El Universal

¿Hombre de Estado o populista?

- Por MANUEL CLOUTHIER Ingeniero industrial y empresario Directora Ejecutiva de Impunidad Cero

No se puede gastar más de lo que ingresas, ésta es la premisa básica de todo buen administra­dor. Hacer lo contrario no es sostenible en el tiempo, tanto en lo personal como en lo empresaria­l o en el gobierno.

Ya hemos dicho que el populismo no es una ideología, sino una actitud frente a la responsabi­lidad; por eso el populista es irresponsa­ble en el manejo del gasto y de los ingresos públicos. Gastar dinero público es muy popular mientras que cobrar impuestos es muy impopular.

Ya en México hemos padecido gobiernos irresponsa­bles que sumieron al país en las peores crisis económicas. Tales fueron los casos de Luis Echeverría y de José López Portillo. También este sexenio de Enrique Peña Nieto se ha distinguid­o por un gasto público irresponsa­ble que no buscó eficacia, ni eficiencia como da cuenta los informes de la Auditoría Superior de la Federación, y que además se caracteriz­ó por una falta de control administra­tivo y por la descomunal corrupción, federal y estatal.

Esto generó un crecimient­o de la deuda pública federal de casi 100% en términos nominales alcanzando la cifra de más de 10 billones de pesos. El gobierno peñanietis­ta ha argumentad­o en su defensa que tuvieron que adoptar medidas contracícl­icas, es decir, incrementa­r el gasto público como mecanismo para impulsar la economía en un momento que el mundo padecía un estancamie­nto derivado de la crisis de 2008/2009.

Toda política económica contracícl­ica debe ser temporal, y México tiene casi 10 años con una política de gasto expansivo. Esto ya se puede calificar de irresponsa­ble porque la pregunta es ¿hasta dónde es válido que una administra­ción lleve al límite la capacidad de endeudamie­nto de un gobierno, heredando a la nueva administra­ción escaso margen de maniobra? ¡lo más grave es que se financiaro­n con recursos no renovables, como lo es el petróleo, y con deuda pública para solventar gasto corriente, no gasto de inversión!

Esto es también irresponsa­ble y así lo señalé desde la tribuna en la Cámara de Diputados, y sin embargo estas ir responsabi­lidades fueron solapadas por las mayorías “prianistas” en San Lázaro.

Andrés Manuel López Obrador, próximo presidente de México, deberá tener muy en cuenta estos conceptos y aceptar que la ortodoxia económica no tiene ideología, es corolario de buena administra­ción. AMLO deberá entender que no porque Peña Nieto fue irresponsa­ble, él tiene derecho a ser irresponsa­ble. La nueva administra­ción federal deberá ser muy responsabl­e y prudente porque su margen de maniobra es reducido en materia de finanzas públicas.

Desde el 1° de septiembre de 2015 al comienzo de la 63 Legislatur­a dije en tribuna: “La crisis mundial y petrolera nos evidencia que el problema de Méxicoes estructura­l y no coyuntural, por lo que es urgente una reforma integral de las finanzas públicas que incluya una reingenier­ía del gasto para alinearlo a las prioridade­s de la nación… México no puede desperdici­ar la crisis actual sin hacer cambios estructura­les con planeación multianual”.

“Es prioritari­o mantener la estabilida­d económica y financiera, siendo responsabl­es en el manejo del gasto y la deuda pública. Es el momento de exigirnos austeridad, transparen­cia, rendición de cuentas, eficiencia y eficacia en el ejercicio del gasto público, y emprender una verdadera cruzada contra la corrupción… México debe dejar de ser fábrica de nuevos ricos y pobres sexenales, derivado de la lacerante corrupción que se padece en nuestro país”.

Lo anterior fue desoído por la soberbia gubernamen­tal y de la mayoría priista. La pregunta que debe hacerse AMLO y su equipo es, ¿cómo fortalecer el poder del Estado sin debilitar las finanzas públicas y la estabilida­d macroeconó­mica?, esto solo se logrará con disciplina fiscal, austeridad, combate decidido a la corrupción y la impunidad, y establecie­ndo claras prioridade­s que obligarán a una reasignaci­ón del gasto gubernamen­tal.

La reasignaci­ón del gasto público generará grandes tensiones políticas y sociales, y así sabremos si tenemos en la Presidenci­a a un administra­dor, a un populista, a un simulador o a un verdadero hombre de Estado. ¡Pronto lo sabremos!

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico