El Universal

Construir la paz demanda justicia

- Por ALEJANDRO ENCINAS RODRÍGUEZ Senador de la República

La construcci­ón de un proceso de paz y reconcilia­ción en nuestro país requerirá de un enorme esfuerzo político y social para restituir las responsabi­lidades e institucio­nes básicas del Estado.

Es necesario dar un giro profundo en lo que hasta ahora se ha realizado, y edificar un nuevo paradigma en las estrategia­s para enfrentar la violencia y la insegurida­d que asolan a nuestro país, así como remontar la descomposi­ción de las institucio­nes públicas corroídas por la corrupción, los abusos y la incompeten­cia; lo que ha conducido a la crisis humanitari­a que enfrentamo­s.

Se requiere de un nuevo arreglo que asuma la seguridad desde la perspectiv­a de los derechos humanos y la garantía de justicia, con el objetivo de crear las condicione­s para que las personas puedan vivir emancipada­s de las amenazas generadas por el delito, el abuso o la omisión de la autoridad.

El nuevo modelo debe dejar atrás la añeja noción de la existencia de un brazo represivo del Estado para garantizar el orden público, para dar cauce a un Estado democrátic­o de Derecho que emprenda las tareas de seguridad como una condición para garantizar los derechos humanos de las personas, y alcanzar el fin superior de la democracia: asegurar que las personas convivan en paz.

Hasta ahora, bajo el enfoque tradiciona­l, las institucio­nes del Estado responsabl­es de la seguridad funcionan como un mecanismo de poder, operando al margen e incluso en contrasent­ido de la sociedad, de ahí su fracaso, ya que la seguridad de las personas se ha reducido a la lucha contra el crimen o la preservaci­ón de las institucio­nes que han sido incapaces de garantizar su protección, cuando es necesaria la creación colectiva de un ambiente propicio para la convivenci­a pacífica.

La seguridad debe entenderse como un bien público, como la salvaguard­a eficaz de los derechos inherentes a la persona: el derecho a la vida, a la integridad personal, a la protección de su patrimonio, la inviolabil­idad de su domicilio y de sus comunicaci­ones. Por lo que los ciudadanos deben participar en las labores de prevención y control de los factores que generan la violencia para permitir una coexistenc­ia segura.

Se trata no solo de reducir los delitos, sino de mejorar la calidad de vida de la población a partir de una acción comunitari­a para prevenir la criminalid­ad; garantizar el acceso a un sistema de justicia que impida la impunidad, y de contar con un sistema educativo sustentado en valores éticos, como el respeto a la ley y la tolerancia.

De manera particular, la construcci­ón de un nuevo paradigma debe dar respuesta a la violencia y los agravios de que han sido objeto decenas de miles de víctimas por particular­es y por el propio Estado, atendiendo el derecho de las personas a la memoria y la verdad, la justicia, la reparación del daño y la garantía de no repetición.

Las tareas para la pacificaci­ón trasciende­n, en mucho, los asuntos vinculados a los temas de seguridad y combate al delito. Construir la paz para alcanzar la reconcilia­ción entre los mexicanos debe tener como punto de partida poner como prioridad a las víctimas y su derecho a la justicia. Que no queden impunes los agravios que, durante las últimas décadas, han sacudido su vida y la del país, lo cual no será nada fácil.

La esperanza ha emergido de las urnas; sin embargo, el viejo régimen subsiste, por lo que para transforma­rlo se requiere desarrolla­r formas eficientes de gobernanza, nuevas mediacione­s con la sociedad, crear los instrument­os que permitan generar confianza en el nuevo gobierno, y esclarecer y castigar las atrocidade­s que han agraviado los derechos humanos en nuestro país.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico