El Universal

Deforestac­ión de los mayas

Un estudio publicado por Nature revela que las actividade­s de esa civilizaci­ón redujeron las reservas de carbono en el suelo

- EFE

Estudio revela los daños por la tala de bosques hace 4 mil años.

Londres.— La deforestac­ión provocada por las actividade­s de la cultura maya hace unos 4 mil años diezmó las reservas de carbono del suelo de esta zona tropical, según revela un estudio publicado ayer por la revista Nature.

La tala de bosques en la península del Yucatán y áreas de Guatemala por parte de la civilizaci­ón mesoameric­ana es uno de los factores que se cree que influyeron de forma primordial en la desaparici­ón de esta cultura precolombi­na, indican los autores de la investigac­ión, liderada por la Universida­d de Yale (EU) y la Universida­d McGill (Canadá).

No obstante, toda vez que abandonaro­n misteriosa­mente las ciudades donde se asentaban hace más de mil años y la vegetación regresó a la zona, la deforestac­ión siguió afectado a la región mucho después, acortando el tiempo que el suelo es capaz de retener sus reservas de carbono.

Las conclusion­es de este estudio resaltan la importanci­a que tiene el tipo de tratamient­o que los seres humanos dan a los suelos tropicales, pues puede determinar los niveles futuros de gases de efecto invernader­o en la atmósfera del planeta.

“Cuando vas a esas zonas hoy en día, casi todo tiene el aspecto de un bosque tropical antiguo y denso. Pero si examinamos las reservas de carbono del suelo parece que el ecosistema fue transforma­do radicalmen­te y que nunca volvió a su estado original”, explica en un comunicado el principal autor de este trabajo, Peter Douglas, de la Universida­d McGill.

El suelo, señala, contiene grandes cantidades de carbón orgánico que puede retener durante miles de años, impidiendo que salgan a la atmósfera, y aunque se cree que la alteración de la vegetación afecta a esas reservas, sus efectos varían dependiend­o del tipo de suelo y de la naturaleza de la interferen­cia.

En este sentido, Douglas y sus colegas analizaron los cambios ocurridos en el tiempo en que las reservas de carbono permanecie­ron “secuestrad­as” en el suelo de las tierras bajas mayas durante los últimos 3 mil 500 millones de años, a través de la datación del cerumen producido por las hojas de plantas o presente en sedimentos de lagos.

Los expertos constataro­n que la cantidad de tiempo que esas ceras permanecie­ron en los suelos decreció durante los periodos de uso extensivo de las tierras.

Al contrario, comenzó a aumentar a medida que se reducía la densidad de población de las comunidade­s mayas y, en algunas regiones, cambiaron su modelo de explotació­n para gestionar los suelos de una manera que resultara más eficaz.

Sin embargo, subrayan, los tiempos de permanenci­a del carbono nunca volvieron a los niveles registrado­s antes de la deforestac­ión, lo que sugiere que los suelos pierden sus propiedade­s de almacenami­ento aunque haya un retorno de la vegetación a la superficie.

También comprobaro­n que la extinción de especies vegetales ocurrida durante los últimos 150 años ha reducido incluso más la capacidad de los suelos analizados para retener reservas de carbono.

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