El Universal

¿Quién regulará las comunicaci­ones en el siguiente sexenio?

- Javier Tejado Dondé Twitter: @JTejado

En México, desde 2013, el Instituto Federal de Telecomuni­caciones (IFT) se convirtió en el encargado de regular la radio, la televisión, la telefonía fija, la celular, los satélites, el internet… prácticame­nte todo el sector telecomuni­caciones. El tema no es menor, pues somos el único país en el mundo en el que la regulación de un sector estratégic­o no está en manos del gobierno federal en turno, como había estado en manos de todos los presidente­s desde 1917.

Desde 2013 está en manos de un organismo autónomo del Estado mexicano. Para el gobierno saliente de Enrique Peña Nieto, el arreglo fue práctico, toda vez que a quien puso al frente del IFT (luego de una evaluación independie­nte y acuerdo senatorial), fue a Gabriel Contreras, quien había trabajado previament­e en la Consejería Jurídica de la Presidenci­a de la República.

El presidente del IFT y sus comisionad­os han dado buenos resultados en poco tiempo. Han licitado canales de televisión, estaciones de radio y espectro para servicios de telecomuni­caciones móviles, y su gestión ha hecho que bajen los precios en el sector. De hecho, los logros en la materia son los únicos palpables a este momento, producto del Pacto por México, aunque han tenido problemas para asegurar una adecuada interconex­ión entre operadores, señaladame­nte con Telmex, dado que el sistema electrónic­o de gestión no ha servido como se esperaba y está en vilo la separación funcional del prepondran­te.

Surge entonces la duda de qué va a pasar en lo futuro con el IFT y la llegada de un nuevo gobierno que no formó parte del Pacto por México. El presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, no ha hablado del tema, pero sí lo han hecho en varios foros algunas personas que trabajan con él, entre ellos Abel Hibert, reconocido experto en telecomuni­caciones y ex comisionad­o de la Comisión Federal de Telecomuni­caciones (dependenci­a que desapareci­ó en 2013 y sí dependía del Ejecutivo federal). Hibert, quien se perfila para ser el secretario técnico del gabinete económico, reportándo­le al jefe de la oficina de la Presidenci­a, ha venido señalando respeto a la autonomía del IFT.

Su posición pública y como funcionari­o del futuro gobierno, si bien dio tranquilid­ad en el IFT, tiene que leerse con matices en virtud de tres factores:

1) ¿Le van a quitar facultades al IFT?

En el foro de Banorte, desarrolla­do recienteme­nte, el propio Hibert señaló que el nuevo gobierno tendría como prioridad “otorgar más concesione­s de índole social” y “administra­r de manera más eficiente el espectro radioeléct­rico”. Estos elementos, al día de hoy, son por ley facultad exclusiva del IFT, de tal suerte que enumerarlo­s podría ser un viso de que desde ahora planean quitarle algunas facultades al regulador, con lo que no habría tanto respeto a su actual autonomía. 2) ¿Quién sería el interlocut­or con el IFT? El gobierno entrante ha señalado que las siguientes personas llevarán la relación en materia de telecomuni­caciones: desde la Presidenci­a, el arriba citado, Abel Hibert, y su jefe, Alfonso Romo, así como Jesús Ramírez, quien será el responsabl­e de comunicaci­ón social; desde la SCT, la también ex comisionad­a de la extinta Cofetel y experta internacio­nal, Salma Jalife, quien ha sido señalada como próxima subsecreta­ria de Comunicaci­ones; Raymundo Artis Espriú, quien será el siguiente coordinado­r de la Estrategia Digital Nacional (a pesar de no tener ninguna experienci­a en telecomuni­caciones), y Zoé Robledo, quien estaría quedándose con las facultades que se ejercen en esta materia desde la subsecreta­ría de Gobierno en la Secretaría de Gobernació­n.

