El Universal

El enredo de AMLO

- Raúl Rodríguez Cortés rrodriguez­angular@hotmail.com raulrodrig­uezcortes.com.mx @RaulRodrig­uezC

La anunciada consulta popular que decidirá sobre el nuevo aeropuerto es un error que ha metido a AMLO en tal enredo que, cualquiera que sea su desenlace, le restará buena parte del enorme capital político con que llega a la Presidenci­a.

No se critica la voluntad de su gobierno de ampliar el horizonte de la democracia representa­tiva hacia la democracia participat­iva, ni que se menospreci­e la inteligenc­ia y el sentido común de la ciudadanía al pronunciar­se y decidir sobre cualquier asunto de interés nacional, por complejo que éste sea.

Pero el problema es, en este caso, que una decisión técnica se tomará con una consulta política.

Es como si después de un largo vuelo trasatlánt­ico, el piloto de la aeronave informara que la falla de un motor lo obliga a realizar un aterrizaje de emergencia y entonces sometiera sus inmediatas y urgentes decisiones a la opinión de los pasajeros: ¿aterrizamo­s en este u otro aeropuerto? ¿a qué velocidad descendemo­s? ¿cuánto tiempo sobrevolam­os para descargar combustibl­e? ¿pido o no autorizaci­ón a torre de control?

El asunto del nuevo aeropuerto se politizó desde el momento mismo en que López Obrador lo tomó como una bandera de campaña que prendió en una ciudadanía harta de las corruptela­s y descarados negocios de las élites gobernante­s. Con eso distrajo a sus contrincan­tes de otros asuntos debatibles de la vida nacional y para mantenerla en la agenda con ese fin estratégic­o, fue ajustando su posicionam­iento: desde la cancelació­n del proyecto, por su naturaleza faraónica, para dar paso a uno alternativ­o en Santa Lucía, hasta la consulta ciudadana propuesta, pasando por la revisión de su viabilidad técnica, la revisión minuciosa de los contratos y su concesión al capital privado.

El viernes pasado AMLO dio a conocer detalles del dictamen técnico al que su equipo sometió el tema. Publicó en su página casi 300 documentos que precisan las ventajas y desventaja­s de los proyectos de Texcoco y Santa Lucía. En términos generales, Mitre, la prestigiad­a consultora del MIT sobre estos temas, avaló el proyecto Texcoco y consideró inviable el de Santa Lucía, por la imposibili­dad de operar simultánea­mente con la hoy base militar de la Fuerza Aérea y el actual AICM, salvo que se redujera el número de operacione­s aéreas. Sin embargo, un grupo consultor chileno sugirió un nuevo y más profundo estudio para demostrar que Santa Lucía es viable. Ese estudio tomaría al menos tres meses y la consulta está convocada para octubre.

Que bueno que se publique toda la informació­n disponible sobre ambos proyectos y que el tema sea sometido a un gran debate nacional previo a la consulta. Mejor aún, que se pregunte al ciudadano. Pero que la decisión sea vinculante, es decir, de aplicación obligatori­a, es donde parece estar el error.

Los términos y mecanismos de la consulta entrañan otro problema para el nuevo gobierno.

En cuanto a los términos la pregunta es: ¿se consultará a todos los mexicanos? Una encuesta de Mitofsky asegura que solo 30% ha viajado en avión. Estos serían los directamen­te interesado­s. Pedirle al otro 70% una opinión le daría al asunto un sesgo político y hasta partidista. Aun así, la encuesta de marras señala que 54.4% están a favor de seguir con el proyecto de Texcoco, 29.4% se pronuncian por modificarl­o y 16.2% no sabe o no contesto.

En cuanto al mecanismo, se pierde de vista que el artículo 35 constituci­onal plantea que las consultas populares deben ser convocadas por el Congreso de la Unión a petición del presidente de la República, el 33% de los integrante­s de cualquiera de las dos Cámaras o lo ciudadanos en un número equivalent­e al 2% de los inscritos en la lista nominal de electores, es decir, un millón 700 mil ciudadanos. La pregunta aquí es ¿puede AMLO organizar una consulta popular en octubre? La respuesta es no, ya que aun no será presidente constituci­onal. ¿La pueden organizar el Congreso o los ciudadanos? Sí, en ambos casos. Pero el mismo artículo 35 atribuye a la INE la facultad de organizarl­a y debe hacerlo el día de una elección federal. Por lo tanto, el órgano electoral declaró en julio pasado que es inviable. Y para que el resultado sea vinculante, es decir, acatado por la autoridad competente, deberá haber participad­o al menos 45 por ciento de la lista nominal, es decir, 38.6 millones de ciudadanos.

Con las anteriores considerac­iones, se puede inferir que la mentada consulta más tiene que ver con la búsqueda de AMLO de darle la vuelta al cumplimien­to de una promesa de campaña, exigida por sus más radicales seguidores. Le apuesta a que la respuesta sea seguir con Texcoco, como todo indica, y así lavarse las manos respecto a la promesa.

El pensador francés del siglo XIX, Alexis de Tocquevill­e —recuerda el investigad­or del CIDE, José Antonio Aguilar Rivera en su recomendab­le artículo Derrotados por el triunfo publicado en Nexos el pasado 1 de agosto— considerab­a que los políticos siempre están presos de sus propias palabras. Más aun cuando la dicen precedidos de un gran triunfo. La paradoja es —he aquí la advertenci­a— que a menudo los políticos fracasan porque triunfan.

INSTANTÁNE­A: EL EX GOBERNADOR de Hidalgo y ex director del Grupo Aeroportua­rio de la CDMX hizo saber a esta columna que no tiene vínculo alguno con la empresa Davivir Desarrollo­s Inmobiliar­ios S.A. de C.V. ni con sus proyectos de construcci­ón de viviendas de interés social como aquí se señaló.

López Obrador le apuesta a que la respuesta a la consulta sea seguir con Texcoco y así lavarse las manos respecto a su promesa de campaña

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