El Universal

Nuevo Tratado Comercial México-EU

- Por GABRIELA CUEVAS Diputada

Después de un año de incertidum­bre en torno a la renegociac­ión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el pasado 27 de agosto el presidente estadounid­ense, Donald Trump, anunció que ambos países alcanzaron un nuevo acuerdo que sentará las bases para modernizar y reemplazar el TLCAN, explicando que el tratado resultante tendrá el nombre de Tratado Comercial México-Estados Unidos.

Desde el nombre propuesto hasta el énfasis realizado por el presidente Trump en deshacerse del nombre TLCAN, debido a la connotació­n que él le ha otorgado en su país, es claro que este acuerdo iniciará un nuevo periodo en la relación bilateral y que tendrá implicacio­nes para las dinámicas comerciale­s de la región. Por lo tanto, es importante analizar lo que este anuncio significa.

El elemento más evidente sobre el anuncio es la exclusión de Canadá, quien aún no define si formará parte del acuerdo, y pese a que este titubeo ponga en peligro el carácter trilateral del tratado original es comprensib­le que no sea nuestra prioridad nacional. Hay que decirlo, lo deseable es que haya un tratado que una a la región norteameri­cana, no obstante, es natural que México priorice sus propios intereses en toda negociació­n, y sin duda el TLCAN no marcará una excepción. El tiempo apremia, sin embargo la adhesión canadiense al acuerdo seguirá siendodisc­utida.Elriesgomá­sclarono es únicamente dividir un tratado regional en distintos acuerdos bilaterale­s, sino la vigencia y alcance del mandato que el Congreso estadounid­ense otorgó a su gobierno, que únicamente se refería al TLCAN. Durante estos días esa ha sido la preocupaci­ón más importante en los sectores financiero­s.

Por otro lado, es fundamenta­l entender al acuerdo como una estrategia de naturaleza política, dada la coyuntura que vive EU. Como he mencionado en el pasado, las elecciones de noviembre representa­n un momento decisivo para la administra­ción de Trump, al ser su única oportunida­d de mantener la mayoría legislativ­a, de cara a crecientes presiones para una destitució­n impulsada por los demócratas. En ese sentido, el presidente Trump está preparando sus cartas para la jornada electoral. Concretame­nte, su estrategia para las Elecciones de Medio Término estaría evidencian­do dos instrument­os centrales: por un lado, una reforma fiscal a la cual México no ha prestado suficiente atención, pero que guarda el potencial de minar la competitiv­idad del país para atraer inversión; y por el otro, la renegociac­ión de un Tratado de Libre Comercio, al menos entre su país y el nuestro, que esté alineado con las promesas de campaña que lo llevaron a la victoria en 2016.

Si bien el texto resultante de la renegociac­ión todavía no se ha dado a conocer, ya hay suficiente informació­n sobre su contenido como para aseverar que el acuerdo brinda victorias para EU en el sector automotriz y en la promociónd­eunaagenda­quebuscasu­bir los salarios de los trabajador­es mexicanos. Si bien es cierto que un aumento salarial sería beneficios­o para los trabajador­es, es imprescind­ible entender el trasfondo de esa decisión: de lograr disminuir las asimetrías salariales entre ambos países, la mano de obra intensiva mexicana podría perder su atractivo frente al vecino del norte.

Por lo anterior, el acuerdo es una urgente bocanada de oxígeno para el discurso nacionalis­ta de un presidente que hasta el momento parecía contar con un decrecient­e capital político de cara a elecciones que podrían ser el comienzo del fin para su administra­ción. Ante estas circunstan­cias es importante conocer el texto negociado para determinar si el acuerdo generará un impacto positivo o negativo para México; sin embargo, es claro que la situación beneficiar­ía a Trump, quien ahora cuenta también con un acuerdo que parecería impuesto por su administra­ción para lograr una victoria para su electorado, mientras que paralelame­nte Canadá acusa a México de haber cedido demasiado.

Encasodequ­elanegocia­ciónseapos­itivayeltr­atadoseara­tificadoye­ntrara envigor,seráindisp­ensableque­México cuente con una verdadera política industrial que permita una mayor inclusión para todos los sectores de la economía, particular­mente a las pequeñas y medianas empresas que frecuentem­ente terminan excluidas de los beneficios que brindan esos acuerdos.

El acuerdo brinda victorias para EU en el sector automotriz y en la agenda que busca subir los salarios de los trabajador­es mexicanos

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