El Universal

LOS DÍAS DIFÍCILES DE PEÑA NIETO

Lo más difícil de su gestión fue tomar decisiones impopulare­s, asegura Afirma que concluye su carrera política con el fin de esta administra­ción

- FRANCISCO RESÉNDIZ —francisco.resendiz@eluniversa­l.com.mx

• El presidente Enrique Peña Nieto asegura que el escándalo de la Casa Blanca, Ayotzinapa, la visita de Donald Trump a Los Pinos y el terremoto del 19 de septiembre de 2017 marcaron su sexenio y le hicieron vivir días complejos.

El presidente Enrique Peña Nieto camina rápido, con energía. Cruza el Salón de Acuerdos y se detiene frente al escritorio del despacho presidenci­al. Voltea y sonríe, mira a lo lejos a la mítica “silla del águila” y afirma: “Esa silla se pone muy caliente, por eso hay que soltarla rápido”.

El Presidente analiza su gestión; advierte sobre los riesgos del populismo para un país; acepta que vivió días aciagos por el escándalo de la Casa

Blanca, Ayotzinapa, la visita de Donald Trump a Los Pinos y el terremoto del 19 de septiembre de 2017… temas que marcaron su sexenio.

En el corazón de Palacio Nacional, Peña Nieto, a unos días de su sexto y último Informe de Gobierno, enfatiza en entrevista con EL UNIVERSAL que la única recomendac­ión que haría al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, es “cumplir con la Constituci­ón” y le ratifica su respeto.

Atento a cada una de sus respuestas, el mandatario —que concluirá su gestión el 30 de noviembre— rechaza haber pactado el resultado de la elección con López Obrador.

Acepta que, pese al esfuerzo emprendido, no se ha modificado la percepción en torno a la corrupción y advierte que el repunte de la violencia en el país se debió, entre otros factores, a que se perdió la coordinaci­ón alcanzada con los gobiernos estatales en la renovación de gubernatur­as en 2015 y 2016.

¿Está satisfecho de lo hecho durante su administra­ción?

—Sí, muy satisfecho. Dejamos un país creciendo, generando empleo, consolidán­dose como potencia turística, que atrae cada vez más inversión extranjera directa, con estabilida­d política y social; 2 millones de mexicanos que abandonaro­n la pobreza extrema, que ha revertido la tasa de informalid­ad de 60% a 56%. Me siento satisfecho de estos logros.

Tenemos deficienci­as, porque hay que ser autocrític­o. No me encuentro satisfecho plenamente con los logros en materia de seguridad, que si bien los primeros tres años permitiero­n revertir la tendencia en la tasa de criminalid­ad, tuvimos en los últimos tres años una regresión.

¿La economía se deja apuntalada con alfileres?

—No; al contrario, se deja con clavos bien puestos, bien clavados, hoy dejamos un país creciendo, generando empleos, con un nivel de deuda muy razonable y en una tendencia decrecient­e. En 2015 representa­ba 48% del PIB y hoy representa poco más de 44% del PIB.

¿Cuál fue su mejor y peor día?

—El mejor día, todos. Porque me dieron la oportunida­d de asumir la responsabi­lidad como Presidente y tomar decisiones orientadas a servir a México y cumplirle al país.

Días difíciles, pues cuando se tenían que tomar decisiones complicada­s y a veces no muy populares, pero siempre con sentido de responsabi­lidad. Todas las decisiones las tomé pensando en el bien de México, algunas resultaron mejor que otras.

¿Concretame­nte?

—Recuerdo el encuentro con el hoy presidente de Estados Unidos [Donald Trump], cuando era candidato, que tenía un propósito, los postulados de su campaña ya venían impactando en el valor de nuestra moneda y exigía que hubiese un acercamien­to para darle la justa dimensión a la relación entre México y Estados Unidos. Fue un encuentro apresurado, que no se dio en el mejor entorno social.

¿Pero se arrepiente de haber tenido ese encuentro con Trump?

—Me arrepiento de la forma en que se dio, pero a la postre creo que dejó también un saldo positivo, nos abrió la puerta del diálogo y del entendimie­nto con quien se convertirí­a en presidente de Estados Unidos.

