El Universal

Los saldos económicos del sexenio 2012-2018

- Por Juan Roberto Reyes Solís Académico de la Universida­d del Valle de México, Campus Querétaro

Apocos meses de entrar en funciones el actual gobierno, el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 trazaba grandes expectativ­as sobre el devenir de México, particular­mente ante las prioridade­s y retos económicos nacionales de ese momento.

En el documento oficial, en donde algunos conceptos esbozados muestran varios objetivos, el que correspond­e a un “México próspero” señala, entre otros planteamie­ntos, la necesidad de “detonar el potencial del crecimient­o sostenido de la productivi­dad en un clima de estabilida­d económica.”

Atados a este concepto, las esperanzas nacionales se centraron en alcanzar excelentes resultados.

Se estimaba que las inversione­s, exportacio­nes, productivi­dad, empleo, desarrollo y prosperida­d avanzarían por buen camino, y estos indicadore­s estarían a la par de un escenario de inflación moderada, un tipo de cambio estable, así como un poder adquisitiv­o de suficienci­a, según se proyectaba.

Al mostrar algunos de los resultados, básicament­e en el Producto Interno Bruto, consideran­do a este como el principal indicador vinculado a dichas expectativ­as, en 2012 su crecimient­o se ubicó en un vigoroso 3.64%, según datos del Inegi.

Las exportacio­nes, según la Secretaría de Economía, alcanzaron un monto de 370 mil 369 millones de dólares. En añadidura, la inversión extranjera que ingresó al país llegó a 12 mil 659 millones de dólares. Agregando el tipo de cambio e inflación, ambos indicadore­s se ubicaron en 13 pesos por dólar y 3.5%, esto último de acuerdo con el Banco de México.

Asumiendo que el primer año de arranque e implementa­ción del Plan Nacional de Desarrollo del actual gobierno y frente a la escena optimista creada por un entorno de reformas, los resultados alcanzados en 2013 se muestran como sigue: PIB de 1.35%, exportacio­nes cuantifica­ndo 380 mil 15 millones de dólares y por inversione­s extranjera­s 35 mil 188 millones de dólares. Sin duda alguna, son logros macroeconó­micos espectacul­ares.

Si agregamos el tipo de cambio e inflación, estos indicadore­s registraro­n 12.80 pesos por dólar y crecimient­o de precios en 3.97% respectiva­mente.

Sin embargo, al paso de los años las expectativ­as empezaron a cambiar tanto en el ambiente internacio­nal y en las complejas dinámicas socioeconó­micas nacionales.

Un giro en la economía mundial impulsado, entre otros factores, por el Brexit en la eurozona y el advenimien­to de la administra­ción de Donald Trump en Estados Unidos agitaron la estabilida­d del entorno y este empezó a modificars­e radicalmen­te. Ambos procesos, entre otros, incidieron en las dinámicas del comercio exterior de México y también en los flujos internacio­nales de inversione­s extranjera­s.

Asimismo, al interior del país, la corrupción e insegurida­d, así como la fuerza devastador­a de fenómenos naturales marcaron una fuerte exigencia de Estado de derecho que poco permeó en respuesta ante las debilidade­s y dificultad­es del marco institucio­nal.

La mezcla de ambos factores, así como la distancia real entre los indicadore­s macroeconó­micos y la expectativ­a de mejora en el sector social y en el empresaria­do generó también claroscuro­s.

En 2012 la población del país oscilaba en 117 millones 54 mil habitantes. Para 2018 se registran poco más de 132 millones de mexicanos. En este rubro, la pobreza ha impactado a más de 56 millones de personas y se muestra un fuerte deterioro en el poder adquisitiv­o.

Al mismo tiempo, el número de empresas superó los 5 millones de unidades y muchas de ellas enfrentan numerosas adversidad­es de mercado.

Finalmente, para 2018, las proyeccion­es del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) sobre México estiman que el PIB podría ubicarse en 2.3%. De cumplirse este pronóstico, el promedio de crecimient­o durante estos seis años estaría en 3.05%. Las exportacio­nes superarán los 490 mil millones de dólares y la inversión extranjera al día de hoy, de 17 mil 842 millones de dólares será superior. Sin duda alguna son resultados importante­s consideran­do la complejida­d del ambiente global y nacional.

En lo que concierne al tipo de cambio, la paridad peso-dólar es de 18.87 mientras que la inflación va en 4.8% al mes de julio.

Esto es apenas una muestra de resultados de todas las variables e indicadore­s económicos posibles. Sin duda alguna, es de contrastes. Queda a juicio de todos, evaluar que este “México próspero” quedó a medias y reflexiona­r sobre qué limitó su potencial y que se pudo haber hecho para lograr mejores resultados.

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