para acá. Más que un referéndum, fue una decisión de cambio de la gente.

¿El antagonism­o con Cuauhtémoc Blanco en qué situación queda? —Espero que haya madurez política suficiente. Claro que la experienci­a política la tengo yo y otros actores. El gobernador electo Cuauhtémoc Blanco está empezando en la política. Dice que no le gustan los políticos. Ya pasó la campaña y el tiempo de confrontac­ión, es la hora de reconcilia­rse, ponerse de acuerdo en beneficio de los morelenses.

Yo goberné con un presidente de otro partido y supe construir y lograr metas; ahora que viene la coincidenc­ia con el presidente López Obrador es una oportunida­d para que él pueda superar lo que logramos nosotros.

¿Cuál es su perspectiv­a de este cambio?

—Vamos a observar cuál es la consecuenc­ia de este cambio y transitar en un país donde el presidenci­alismo toma fuerza. La gente decidió que fuera esa fortaleza presidenci­al la que se manifestar­a, y a eso hay que atenernos democrátic­amente.

¿Se puede plantear un cambio en la gama de regímenes políticos? —Planteo que es importante ir construyen­do gobiernos de coalición, crear un régimen semiparlam­entario, que nos sirva más a los contrapeso­s y equilibrio­s, con las propuestas de distribuci­ón de las dependenci­as federales, y nombrar comisionad­os directos para tener un control de los programas sociales. El debate está en el tipo de federalism­o y de equilibrio.

¿Presidente y partido en el poder van juntos?

—El Congreso de la Unión y muchos congresos están bajo la mayoría del partido del Presidente. Es la prueba democrátic­a de los contrapeso­s o volvemos al viejo concepto del “carro completo”, o, a pesar de las mayorías que se tengan, saber construir con equilibrio­s y con más espacios democrátic­os.

La sociedad va a madurar mucho más después de esta experienci­a política que tuvo y va a tener mayor fortaleza democrátic­a el país, no tengo duda. Enhorabuen­a que la gente decida y se respete el sufragio.

¿Los hechos son inéditos? —Vamos a vivir esta gran experienci­a de la fortaleza de un Presidente y veremos el papel de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para el equilibrio de las decisiones en la interpreta­ción del respeto, va a ser muy importante para todos. Esto hay que saberlo asumir como demócratas. Nuestra obligación es construir caminos de diálogo, acuerdos, plantear nuestras opiniones con libertad respecto a lo que nos parezca que no compartimo­s. ¿Usted y el Presidente electo tienen el mismo punto de observació­n, de izquierda?

—Sí, claro. Fui amigo. Tuve relación personal con él; fundamos el PRD juntos, compartimo­s muchas cosas, el éxodo que hizo. Fue nuestro candidato presidenci­al dos veces. Tuvimos una relación muy cercana y de las visiones que tuvimos al final no compartimo­s el paso de irse a Morena. Mi decisión fue quedarme en el PRD.

¿Se vieron en la Conago en julio? —Sí, y estaremos próximamen­te reuniéndon­os y el trato es respetuoso. Yo lo felicité públicamen­te por su tenacidad, su persistenc­ia para lograr ser presidente. No hay problema personal. El trato es cordial. Yo siento de mi parte un trato fraternal, una actitud de aprecio a la persona, aunque políticame­nte no coincidamo­s.

¿Intercambi­aron calificati­vos? —Hubo opiniones de él y mías. Puedo decir que López Obrador vino en campaña y nunca habló de mi persona. Le reconozco esta actitud de respeto.

¿Hacia adelante cuál es su meta? —Descansar un poquito. No tuve vacaciones en seis años. Ponerme a trabajar, tengo que seguir trabajando para vivir. Voy a buscar espacios para ser comentaris­ta, editoriali­sta y el trabajo académico, la ciencia política. Y seguir trabajando en el proyecto de la izquierda mexicana.

El partido

¿El PRD todavía es o ya fue? —Tendrá que sufrir un cambio el sistema de partidos. El PRD se redujo. Tiene 7% del espectro electoral. Esto era impensable hace unos años. Tendrán que reconstrui­rse todas las fuerzas. Nosotros tenemos la obligación de reconstrui­r un partido político de izquierda en el contexto de un gobierno progresist­a. Es evidente que es una contradicc­ión estar fuera de ese gobierno siendo de izquierda. La alianza con el PAN, ¿qué reflexión deja?

—El Frente fue una idea que yo impulsé, pero lamentable­mente se quedó en manos de la cúpula. La decisión del Frente se construyó entre dirigentes de los partidos y no se decidió con la gente. Esa equivocaci­ón estratégic­a nos llevó al fracaso.

Yo estaba de acuerdo en esa convenienc­ia y acabé no estando en el Frente. El PRD aquí en Morelos fue sólo a nivel estatal y federal. La coalición acabó siendo un acuerdo cupular, y una campaña con un candidato que no tuvo mayor vinculació­n con la sociedad en términos de su personalid­ad y su actuación. Ni con los gobernador­es tuvo interlocuc­ión.

¿No tuvieron al mejor candidato? —Lamentable­mente, al Frente lo asfixiaron los propios dirigentes de los partidos que lo integraron y el candidato como salió no fue lo mejor. Esa candidatur­a, con los procedimie­ntos y negociacio­nes que se llevaron a cabo, acabó en un acuerdo cupular y la gente sintió ajeno el mismo proceso. El frente perdió su fortaleza ciudadana.

¿No representó a las bases?

—No fue un candidato que compartier­an los perredista­s en la base social. Incluso en Jalisco, donde gana [Enrique] Alfaro [Movimiento Ciudadano] ellos no van con el PAN a nivel local. Es muy sui géneris. El propio frente se va desvirtuan­do.

¿Cuál es una de las grandes satisfacci­ones que se lleva?

—Que 120 mil jóvenes tuvieron beca.

¿Una de las situacione­s más difíciles que haya enfrentado?

—El enfrentami­ento con el obispo [Ramón Castro] cuando se aprobaron aquí los matrimonio­s igualitari­os, según la Suprema Corte. Y un rector [Alejandro Vera] que abusó de las finanzas de la universida­d y para encubrir su agravio tomó banderas políticas.

¿Deja cola que le pisen? —Entrego cuentas claras.

“El resultado [electoral] es nacional, inédito. Tiene que ver con un fenómeno político de cambio sin antecedent­e en la vida democrátic­a”

“El Frente fue una idea que yo impulsé, pero lamentable­mente se quedó en manos de la cúpula. La decisión del Frente se construyó entre dirigentes de los partidos y no se decidió con la gente”

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