Otro momento francament­e difícil fue Ayotzinapa, sobre todo en la pena que significó a los padres de familia, con los que tengo enorme empatía por el dolor que los embargó y que siguen teniendo, donde la PGR atrajo una investigac­ión de orden local, pero que dedicó recursos humanos y materiales para realmente saber qué había ocurrido.

Y yo me quedo con la investigac­ión realizada, con lo que han definido que lamentable­mente ocurrió ahí, donde 43 estudiante­s murieron y fueron quemados en este basurero, como muchos elementos de la investigac­ión así lo acreditan y hoy hay más de 100 personas detenidas, procesadas como presuntos participan­tes y responsabl­es de estos lamentable­s hechos. Otro tema que te marca es el de la Casa Blanca, sin duda fue uno que, no obstante al no haber un acto de ilegalidad, generó una percepción de que sí la había y ante ese hecho la institució­n presidenci­al perdió credibilid­ad. Por eso ofrecí una disculpa.

Un momento difícil fue la emergencia generada por los sismos de septiembre, por el del 19 de septiembre, donde actuamos con toda la capacidad para estar cerca de la gente, para apoyar a quienes perdieron todo, fueron días difíciles en los que estuvimos cerca de la gente.

¿Las reformas estructura­les están en riesgo?, ¿deben defenderse?

—Yo creo que son un escalón que se ha construido, importante. Ninguna administra­ción parte de cero, parte de recoger lo que se ha hecho, de preservar lo que funciona y de modificar o perfeccion­ar aquello que no da lo que se necesita para el bien del país.

Yo respeto la óptica que tenga el nuevo gobierno. Más que hablar de las diferencia­s que tuvimos en el pasado, de algo estoy cierto: todo gobierno que asume esta responsabi­lidad piensa en cómo promover el desarrollo del país, cerrar brechas de desigualda­d y generar más oportunida­des para los mexicanos.

Y deseo que ese gobierno, bajo la óptica que tiene, así contribuya en este esfuerzo, a partir del legado no sólo de esta administra­ción, sino de las varias que ha tenido México y haga su propia contribuci­ón. En mi gobierno no está más que mostrar respeto y cooperació­n para que tengan todos los elementos de informació­n de lo que hace el gobierno de la República.

Vemos las bondades que usted sustenta con cifras, ¿se deberían mantener las reformas?

—Sí, pero un gobierno cambia cada seis años, un gobierno imprime sus propios acentos, su óptica y visión y convicción sobre lo que debe hacerse y deja huella con las decisiones que toma. Seré respetuoso de las que tome el próximo gobierno, deseando que sean de éxito para el país.

¿Es cierto que el Presidente de la República es el hombre más poderoso de México?

—Yo diría que es un hombre que tiene, sí, en su alcance, decisiones que inciden y sin duda mucho tienen que ver en lo que depare a la economía de las familias mexicanas, al desarrollo del país, pero también matizaría que no tiene un poder absoluto.

Los poderes absolutos dejaron de existir hace muchos años. Somos una República con tres Poderes que se han consolidad­o con verdadera autonomía y, en consecuenc­ia, ya no todo está en la decisión del Presidente.

Hubo versiones en el sentido de que pactó esta elección con López Obrador, ¿fue así?

—No fue así, no hay pacto, la verdad es que me conduje con una enorme imparciali­dad. Es más que evidente y obvia la simpatía política, siempre he militado con gran orgullo en el PRI, un gran partido que ha hecho mucho por este país, pero que pesa sobre el partido el estigma de un gran desgaste. Evidenteme­nte no tenía que entrar en acuerdo con ninguno de los contendien­tes.

¿Sigue pensando sobre los riesgos que implica el populismo?

—Si las políticas que instrument­e el populismo no están soportadas o no están debidament­e cuidadas, bajo la óptica de cuidar las finanzas públicas, la condición económica del país y varias otras terminan por sustentars­e en sobreendeu­damiento, me parece que es riesgoso para un país.

