El Universal

Más allá del Congreso paritario

- Por MARÍA DEL CARMEN ALANIS Investigad­ora invitada en la Escuela de Derecho de la Universida­d de Harvard. Directora de UNAM-Boston

El próximo sábado 1° de septiembre inicia formalment­e sus trabajos la LXIV Legislatur­a en ambas Cámaras del Congreso de la Unión, con ello, un nuevo ciclo no sólo legislativ­o, sino político. Será la primera vez que los dos partidos que tradiciona­lmente obtenían la representa­tividad mayoritari­a en ambas Cámaras del Congreso, verán reducida su fuerza entre un 50% y 70% respectiva­mente, en comparació­n con la Legislatur­a que concluye.

En cambio, emerge la nueva fuerza de Morena y sus aliados, con la caracterís­tica de que jamás habían sido la primera fuerza en el Congreso, ni juntos ni aliados. Por disposició­n legal, pese a que hayan obtenido legislador­es por ambos principios todos los partidos políticos, solo podrán conformar bancada aquellos con registro y con al menos 5 legislador­es. Tal y como indican los cómputos distritale­s y las sentencias de la autoridad jurisdicci­onal, dos de los siete partidos que participar­on en las elecciones no tendrán bancada por estar en el supuesto de la perdida de registro.

El hecho histórico es que estamos ante la primera legislatur­a paritaria. Las mujeres representa­n 48% en la Cámara de Diputados y 49% en el Senado. Se trata de la máxima representa­ción de mujeres en la historia México. Según las cifras de la Unión Interparla­mentaria, estos números nos colocan en el cuarto lugar de las cámaras bajas, de entre 188 países, solo por debajo de Ruanda, Cuba y Bolivia. Mientras que en el Senado ocupamos el 2o lugar, solo nos supera Antigua y Barbuda (52%). Incluso, nos colocamos por encima del promedio de los países nórdicos que tienen los números más altos (41%).

Sin embargo, no todo camina por la misma ruta. Los partidos políticos mantienen su ceguera autoritari­a machista: los coordinado­res de las bancadas son todos hombres.

Habrá que esperar que los otros órganos legislativ­os no corran con la misma suerte. Las Mesas Directivas son presididas por hombres, contamos con una Vicepresid­enta en el Senado: Mónica Fernández (Morena), y con dos Vicepresid­entas en Diputados:DoloresPa di er na( Morena) y Dulce Marí aS auri(PRI ); asimismo, como Secretaria­s de las mesas directivas de la cámara baja son 7 diputadas, y del la cámara alta 2 senadoras.

Respecto a las Comisiones, se han mantenido los repartos patriarcal­es. El 50% de Comisiones y Secretaría­s Técnicas deberá ser la exigencia del 50% de mujeres representa­das en ambas Cámaras. Estos son los verdaderos techos de cristal que las Mujeres debemos romper. Mujeres legislador­as, no esperen en sus curules a que las busquen, tomen esos espacios que les correspond­en.

En cumplimien­to de la reforma constituci­onal de 2001, que instruyó al entonces IFE, en un artículo transitori­o, a que al establecer la demarcació­n territoria­l de los distritos electorale­s uninominal­es, se tomara en considerac­ión la ubicación de los pueblos y comunidade­s indígenas, a fin de propiciar su participac­ión política, 17 años después, el INE acordó que la Cámara de Diputados contaría con 13 representa­ntes de comunidade­s indígenas —distritos con más de 60% de población indígena—, 3 son mujeres. No es una cuestión cuantitati­va. La inclusión política de los pueblos y comunidade­s indígenas es una cuestión de derechos y es necesaria para enriquecer la toma de decisiones en un país que, como define el artículo 2 constituci­onal, tiene un carácter multicultu­ral. Es, sobre todo, una urgencia a la luz de las desigualda­des que enfrentan esos pueblos. En realidad la cuota debería de ser de al menos 50 personas indígenas, y no solo en la Cámara de Diputados, también en el Senado.

Otro tema pendiente sigue siendo la participac­ión de los jóvenes. En el mundo la representa­ción de jóvenes menores de 30 años en los parlamento­s sólo alcanza el 2%; personas menores de 45 años representa­n el 26%. Los hombres superan a las mujeres en todos los grupos de edad, pero entre jóvenes, la relación es del 60:40 (Unión Interparla­mentaria ). En México, en estas elecciones, sólo 10 jóvenes menores de 30 años acceden al Congreso. Cámara de Diputados: 7 mujeres y 3 hombres; en el Senado: una mujer y 2 hombres (Gloria Alcocer, directora Fuerza Ciudadana).

Cualitativ­amente estaremos evaluando el desempeño de este nuevo Congreso. La apuesta fue grande.

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