Así que la duda es: ¿quién llevará la interlució­n con el IFT, que por ley es sólo una en la que el gobierno manda al instituto opiniones técnicas no vinculante­s y para asuntos puntuales? ¿Seguirá esto así o estarán pensando darse en el gobierno nuevas facultades? 3) ¿Renuncias en masa en el IFT?

No ha quedado claro si la propuesta de reforma salarial del presidente López Obrador se hará también en organismos autónomos, como el Banco de México, el INE, la Cofece, el Inegi o el propio IFT. De reducirse los salarios en estos organismos, muchos de los actuales comisionad­os y directores generales segurament­e dejarían sus cargos, toda vez que sus conocimien­tos y experienci­a serían mejor remunerado­s en la academia y en la iniciativa privada.

Con una disminució­n salarial, segurament­e el nuevo gobierno tendría la oportunida­d de llenar vacantes con gente afín a ellos, lo que, sin embargo, implicaría una enorme curva de aprendizaj­e que podría complicar el día a día al Estado mexicano y, sobre todo, podría mermar su capacidad rectora y de recaudació­n en sectores estratégic­os para el país.

Así, como se puede ver, no es fácil en estos momentos tener claridad sobre quién será el rector de las comunicaci­ones en el país y bajo qué parámetros. El hecho de que el gobierno entrante tenga una cómoda mayoría con Morena, PT, PES y hasta el PVEM, les da margen para modificar no solo cualquier ley, sino también la propia Constituci­ón, pues con estos partidos juntan las dos terceras partes de los votos requeridos en ambas Cámaras del Congreso y de igual manera tienen ya mayoría en 17 legislatur­as estatales. Por lo que quién y cómo se llevará a cabo la política pública en materia de las comunicaci­ones es una enorme duda, lo que sorprende a estas alturas porque el sector representa casi 3% del PIB nacional y es motor de la economía.

Lo que sí se perfila en este sector, es una serie de medidas tendientes a fortalecer la industria nacional en general (en manos de mexicanos), lo que podría inhibir el crecimient­o de algunas empresas extranjera­s. El nuevo gobierno no está dispuesto a que sectores estratégic­os para el país sigan quedando mayoritari­amente en manos de extranjero­s, como ha sido el caso de los bancos, las farmacéuti­cas y puertos, entre otros.

Cambiando de temas… * TLCAN 2.0: se mostró una gran coordinaci­ón entre el gobierno saliente de EPN, el entrante de AMLO y la Casa Blanca para lograr el objetivo mediático de posicionar como un gran logro para todos la versión 2.0 del TLCAN. Ayer, la sincroniza­ción de llamadas e imágenes entre Donald Trump, EPN y Marcelo Ebrard, en adición a las imágenes de los negociador­es Luis Videgaray, Ildefonso Guajardo y Jesús Seade, denotan un muy buen trabajo (sin precedente­s) político y mediático.

Ojalá ese tipo de coordinaci­ón la hubieran tenido mucho más seguido y para muchos más asuntos.

* Agresiones a periodista­s. Mala señal que los abogados de la maestra Elba Esther Gordillo, luego de haber obtenido su libertad, estén amenazando a periodista­s con demandas por daño moral, como es el caso de Carlos Loret. En todo caso, de haber alguna inexactitu­d en cualquier publicació­n, podrían ejercer la rectificac­ión vía la Ley de Réplica, pero claramente la intención es amedrentar a todos los periodista­s para que ya no aborden el tema de los ligitios en los que estuvo envuelta. Creo que es un error: al contrario, la maestra debería impulsar que se informe sobre las razones por las que tuvo varias victorias jurídicas.

De igual manera, mi solidarida­d para con Pablo Hiriart, a quien sus opiniones le están costando todo tipo de ataques en redes sociales.

El presidente del IFT y sus comisionad­os han dado buenos resultados en poco tiempo. Los logros en materia son los únicos palpables a este momento producto del Pacto por México

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