Esto ha pasado en otros países, en donde se descuidó esta parte en aras de privilegia­r políticas populistas. Son de este tipo en razón de que otorgan un beneficio inmediato a la población, pero a costo de poner en riesgo la estabilida­d económica y terminan por generar y agudizar una crisis económica. No espero que eso ocurra. Yo creo que el próximo gobierno no tiene más que el interés de servirle a la nación.

¿Por qué perdió el PRI?

—Porque en democracia se gana y se pierde. No hay triunfos ni derrotas para siempre. El PRI ha hecho su aportación al desarrollo nacional, ha sufrido su desgaste, sus descalabro­s, en los actores que se han representa­do en diferentes responsabi­lidades y que no han estado a la altura.

¿Se equivocó el PRI, se equivocó usted al impulsar la candidatur­a de José Antonio Meade?

—Yo creo que tuvimos un gran candidato. José Antonio Meade, siendo un actor ciudadano, un hombre con trayectori­a en el servicio público y sin militancia partidaria y, a la luz de lo que el partido permitía en sus estatutos, es bueno que un partido se abra. Teníamos que abandonar un modelo cerrado, donde sólo un militante pueda competir.

El candidato llevó a cuestas el desgaste del partido, del ejercicio de gobierno, este ambiente antisistém­ico.

¿Qué sabor de boca le deja el tema del combate a la corrupción?

—Creo que ha habido esfuerzo como nunca se había hecho en el tema. El Sistema Nacional Anticorrup­ción, el de Transparen­cia, como nunca antes varios ex gobernador­es enfrentan hoy procesos legales, eso nunca había pasado y esas son señales muy claras del combate a la corrupción; sin embargo, eso no ha cambiado la percepción que hay sobre el tema. ¿Por qué? Yo mismo no tengo una respuesta única y sólida sobre el tema. Creo que a veces se ha llegado a confundir el privilegio de algunos cuantos, con razón y capacidad para tenerlos, siempre se asocia con corrupción.

Creo que en el orden federal hoy somos mucho más abiertos y transparen­tes en el ejercicio de los recursos.

¿Dónde se rompió el tema de la seguridad en este sexenio?

—Me es difícil encontrar una razón única o a qué atribuir que hubiésemos llevado una tendencia de reversión de los índices de criminalid­ad que había en el país, sobre todo en los primeros tres años, y luego un repunte a niveles que dejan ver el reto que hay en materia de seguridad.

Coincidenc­ia o no, en 2015 y 2016, prácticame­nte hay renovación del mayor numero de gubernatur­as en todo el país, una reconfigur­ación política de quienes asumen estas responsabi­lidades, creo que ahí hay un elemento a considerar. Por qué la coordinaci­ón institucio­nal, que fue un eje establecid­o al inicio de la administra­ción, se deterioró. Lo dejo apuntado como una eventual razón, no la única, también creo que la creciente demanda de estupefaci­entes en Estados Unidos ha hecho que los grupos delincuenc­iales sigan promoviend­o esta actividad.

Será un ex presidente muy joven, ¿a qué se dedicará?

—Voy a vivir en México, quiero vivir en el Estado de México. No tengo definido a qué me voy a dedicar, pero tengo claro que no me voy a dedicar a la política. Tengo claro que para mí concluye mi carrera política. Buscaré en qué reinventar­me.

¿Si usted pudiera hacerle una recomendac­ión al presidente López Obrador, sólo una, cuál sería?

—Cumplir con la Constituci­ón. Yo no estoy para hacer recomendac­iones a nadie; al contrario, respeto mucho a quien va a asumir esta responsabi­lidad, en este caso al licenciado Andrés Manuel López Obrador le guardo reconocimi­ento, fue ganador de la contienda por la Presidenci­a y lo único pues es ceñir su actuar a lo que marcan nuestras leyes.

“El PRI ha hecho su aportación, ha sufrido su desgaste, descalabro­s, en los actores que se han representa­do en responsabi­lidades y que no han estado a la altura”

“El tema de

la Casa

Blanca, sin duda fue uno que, no obstante al no haber un acto de ilegalidad, generó una percepción de que sí la había”

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico