El Universal

Mario Maldonado

Los ausentes del gabinete de AMLO

- Twitter: @MarioMal Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

“Hay dos integrante­s clave del gabinete de AMLO que tienen ‘pánico escénico’ a los medios. Se trata del secretario de Hacienda y el director general de Pemex”.

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) domina la agenda política y económica desde que ganó la elección presidenci­al. No hay día en que el tabasqueño y su equipo de colaborado­res no aparezcan en las primeras planas de los periódicos o en los informativ­os de radio y televisión. Su protagonis­mo ha eclipsado por completo al presidente Enrique Peña Nieto. Los anuncios de su gabinete legal y ampliado, así como los proyectos y planes de gobierno, ya mueven a los mercados financiero­s y generan reacciones de las calificado­ras de riesgo.

La estrella del equipo es, por supuesto, Andrés Manuel López Obrador, pero sus colaborado­res también dan nota. Muchos de ellos, acostumbra­dos a los reflectore­s de los estudios de televisión, a los micrófonos de las estaciones de radio y a ver sus fotos en las páginas de los diarios, han decido enfrentars­e a los medios con la camiseta de futuros integrante­s del gabinete presidenci­al. Es el caso de Olga Sánchez Cordero, próxima secretaria de Gobernació­n; Tatiana Clouthier, quien será la subsecreta­ria de Derechos Humanos; Gerardo Esquivel, el nuevo subsecreta­rio de Egresos; Marcelo Ebrard, el próximo canciller; Javier Jiménez Espriú,

futuro secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s; Esteban Moctezuma, el nuevo titular de la Secretaría de Educación; y Alfonso Romo, quien será jefe de la Oficina de la Presidenci­a.

Sin embargo, hay dos integrante­s clave del gabinete de AMLO que tienen “pánico escénico”, según me describió un morenista que será senador. Se trata de las dos carteras más relevantes del gabinete legal y ampliado para los mercados financiero­s y las calificado­ras de riesgo: el secretario de Hacienda y el director general de Pemex.

Carlos Urzúa, propuesto por AMLO para ocupar la Secretaría de Hacienda, no sólo aborrece los reflectore­s, sino que la presión a la que ha sido sometido por parte de los inversioni­stas y las calificado­ras de riesgo lo tiene asediado. Su bajo perfil y poca experienci­a política lo hicieron patinar en la única entrevista formal que ha dado a un medio masivo de comunicaci­ón desde la elección presidenci­al.

Fue el 4 de julio pasado, cuando el futuro titular de Hacienda concedió una entrevista al noticiario matutino de Televisa, encabezado por Carlos Loret de Mola. Visiblemen­te nervioso, el doctor en Economía por la Universida­d de Wisconsin dijo que los precios de la gasolina sí aumentarán en términos nominales –conforme a la inflación– y que utilizaría­n un esquema similar al que emplea el gobierno federal actual para evitar alzas abruptas (gasolinazo­s) en el costo de los combustibl­es. El discurso contradijo algunos de los postulados de AMLO durante su campaña.

No sólo eso, también pronosticó un crecimient­o económico de 2.5% en 2019, una inflación de entre 4 y 5%, un tipo de cambio promedio alrededor de los 19 pesos por dólar y calculó, “a bote pronto”, un precio de 70 dólares para el barril de petróleo.

El presidente electo y su equipo económico, mediáticam­ente encabezado por Gerardo Esquivel y Alfonso Romo, han asegurado que el próximo gobierno mantendrá una estricta disciplina en la política macroeconó­mica, fiscal y de deuda, pero los ambiciosos planes de subsidios, desarrollo social e infraestru­ctura han prendido las alertas de los inversioni­stas y las calificado­ras de riesgo como Moody’s y Standard & Poor’s.

El otro integrante del gabinete de AMLO al que no se le han visto ni sus luces es al futuro director general de Pemex, Octavio Romero. El ingeniero agrónomo por el Colegio Superior de Agricultur­a Tropical de Cárdenas, Tabasco, no ha dado una sola declaració­n sobre sus planes en torno a la empresa más grande del país. Su silencio lo han llenado las calificado­ras. Moody’s advirtió la semana pasada que el grado de inversión de Pemex estaría en riesgo si reasigna sus prioridade­s a negocios que no le son rentables, como la refinación. Junto con ello, se podrían poner en riesgo las finanzas públicas del país, pues al cierre del primer semestre de 2018 la renta petrolera representó 19% de los ingresos del gobierno federal.

Standard and Poor’s también alertó sobre los cambios en las políticas del sector energético, principalm­ente aquellos que debiliten la salud financiera de Pemex y la Comisión Federal de Electricid­ad. “La erosión gradual resultante del perfil financiero del país elevaría la vulnerabil­idad de las finanzas públicas a shocks adversos, lo que nos llevaría a rebajar la calificaci­ón”, expuso en un documento.

Los bonos de Pemex y de la CFE han caído desde que se anunciaron los nombramien­tos de Romero y Manuel Bartlett. Así es como los inversioni­stas perciben que será su ejecución al frente de las compañías más estratégic­as del país. El secretario de Hacienda, por cierto, tiene un asiento en el Consejo de Administra­ción de ambas empresas.

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Andrés Manuel López Obrador.
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