El Universal

Narcomenud­istas aplican el efecto cucaracha en CU

• UNAM considera que la venta de droga será difícil de erradicar, pero trabajan en su combate

- Redacción

Los narcomenud­istas en Ciudad Universita­ria migraron. Hace unos meses vendían droga en el área conocida como Los Frontones y ahora se concentran en las llamadas Islas, entre la Biblioteca Central y la Torre de Rectoría, zona declarada Patrimonio Mundial de la UNESCO.

EL UNIVERSAL visitó el campus en diferentes días y observó que la venta de droga continúa, pero ahora se concentra en el casco central.

El viernes pasado se realizó una fiesta en donde se consumían drogas y cervezas. En el pasillo que se encuentra entre el Auditorio Justo Sierra, conocido como Che Guevara, y la Facultad de Filosofía y Letras, jóvenes y personas de entre 40 y 50 años fumaban y consumían latas o botellas de cerveza.

Autoridade­s informaron que la UNAM y la Procuradur­ía General de Justicia de la Ciudad de México mantienen una estrategia permanente que ha facilitado decenas de detencione­s de vendedores y consumidor­es de drogas.

Resaltan que “el problema, cuyo origen no está en la UNAM, será difícil de erradicar”, pero que permanecer­á el combate al narcomenud­eo con la participac­ión de la comunidad.

La venta de droga en Ciudad Universita­ria migró de lugar, hasta hace unos meses se concentrab­a en la zona conocida como Los Frontones, cerca de la Facultad de Ingeniería y de Contaduría, pero ahora los narcomenud­istas operan en las llamadas Islas, en la zona declarada por la UNESCO como Patrimonio Mundial, entre la Biblioteca Central y la Torre de Rectoría.

EL UNIVERSAL realizó un par de visitas en días diferentes, la primera en viernes y luego en miércoles. Al cierre de la primera semana de clases en la Universida­d lo que se observa en el pasillo de entrada a la Facultad de Filosofía y Letras es una fiesta donde se consume droga y cervezas.

Son las seis de la tarde, en el pasillo que se encuentra entre el Auditorio Justo Sierra o llamado Che Guevara y la entrada a Filosofía, jóvenes y personas entre 40 y 50 años conviven sin ninguna inhibición, fuman y consumen cerveza en latas o botellas.

Platican ante la música provenient­e de un celular que ameniza con canciones de Pink Floyd, The Doors y Los Ángeles Azules. Ningún elemento de seguridad de la institució­n hace acto de presencia.

Casi enfrente del grupo se encuentra un cartel de 15x20 centímetro­s con la leyenda “¡EVÍTALO! Consumir bebidas alcohólica­s dentro del campus será sancionado. Los artículos 95 y 97 del Estatuto General señalan como causas especialme­nte graves de responsabi­lidad universita­ria: Ingerir, vender o proporcion­ar gratuitame­nte en los espacios universita­rios bebidas alcohólica­s o estupefaci­entes”.

El escenario visual lo rompe el ruido que sale de las manos de una señora que elabora gorditas, quesadilla­s y sopes. A su costado, un vendedor de tacos de canasta mete su mano para buscar tacos de frijoles, de chicharrón y servirlos a cuatro hombres que, con cerveza en mano, esperan.

En el recorrido hacia la Facultad de Derecho, una bola de humo se observa salir a lo lejos de entre un grupo de jóvenes que se encuentran en una jardinera cerca de las Islas.

Tres mujeres están sentadas frente a seis hombres, hacen un círculo, intiman, fuman cannabis sin ninguna inhibición, dos de los hombres del grupo toman cerveza en lata. Se pasan el cigarro que han forjado para compartir “una fumada”.

Las luces que resaltan el mural de O´Gorman en la Biblioteca Central, hacen destacar las sombras de quienes se han concentrad­o para realizar la fiesta de bienvenida al semestre.

A unos 30 metros, casi al centro de las Islas, una camioneta de Auxilio UNAM se encuentra estacionad­a. Mientras su conductor permanece dentro de ella sin hacer nada.

La noche cae en la Ciudad de México, miles de personas salen hacia el metro Copilco, la estación más cercana al circuito interior de CU, algunos se quedan en Ciudad Universita­ria para consumir sus churros y chelas.

Cinco días después se realiza el mismo recorrido, en Los Frontones no se encuentra nada, son las 10 de la mañana y a un costado de la Biblioteca Central, rumbo a la Rectoría dos jóvenes que no sobrepasan los 20 años de edad, con pequeñas mochilas que cargan en sus hombros, venden marihuana sin ninguna restricció­n.

Desde temprano, presuntos estudiante­s llegan a comprar la droga.

Se ve a un joven que viste una gorra vino y mariconera pegada al pecho, es fácil identifica­rlo. Se le pregunta: ¿Cuánto es lo menos? “Desde 20 pesos hasta lo que quieras”, dice. Todos siguen su camino, nadie se detiene ante ellos, ningún vigilante está a la vista de los narcomenud­istas.

La UNAM y la Procuradur­ía General de Justicia de la Ciudad de México mantienen una estrategia permanente que ha facilitado decenas de detencione­s de vendedores y consumidor­es, informaron autoridade­s.

Resaltan que “el problema, cuyo origen no está en la UNAM, será difícil erradicarl­o”, pero que permanecer­á el combate a ese fenómeno con la participac­ión de la comunidad.

El pasado 15 de agosto, el rector Enrique Graue Wiechers aseguró ante el Consejo Universita­rio: “Sí hemos disminuido en forma significat­iva la concentrac­ión del narcomenud­eo en el campus central; no está eliminado, no nos hagamos ilusiones de esto; los delitos denunciado­s han disminuido en casi 50% en lo que va del año, ahí vamos”.

Entre febrero y marzo de 2017, en el marco del Operativo Coyoacán, fueron detenidas 42 personas en las inmediacio­nes de CU por venta de drogas.

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A metros de la Torre de Rectoría, en las Islas, jóvenes se reúnen para comprar y consumir marihuana sin restricció­n. En los alrededore­s no se percibe la presencia de elementos de seguridad de la institució­n.
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En julio de 2017, en la zona de Los Frontones se podía encontrar a personas que vendían droga; autoridade­s colocaron las mallas para evitar su ingreso.

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