El pliego petitorio de Tuca
Ricardo Ferretti no quiere ser sólo interino. Sabe que es tiempo de tomar el control total de la Selección Nacional Mexicana. Si en verdad, la Femexfut considera que el segundo entrenador más ganador de la historia del futbol mexicano está para ser un bombero y cumplir compromisos comerciales, está rotundamente equivocada.
Tuca debe quedarse, hacer un plan de trabajo que cumpla con los estándares exitosos de su vasta experiencia en la Liga MX. Si no logran convencer a Ferretti de su permanencia hasta el próximo Mundial, será un fracaso la negociación que han llevado a cabo desde hace varias semanas.
Simple. La Selección Mexicana necesita una renovación absoluta. Si no fuera a quedarse Ferretti para los próximos años, por qué decir públicamente que convocará a jóvenes para tener un proceso hasta el Mundial Qatar 2022, reconociendo que su lista para los amistosos contra Uruguay y Estados Unidos, del 7 y 11 de septiembre, respectivamente, está diseñada para tal efecto.
No es necesario que deje a Tigres. Ricardo Ferretti puede estar en los dos lados y cosechar éxitos en ambos sitios. Con el club norteño, le cubren la retaguardia dos institucionales, como Hugo Hernández y —sobre todo— Miguel Mejía Barón, como él mismo reconoció antes de viajar a la Ciudad de México para platicar con los federativos.
Un equipo como la Selección, que juega cinco partidos anuales por decreto, debido al convenio con la empresa Soccer United Marketing (SUM), más la Copa Oro cada dos años y la eliminatoria para la Copa del Mundo, se puede dar el lujo de tener un entrenador que cumpla con dos labores simultáneas. No sería conflicto de intereses; de hecho, en sus 27 años como entrenador —de manera ininterrumpida y sin que lo hayan despedido jamás— es seguramente el hombre que más conoce del futbol mexicano en todos sus niveles.
Niveles donde debemos incluir a jugadores, por supuesto, pero también a directivos, entorno, necesidades, vicios, errores, virtudes. Por eso, Ferretti debe ejercer esa experiencia desde ya. No permitir que nadie se meta en sus convocatorias, elegir a los rivales (aunque sean partidos organizados por SUM) y tener autonomía plena en el manejo del equipo, sin que le impongan a motivadores o amigos de los ejecutivos del futbol.
La nueva dirigencia del futbol mexicano acertó en la contratación de Ferretti; ahora, su labor es extender ese vínculo hasta el Mundial de United 2026.
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