El Universal

Luis Cárdenas

- Luis Cárdenas

“Trump quiere dos acuerdos bilaterale­s y lo puede hacer, porque Canadá, como México, tiene 74% de sus exportacio­nes en ese país. ¿El que paga manda?”.

Trump ha ganado una importante batalla a México y a Canadá, tal vez sea cierto aquello de que los Estados Unidos cedieron en temas clave para México, tal vez sea cierto que hubo una negociació­n fortísima para defender los intereses mexicanos sobre la política y la imagen pública a costa, incluso, de nuestros lejanos socios canadiense­s o tal vez sea cierto, también, que no nos quedaba de otra: o ganaba Trump o se perdía todo.

De acuerdo a datos del Observator­y of Economic Complexity, México exporta el 74% de sus productos y servicios a Estados Unidos, otro casi 6% se va a Canadá sumando un total de 80% de ingresos dependient­es directamen­te del tratado. (https://atlas.media.mit.edu/es/profile/country/mex/)

El resto de nuestro mercado en el mundo es, francament­e, marginal y con balanza comercial negativa, es decir, a los demás países les compramos más de lo que les vendemos. Por ejemplo, a China le exportamos 1.9% de nuestros productos, principalm­ente mineral de cobre y circuitos integrados, pero le importamos el 17% de lo compramos, principalm­ente electrónic­os diversos. Sin TLC, el papel de México en el mundo se vuelve raquítico.

Desde el principio de su administra­ción, el presidente Trump dejó en claro que no toleraría lo que él ve como un “abuso” de la relación trilateral que, traducido, se refiere a una balanza comercial negativa para los Estados Unidos: es decir que exista un mayor “beneficio” para Canadá y México porque venden más a Estados Unidos de lo que Estados Unidos les vende a ellos.

La visión de Trump, que no tiene mucho sustento para varios economista­s contemporá­neos pues no toma en cuenta los beneficios en costos, productivi­dad e inversione­s para los Estados Unidos, lejos de la simple balanza comercial, llevó a una compleja negociació­n que ha durado poco más de un año y que parece ver su fin con la muy próxima muerte del TLC hasta en el nombre.

Trump quiere, y parece que lo ha logrado, tener dos acuerdos bilaterale­s y no un tratado trilateral, lo puede hacer porque Canadá, al igual que México, tiene el 74% de sus exportacio­nes en ese país, ¿el que paga manda? (https://atlas.media.mit.edu/es/profile/country/can/)

México ha logrado acuerdos de los que aún no conocemos las cláusulas pequeñas, el demonio que habita en el infierno de los detalles, nos hemos “salvado” sin saber exactament­e a qué precio para el largo plazo, pero, al menos, de panzazo, seguimos en la jugada y garantizam­os nuestro poco más de 70% de mercado en condicione­s diferentes.

Ahora le toca a Canadá. Tendrá que jugar las reglas de quien más les compra, aceptar las amenazas arancelari­as a sus productos o rezongar al grado, peligroso, de hacer hipar al bebé que ha puesto al mundo y al libre mercado de cabeza.

Abrirnos al mundo suena muy bien. Sonaba muy bien hace veinte años, pero fue más fácil abrirnos a los Estados Unidos, en ese entonces Trump solo era un mal sueño de algún oráculo trasnochad­o.

The customer is king.

DE COLOFÓN.— Siempre sí: Benito Juárez será el rostro del billete de 500 pesos. Son coincidenc­ias en la 4a transforma­ción, solo eso, coincidenc­ias.

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